No quería levantarme. Era tan molesto tener que ir a ese campamento ¡No quiero! Quiero dormir, es todo lo que pido. Un minuto más, sin embargo no me moví de la cómoda y rica cama ¡Era tan épico y sabroso dormir! Que quería quedarme así para siempre. En cuestión de segundos siento que el colchón es lanzado al suelo, doy un grito malhumorado y al darme cuenta estaba en el suelo, con la babeada almohada encima de mi cara ¡Qué molesto! Lancé el colchón de vuelta a la cama para dirigirme a mi mamá. Antes de poder hablar me interrumpió.
- ¡Nobuyuki-kun! Perro sinvergüenza ¡Levántate que tienes que ir al campamento!- gritó fúrica mi mamá- ¡Ya es hora que hagas algo y dejes de ser una bacteria que solo duerme!- veo la hora para darme cuenta de que...
- ¡Por dios son las 5 de la mañana!- Grité enojado. Me saca de quicio que me estén levantando a la fuerza, y para colmo tan temprano, pero creo que no tengo opción, soy un flojo sinvergüenza al final, es hora de hacer algo.
- Que te vayas bañando de una porque será un largo recorrido- Me recordó mi madre.
Quería seguir durmiendo. Me parece injusto que me hagan esto de un modo tan cruel y sin piedad, frunzo el ceño, suelto un gruñido y con esa última me voy al baño.
No; no soy tan amargado, pero esto es producto de que me levanten temprano. Tengo derechos, tengo que ejercerlos, entonces recuerdo esa frase tan transcurrida por mamá "No reclames derechos si no cumples tus deberes" Volteo los ojos ante aquel pensamiento. Aunque era verdad, me molesta y punto.
Voy pensando más y más mientras me sumerjo en la tina relajando cada parte de mi cuerpo, restregando mi cuerpo con agua y jabón líquido. No quiero ir, pero no tengo más remedio que hacerlo.
Al salir me dirijo a mi cuarto, donde me observo en el espejo detenidamente. Soy Kou Nobuyuki. Tengo 16 años, estudio el último año de la secundaria, soy un chico amigable, tímido, de esos que se enrojecen. De los pocos... Soy súper adorable según mi mamá aunque eso suele darme vergüenza a decir verdad. Con respecto a mi cuerpo mido 1.50, dicen que es el tamaño de una chica pero estoy bien con mi tamaño, quizás al crecer crezca más. Esto fue porque no me gustaba comer bien y porque soy ocho mesino. Es decir nací a los 8 meses del embarazo de mi mamá. Mis rasgos físicos son pequeños por lo mismo. Lo único son mis ojos que son grandes color verde, mi cabello es espelucado como una mezcla de negro y morado, mi nariz es pequeña, mis labios son delgados del mismo color de mi piel- Márfil- Por lo cual es difícil verlos de lejos. Mi nariz es corta, mi cara tiene forma de diamante, mi cuerpo es súper delgado, tengo ligera musculatura, pero como soy demasiado delgado esta también lo es. Es decir mi cuerpo está trabajado pero aún con músculos sigo siendo un palillo, sin embargo este soy yo. Puedo estar feliz con mi físico y mi forma de ser. Porque si hablamos del tamaño de cierta parte ¡Jojojo! Tengo para presumir. Pero no soy ese tipo de persona así que simplemente soy feliz como soy.
Me quito la toalla para secarme con esta, me coloco una franelilla que mezclo con un suéter negro, unas bermudas y unas converse. Las combino con un sombrero playero, me dirijo a hacer la maleta, luego me detengo a ver las cosas de mi cuarto para decidir cuáles meteré en la maleta. Que es un bolso deportivo grande, negro, de marca puma. Tengo que meter ropa según el número de días que vaya...
- ¡Mamá!- Grito esperanzado de que me escuchara- ¿Cuántos días son?- Creo que son 10 o algo así. Me gustaría que solo fuesen 5, desde hoy Lunes hasta el Viernes. Me dan pereza esas salidas tan largas.
- ¡Siete!- ¿Siete? Al menos no son 10... Tengo que agradecer eso- ¡Y no te quejes bastardo flojo que tienes que salir a vivir la vida de vez en cuando!- Gruñó.
- ¡No me estaba quejando! - Gruñí. Ella se quedó callada.
