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WOLF

CAPITULO 2: LA NUEVA FORMULA

CAPITULO 2: LA NUEVA FORMULA

Dec 07, 2020

La habitación estaba a oscuras y la única luz que había se encontraba en el medio de la misma, esta iluminaba un solo sector debido a que tenía un protector redondo a su alrededor. El sector que se encontraba, bajo esa tenue luz blanca, era una mesa redonda de madera blanca con cuatro sillas de metal.

La puerta que daba a aquel desolado lugar se abrió entrando por ella un hombre con traje militar de color caqui, en su solapa habían varias medallas, su rostro avejentado con canas en sus cabellos y cejas mostraba una singular irritación. Su gorra del ejercito, del mismo color que su camisa, con un emblema nacional y cuya solapa era de color negro se retiró de su cabeza mientras el hombre, cuyo nombre estaba escrito en una insignia de color amarillo (casi llegando al dorado) las letras estaban talladas y decían: “General Robert Tyler”, puso su gorra en su costado sujetándola con su brazo. Sus pantalones eran de un color más claro que su camisa y gorra. Sus zapatos negros lustrados, al punto de ser una especie de oscuro espejo, dieron un golpecito de impaciencia en el suelo.

Después de que el General Tyler entrase le siguieron dos hombres vestidos de la misma forma. Uno era más joven y tenía el cabello negro, en su solapa estaba escrito: “General Joshep Bacon”, el otro era un poco mas mayor y poseía un grueso bigote de color castaño claro, el mismo color de su cabello, su solapa tenia escrito: “General Richard Wallace”.

Detrás de ellos entraron soldados del ejército con ametralladoras de asalto. Se acercaron a la puerta y se mantuvieron quietos con sus ametralladoras en el hombro.

Los tres generales se empezaron a ver entre ellos, en sus rostros se podía notar un cierto fastidio por estar allí.

- Buenos días señores, es un verdadero placer que hayan venido- dijo una voz en medio de la oscuridad.

Dicha voz, profunda y grave, hizo que los presentes se sobresaltaran. En medio de esa oscuridad se pudo distinguir el brillo de unos ojos rojos que se movían al compás de unas botas militares al caminar.

Saliendo de la oscuridad y adentrándose en la tenue luz, que iluminaba aquel cuarto, apareció un hombre que se encontraba cubierto por un sobretodo de color verde con unos pantalones de color negro y unas botas militares viejas, como de las épocas de la primera gran guerra mundial. Sus guantes, de fina tela oscura, tomaron una silla mientras que con la otra mano invitaba a pasar a los presentes haciéndoles señas con finos movimientos; pero muchos preferirían quedarse lejos debido a que su rostro estaba cubierto por una máscara de oxigeno más moderna y a la vez antigua. Dicha mascara no se asemejaba a un cráneo humano sino al rostro de un insecto, un mosquito para ser exacto, en sus visores se destacaba una luz roja que lejos de mostrar los ojos del portador su brillo , más bien, los ocultaba, dando a entender que aquel era el rostro de la persona que se encontraba delante. Una capucha, de color negro, cubría su cabeza haciéndolo ver más intimidante. Con movimientos finos, rodeó la mesa y se acercó a los presentes. Parecía una especie de mescla del villano de aquel filme de Star Wars “Darth Vader” y la forma física de aquella plaga conocida como la Muerte Roja en aquel cuento de Edgar Allan Poe : “la máscara de la Muerte Roja”.

- ¿Qué sucede bravos señores de la guerra?- preguntó con ironía aquel hombre – ¿acaso me tienen miedo?

Tras burlarse de ellos, rompió en risas maliciosas. Por supuesto que los generales no le temían, ellos lo conocían muy bien porque ya habían tratado con él en el pasado. Aquel hombre era Glen Anderson el dueño de la empresa de armamento más famosa del mundo: “Fuego Del Mañana”.

Si Anderson vestía así era para no ser reconocido por algún criminal o asesino. Aun así su indumentaria era imponente como también aterradora y eso nadie lo podía negar.

Los generales se dirigieron a la mesa y se sentaron en las sillas de metal mientras que Glen se acercaba a ellos, continuando con dichos movimientos finos y escalofriantes, cuando estuvo a una distancia prudente de ellos en la mesa, tomó una silla y se sentó

- Caballeros, le agradezco que tomen algo de su tiempo para venir a verme- dijo Glen con un tono de voz educado; pero sombrío

- ¡Por favor señor Anderson!- exclamó el General Tyler- ¡Usted sabe que el ejercito es casi parte de su propiedad! ¡No tiene por qué fingir cortesía con nosotros maldito gusano! ¿Cree usted que no se que de no asistir mi pensión hubiese sido alterada?

