Morir mientras abrazas a la persona que más quieres, es quizás la forma más bella de hacerlo. Eso fue lo que pensé antes de escuchar un extraño ruido lo que hizo que abriera los ojos sólo para ver como el monstruo que solía ser Liz se desplomaba sobre el piso donde comenzó a deshacerse dejando sólo un charco de sangre y órganos, como si se tratara del vomito de alguna criatura. Era una vista repulsiva y no podía evitar querer vomitar, pero traté de mantenerme firme porque Dan aún se mantenía en un estado de shock. Me quedé viendo a su cuerpo y pude ver cómo dónde las vendas estaban, estas estaban llenas de sangre, y las manchas se iban haciendo cada vez más grande. Debía hacer algo para evitar el sangrado así que me levanté lentamente del piso para poder ver si había algo en la habitación para curar sus heridas, pero antes de que pudiera levantarme por completo sentí como la mano de Dan me detenía, entrelazando sus dedos con mi mano, voltee a verlo sólo para observar su rostro lleno de lágrimas.
—Ya… Yazír…—lo escuché decir con una voz temblorosa—. Liz… Liz… es… está…— su voz comenzaba a quebrarse por los sollozos—. Liz…
Me arrodillé nuevamente y sin pensarlo demasiado le di un abrazo. No me detuve a pensar en lo que estaba haciendo, solamente quería encontrar un modo para tranquilizarlo. No quería verlo llorar, no quería que sufriera, pero yo no sabía qué hacer para aliviar su dolor en este momento, pero si mi abrazo podía servir de algo, eso me haría feliz.
—Lo sé…—. No entendía cómo reaccionar ante esta situación tan extraña, no podía entender nada de lo que estaba sucediendo, pero debía ser fuerte, debía ser su apoyo. De repente comencé a sentir como sus lágrimas caían sobre el hombro donde tenía posada su cabeza—. Vamos—. Lo animé a levantarse, sin separarme de él le ofrecí mi mano—. Vayamos a tratar tus heridas.
Poco a poco lo fui levantando, podía ver reflejado en su rostro un inmenso dolor físico, pero creo que el dolor emocional para él era aún más fuerte que otro. No puedo hacer mucho, pero puedo ofrecerle mi hombro para llorar y con esta mano te guiaré, mientras me lo permitas te protegeré.
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