Gente, me dormí. ¿Qué puedo decir? Todo se volvió increíblemente bizarro al punto de revisar y documentar el color de los calzones que uso. Sí, así de wtf.
Me mudé, o mejor dicho me “mudaron”. Estoy con seguridad día y noche y un ingreso mensual fijo otorgado por una caja de salud (que ésta a la vez la toma del estado. En fin, burocracia) y mi casa se llena de cartas y regalos debidamente escaneados y abiertos por personal de seguridad. Todo esto porque acordé tener al hijo del palomo. Estoy de dos meses. Todo lo que hago de mi día es recibir a un doc que me toma la temperatura (¿?), la presión y me pregunta cómo estoy. Documenta el color de mi ropa a diario, incluyendo los calzones y las medias y toma muestras de sudor. No puedo lavar la ropa hasta que alguien no la chequea al otro día.
La cosa fue que se filtró la información de mi turbio estado de embarazo. Empezaron a haber revueltas de gente, entre el anticristo y el cristo y la mar en coche. Entre las amenazas y las bendiciones mi vida se tornó más inestable de lo que ya estaba. A todo esto cuando la caja de salud se enteró que se le venía el juicio de la historia por lo del secreto profesional y eso, facilitaron una casa mucho más grande y con seguridad reforzada y un plus en dinero mensual para acceder a que yo no aborte al alien que tengo en la panza. En fin, la pesadilla del circo de médicos sin fin, todas esas cosas acumulándose en mi casa porque la gente piensa que estoy embarazada del mesías y todas esas amenazas y piedrazos por los que creen que tengo al diablo. Yo sigo especulando con que sea un tumor.
Lo bueno es que mejoré mucho mi idioma. Hablo a diario con los guardas que me vienen a saludar. Hay uno que me hace acordar a mi ex, boludón y anticuado, pero es divertido hablar con él especulando que sea un embarazo alienígena sin que se espante. Fan de los X-Files y todo. Hay otro que habla poco, es el típico alemán gigante de cara seria y cachetes colorados. Éste empezó trabajando sin saber qué era lo que pasaba, y al segundo día de su turno trajo una cruz dorada a la vista. Lo más divertido es que las cambia por semana: A veces es la dorada chiquita de la primera vez, otras veces es una plateada con una piedra azul y alas, otra es una gigante de obsidiana y otras una de madera. Esta semana no tuvo turno, vamos a ver con qué nuevo estilo viene. Hay otra que directamente no habla. Viene a saludar como si se estuviese reportando con un jefe y ni una palabra. Pero se queda hablando largo y tendido con uno de los que viene a relevarla, no sé cuál de los dos está histeriqueando ahí, pero se ve que se tienen ganas a lo lejos. El galán es un morocho divino con rasgos árabes, y súper culto respecto a la historia y política alemana. A los que vienen a la noche no los identifico. A veces la chica poli viene pero ya no se reporta. Una noche de esas bien perseguida soñé que gritaba mi nombre en medio de la noche y se la llevaban dos tipos de traje negro. En fin, muchas pelis de ciencia infección.
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