- General Tyler, usted tan paranoico como siempre- rió Glen con un tono casi cantarín y risueño – es cierto que mi empresa abastece al ejército Norte Americano; pero, por eso, decir que soy su dueño me parece muy exagerado ¿no lo cree?

- Si- dijo Tyler en voz baja, había captado la indirecta que decía “cierra la boca o despídete de tu puesto, pensión y cordura”

- ¿Por qué quería vernos señor Anderson?- preguntó el General Bacon

- ¡Ah! La pregunta del millón- exclamó Glen con una risilla

En ese momento, en medio de las oscuras paredes de la habitación, aparecieron pantallas cinematográficas que mostraban el desarrollo de las células. Los hombres allí presentes se quedaron observando fascinados como dichas células, al ser infectadas por un liquido de color verde intenso, empezaban a cambiar drásticamente, haciéndose más grandes pero sin alterar su formato.

- ¿Acaso son? – preguntó el general Tyler asombrado

- Si, son células cerebrales de un animal- le respondió una voz gruesa en medio de la oscura habitación

Saliendo de entre las sombras, apareció el doctor Lisandro que llevaba consigo una carpeta de color marrón claro el cual contenía distintos papeles con fotografías y dibujos de cadenas de ADN, en la portada decía “MUESTRAS DE LA DROGA L.F.”

Los generales presentes se quedaron boquiabiertos, la droga F había sido rediseñada.

Desde que Estados Unidos entró en la segunda guerra mundial el gobierno había necesitado al espía perfecto. Alguien que pudiese entrar en las líneas enemigas del Reich y extrajera la información necesaria sin ser visto ni sospechado por nadie, hubo pequeños regimientos; pero ninguno tenía la suficiente eficacia para evitar ser descubierto, tarde o temprano los divisaban. Sin embargo hubo una gran idea planteada tres años antes de que la guerra empezase.

Un pionero en la ingeniería genética decía haber desarrollado una fórmula que podía alterar las células animales al punto de volverlos más inteligentes. Según él, dicha droga podía cambiar las neuronas de un perro o un gato al punto de hacerles igual de inteligentes que un ser humano. El ejército decidió darle una oportunidad durante mediados del año de 1939. Sus primeros experimentos fueron: un Colibrí y un Perro. La formula, al parecer, si dio resultados; pero el problema era precisamente su efectividad. Las células cerebrales de dichos animales mutaron como se tenía previsto; pero la droga continuó alterando sus otras células. Sus cuerpos, como también sus tamaños, empezaron a cambiar drásticamente convirtiéndolos en terribles abominaciones. Dichos seres no solo eran un insulto a la creación de Dios sino que además no servirían para nada en actividades de espionaje. La única razón por la que dicha sustancia llamada “la droga F”, junto con las abominaciones que esta había creado, no fuese destruida se debió a que el padre de Glen, Steve Anderson, tuvo un especial interés en lo que aquel loco doctor había creado. Así fue como la droga F, junto con su creador, fueron contratados por el señor Anderson, el dueño de la empresa de armamento más poderosa del mundo: “Fuego Del Mañana”.

Las imágenes que salían de los proyectores en la pared mostraban como una sustancia verdosa se posaba sobre lo que parecían las células de un animal para ser absorbidas por las mismas casi de inmediato, luego de dicho acto las células empezaban a moverse con mucha rapidez para, finalmente, crecer con una velocidad impactante. Solo que, fuera de un crecimiento notable, esta no cambiaban de forma por completo sino que todavía se las veía en su formato original, ¿podía ser posible que…?

- Lo que ven ustedes es la culminación de la obra de mi antecesor- expuso Lisandro con orgullo- señores les presento la evolución de la droga F: la Arma Orgánica L.F o, como me gusta llamarla, W.O.L.F (Weapon Organic L.F)

axelmelgarejo88
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En 1981, la Empresa Fuego Del Mañana intentó continuar con sus experimentos para poder crear al espía perfecto. logrando mejoras en la Droga F, siendo llamada L.F. el Doctor Lisandro pudo concretar el sueño de su antecesor y ahora una pequeña cachorrita callejera sin nombre; pero con una identificacion que dice W 19, sera elegida para convertirse en el Arma Organica L.F. o W.O.L.F. (Weapon Organic L.F.)
Sin embargo W 19, no estara sola. un Chihuahua llamado R 29 y un Bobtail conocido como A 32 la ayudaran a huir de aquel laboratorio y conseguir algo que ella en el fondo siempre anhelo aunque no lo admitiera abiertamente: una familia

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