Meto 7 franelillas, 4 camisas normales, 4 de manga larga donde una es casual, otra deportiva y otra para vestir elegante, 7 bermudas, 7 shorts, 7 interiores, un pantalón y zapatos elegantes, con zapatos deportivos, botas, un cepillo dental con una crema dental, shampoo, un jabón, una toalla, mi celular sin el que no podría sobrevivir, una cónsola, meto las sandalias de bañarse, las de andar en la casa... Voy metiendo muchísimas cosas.
Bajo a la nevera, tomo los dulces que anoche compré para llevármelos al campamento. Supongo que debe haber dónde comprar pero debe ser carísimo. Así que preferí comprar los económicos. Al terminar de empacar tomo algunos dulces y todo con la maleta, la cierro. Comienzo a desayunar dos sandwiches con queso rayado.
Una vez que termino, nos vamos a la ford de mamá. Ella la enciende y comenzamos a recorrer el largo camino. Sí, un largo y angosto camino. Duramos horas y horas recorriendo, comienzo a observar el rural recorrido que llevábamos, todo el monte y la tierra que nos rodeaba en la autopista. Ahora voy a ir a un campamento que no tengo ni idea de dónde será, donde no sé qué será de mi vida. Donde... Simplemente estoy desorientado sin saber nada. Siento que muchas cosas de mi vida van a cambiar a partir de ahora.
Me río ante aquella cliché frase, todo el mundo llega a ese momento donde siente que su vida cambiará, pero a todos les pasa que cambiará para mal. En mi caso no, yo siento más bien que habrá algo grandioso allí, algo de lo que jamás querré separarme.
- ¿Qué pasa Nobuyuki?- pregunta mamá.
- ¡Kou!- Exclamé- Dime Kou por favor.
- Solo dime qué tienes mocoso malagradecido, Kou Nobuyuki- Gruñó en el acto.
- Pensaba... Eso es todo. Pensaba muchas cosas, ¿Cómo me va a ir en aquel campamento? ¿Seré bien recibido? ¿Habrá algo que me hará querer quedarme por más tiempo? ¿Seré aunque sea un poco querido? ¿No seré humillado por equis cosa que haga mal por algún superior? ¿Me irá bien? ¿La pasaré bien?- Mamá sonrió ante aquella parte sensible de mí. Sí, dije que yo no soy un gruñón. Yo soy un buen chico. Solo que estaba de mal humor porque me habían despertado.
Mamá acarició mi cabello haciéndome enrojecer en el acto.
- Todo estará bien; Kou-san- Sonrió siendo cariñosa- Solo sé así de lindo y adorable, no seas gruñón. Así no te irá mal... Mi bebé- Aquellas palabras fueron tan especiales y tiernas, lo que más me sorprendía era que pudiera ser así de tierna acariciádome la cabeza con una mano y con la otra conduciendo, mirando al frente.
No sé qué haría sin ella. Es la que me ha soportado tanto tiempo, contaré un poco de mi historia.
Papá se fue al ejército para darnos más dinero y así fue. Pero él murió en una guerra, Mamá dijo que estaba bien, que papá se había ido a pelear desde el cielo por nuestro país. Creo que es la mejor manera que tuvo de hacerme afrontar la muerte de un ser querido. Desde luego mamá siempre batalló por mí. Siempre fui de malas notas, nunca me quedaron materias pero mis notas son bajas. La hice enojar muchas veces, incluso ¿Qué no me llegó a quitar? ¿Cuántas veces no me regañó por eso? Pero se lo agradezco en parte. Porque últimamente pude subir mi promedio a 15,8... Para lo que me falta para terminar bachillertato supongo que podré subirlo a 16 si me esfuerzo. Aunque sigo siendo flojo y sinvergüenza. Aunque ahorita ando de vacaciones pero bueno... Ella siempre me dio el amor que necesité, gracias a Dios. En honor a papá no me iré a la milicia porque mamá no quiere que vaya a morir también en una guerra, pero seré profesor de premilitar. Con eso creo que seré feliz. Quiero instruir a personas en el mundo militar. Mamá está bien con eso. Y yo igual.
¿Cómo era aquel lugar? Bosque. Era un enorme bosque, había muchos chicos por todos lados. Ni una chica por conquistar, eso sí que era lamentable. Quería conquistar alguna chica... Aquí era ese punto, me tocaba despedirme de mamá ¡Ajá! La gran cosa, no la vería sólo en 7 días. Pero no sé... Nunca fueron fáciles para mí las despedidas.
- Hijo. dijo acariciando mi cabello melancólica- Disfruta el campamento... Has que tus siete días aquí... Sean inolvidables...
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