No podía esperar a mañana, no podía perderla tan pronto, hace solo un par de semanas que había logrado hablarle, no le diría adiós.
Entré a mi casa para buscar una navaja, lo sé era como usar un cuchillo de mantequilla y si ese hombre tenía una pistola yo no tendría escapatoria.
Fui en skate hacia la dirección sintiendo que me dirigía hacia la muerte más terrible de todas.
Cuando llegué lo primero que pensé fue que me había confundido de calle, no estaba seguro de que esperaba encontrar, pero sé que no era un condominio de casas lujosas. Llegué a la supuesta casa de Lina, donde se había realizado la llamada. La puerta estaba abierta. No tenía planeado entrar, pero comencé a escuchar gritos, gritos de Lina.
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