Espere tres horas en el hospital hasta que no aguanté más y me acerqué a uno de los doctores.
— Un par de costillas rotas y heridas de segundo grado. Tiene que estar interna 2 días...
— ¿Puede recibir visitas?— No aguanté más, necesitaba verla.
— Si— Suficiente, corrí a su habitación.
— No le digas a papá— Fue lo primero que me dijo al entrar en su habitación, ni un gracias o un hola.
— Pudiste haber muerto.
— Pero no lo hice.
— ¿Que hacías en los columpios en vez de estar en un hospital?
— Quería que mi príncipe azul me salvara— Se estaba quedando dormida— y llegaste tu.
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