Las posibilidades de encontrarlas era nula, incluso las posibilidades de que alguien más hubiese sobrevivido a tal desastre eran imposibles de considerar; pero Mirai parecía demasiado convencida de que hubo, no uno sino varios, sobrevivientes. Unos minutos antes del reencuentro con Dobertio y las demás, la misma Devontar se preguntaba a si misma si Mirai sabía algo más de lo que ocurría, incluso si sabía de aquella tragedia antes de que esta ocurriese. Cerrando sus ojos, Devontar, dejó de hacerse preguntas sin sentido en ese momento. Si Mirai lo supo, o si sabía lo que ocurriría poco importaba ahora, solo importaba el buscar y salvar a los demás sobrevivientes que pudiese haber por los restos de lo que alguna vez fue su hogar.
La lava estaba dejando de correr y los incendios continuaron mas allá de lo que su propia vista podía llegar. Era inútil el considerar siquiera quedarse allí cuando todo acabase. El Valle era tierra muerta y eso hasta una Yuki que nunca dejó su hogar en toda su vida lo podía saber o adivinar. Mirando a la distancia, Mirai, reconoció las imágenes de su pesadilla, ellas estaban destinadas a buscar la tierra sagrada; pero debían de darse prisa porque otras amenazas además del fuego y la lava volcánica aguardaban en su travesía.
- ¿Qué haremos ahora Profetiza?- le preguntó Devontar intentando no quebrarse delante de ella
- Buscar a las demás- le respondió Mirai
- ¡¿Demás?!- preguntó sorprendida Dokai- ¡¿hubo sobrevivientes?!
- Quizás- le contestó Mirai sin siquiera mirarla- posiblemente unas cuantas; pero el poder alcanzarlas a todas es inútil y peligroso en este momento. Solo nos queda buscar a quienes estén más cerca de nosotras
- ¿Y quienes serian?- inquirió Devontar sintiéndose demasiado dolida como para poder continuar con semejante búsqueda
- No lo sé; pero creo que lo averiguaremos si nos ponemos en marcha en lugar de continuar haciendo preguntas- afirmó Mirai dándose vuelta emprendiendo camino, Devontar y Dokai la siguieron con la ilusión de poder encontrar más sobrevivientes
Tras unos minutos de búsqueda lograron su cometido.
Estaban todas reunidas una vez más, eran ocho elegidas por los Colores Primordiales para iniciar un viaje muy importante, uno que Mirai debía de explicar cuanto antes; pero primero dejaría que las sobrevivientes disfrutasen de su compañía por unos minutos más.
- Por favor muchachas- les pidió Mirai con un tono amoroso interrumpiendo la emotiva reunión- necesito que me oigan solo un minuto, es importante
Los siete Yukis callaron y se acercaron a Mirai dispuestas a oír lo que su Profetiza tenía que decir
- Lo que ha ocurrido es una horrible tragedia- inició Mirai tras ver que todas le prestaban atención- el Valle del Yuki ha sido destruido debido a la muerte del monte Yuki. Quedarnos aquí equivaldría a un destino peor que la muerte, las criaturas que nuestro difunto protector mantenía alejado se verían atraídas por el olor a muerte, humo y cenizas
- Las cenizas no poseen aroma alguno- interrumpió Devontar sintiéndose incomoda ante los dichos de Mirai
- Para los Yukis no; pero si para los Mosqueters quienes no solo estarán interesados en comer la sabia recalentada de los arboles sino también la sangre de los Yukis moribundos que se queden en este horrible campo de muertos- le respondió Mirai continuando con su discurso, decidida a ir al punto cuanto antes- anoche, los Colores Primordiales me mostraron una tierra hermosa, segura y que nos mantendría lejos de toda amenaza
- ¿Incluidas las Pauks?- preguntó Dobertio, sorprendido ante la declaración de Mirai, ella sonrió y le respondió
- En especial las Pauks- con una rapidez mental digna de toda líder, omitió el resto de sus visiones, añadiendo- aquella imagen se mantuvo en mi cabeza durante toda la mañana y lo interprete como un segundo hogar que pensaba buscar con un grupo de exploradoras bajo el mando de Jianger. Nunca imaginé que la revelación estaría ligada a un evento tan horrible y trágico como este, solo que podría ser una segunda tierra que habitar después del extinto Valle del Yuki
- ¿Los Colores Primordiales te enseñaron el camino Mirai?- le preguntó Dokai sintiendo la esperanza renacer en su corazón
- No- le respondió Mirai negando con la cabeza, con su mirada baja y una gran expresión de pena, añadió- al contrario, la visión de aquella hermosa tierra acabó antes de que pudiese buscar el camino que condujera a ella
- Si no sabemos dónde queda, entonces ¿Qué podemos hacer, Mirai?- le preguntó Tyurant sintiéndose angustiada ante tal respuesta
- Buscarla- le respondió Mirai, esbozando una leve sonrisa que denotaba una duda ante sus propias ideas- si me fue mostrada antes de que esta calamidad ocurriera, quiere decir que los Colores Primordiales desean que sobrevivamos como sea posible
- ¿Por donde empezaríamos la búsqueda Mirai?- le preguntó Jianger, sintiéndose un poco molesta por la vaga esperanza que los Colores le mostraban a sus fieles seguidoras
- Al este, tras el monte Yuki- le respondió Mirai, viendo como aquel enorme volcán seguía activo; pero estaba tranquilo si se comparaba con su actitud de más temprano, viendo que la noche se acercaba, Mirai, no tardó en agregar- si queremos llegar debemos irnos ahora, antes de que anochezca o de lo contrario seremos blancos fáciles a los monstruos que vienen en camino para enseñorearse con esta tierra
- ¡Oh no!- exclamó Jetaran tapándose su boca con sus patas, Dobertio frotó su espalda en señal de cariño para que se calmase
La partida no se hizo esperar. Debían moverse con rapidez si querían llegar a una pequeña cueva que había en las cercanías del volcán antes de que anocheciera, aquella cueva no era segura; pero ya nada lo era dentro de aquel extinto Valle. La Pauk los vio desde lejos y dentro de ella se oyó una risa demasiado grave, demasiado fuerte y llena de resentimiento ante lo ocurrido con su ojo derecho. Abriendo su desagradable boca llena de colmillos, la Pauk, largó una risa hedionda y maliciosa. Emprendiendo camino a donde estaban las sobrevivientes se apresuro lo más que pudo debido a que deseaba probar su carne antes de que anocheciera.
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