Era domingo, Mateo estaba en su casa viendo una película junto a su hermano menor, aunque tenía que admitir que eso solamente lo aburría más y le daba ganas de dormir hasta que sea Lunes.
Soltó un suspiro, quería ver al chico de ojos bonitos, escuchar esa voz tan bonita, quería ver sus ojitos ilusionados cuando le daba una flor o verlo tan consentrado cuando dibujaba.
–¡Oye! –se quejo mientras acariciaba donde lo habían pegado–. ¿Por que fue eso?
–Por que estas idiotizado ¿quién es la persona que te roba suspiros? –pregunto su hermano ladeando la cabeza.
–Jaxon, aún eres muy chico para hablar de dos –ladeo la cabeza mirando a su hermano.
–Solo soy dos años menor que tu y para que lo sepas, ya tengo pareja, por ende tengo más experiencia que tu en estas cosas –sonrió orgulloso.
–Vaya... Mi hermano tiene pareja y yo apenas soy amigo del chico que me gusta –parpadeo.
–Dile tus sentimientos, no entiendo por que tanto royo –ladeo la cabeza mientras comía frituras.
–No es tan fácil –suspira y se recosto en el sofá–. ¿Que tal si me rechaza? –mumuro en voz baja.
–Bueno, eres Mateo. Un chico torpe, pero que no se rinde a la primera, si te rechazan tu seguirás intentando hasta conseguir que se enamore de ti, así eres tú –le sonrió a su hermano.
–Tengo al mejor hermano del mundo –con los ojos iluminados, abrazo al más pequeño.
Su hermano pequeño era bueno dándole ánimos a alguien, por eso le tenía mucho cariño, él era el único que siempre estaba con el cuando lo necesitaba, no tenía dudas, tiene a la mejor familia de todas.
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