1
ALDEA KINSHI, EPOCA DE LOS CEREZOS
La tenue luz de la luna era lo único que lo iluminaba. Viendo su aldea desde la distancia, con la cabeza gacha y algunas lágrimas corriendo por sus mejillas, sentía la vergüenza crecer en su interior.
De cabello negro corto; pero con un flequillo pronunciado tapando su ojo derecho que poseía la maldición del Yokai, llevando ropajes negros junto a la soga blanca que amarraba la funda donde descansaba la espada sagrada conocida como: Seiken. Eraba Senshi, el guerrero elegido por los dioses, sabía que no podía volver a su hogar, al menos no hasta poder limpiar su nombre ante los pobladores que lo creían responsable de la muerte de su máximo líder. Largando a llorar, Senshi, se juró a si mismo que no descansaría hasta encontrar al asesino de su maestro y líder de su aldea mientras viviese. Una vez que lo eliminara podría limpiar su nombre delante de todos; pero sería una búsqueda en solitario, debido a que no deseaba poner a nadie en peligro, esta era su vergüenza y de nadie más.
Se encontraba dispuesto a partir cuando una voz conocida le preguntó
- Senshi ¿Te encuentras bien?
Mirando, con sorpresa, a su costado, se encontró con su amiga de la infancia y, en muchas oportunidades, única confidente aunque a él no le gustara admitirlo. Se trataba de Evelyn Maho. Una hermosa muchacha de cabello castaño rojizo, con ojos castaños, llevando una camisa de mangas cortas blanca, junto a unos guantes purpuras, una mini falda negra y un peto morado, su largo cabello estaba cubierto por un sombrero de bruja.
Evelyn era una principiante de magia que Senshi siempre debía de salvar en múltiples ocasiones debido a que ella todavía no sabía cómo poder usar su propia magia de forma efectiva. Viéndose descubierto delante de ella, se apresuró a limpiarse sus lágrimas mientras Evelyn le preguntaba
- ¿Acaso estas llorando?
- ¡¿Qué?!- mintió Senshi con un tono divertido- ¡No, para nada! es solo una pelusa que se metió entre mis ojos
- Escucha Senshi, oí lo ocurrido con tu maestro… yo… no puedo decir nada más que… lo siento mucho, de verdad- unas lagrimas corrieron por sus mejillas, Evelyn solía ser una muchacha muy sensible, de mucho coraje y valor; pero para nada alguien con una ruda actitud- también he oído lo que dicen de ti ¡Pero yo se que tú no has sido!
- ¡Evelyn!- exclamó Senshi sorprendido
- ¡Yo creo en tu inocencia!- sentenció Evelyn con todas sus fuerzas largando algunas lagrimas
Senshi largó una exclamación de sorpresa al oír aquello. La mirada de Evelyn mostraba una decisión junto a un valor indiscutible e indudable. Bajando su cabeza otra vez y ocultando su triste mirada de los ojos de su amiga, Senshi, le contestó
- Poco o nada importa ahora si soy o no inocente… ellos siempre quisieron que yo me fuera del pueblo, solo era la vergüenza de la aldea debido a mi cruel pasado durante la batalla de Hinotoma en donde mi hermano murió y los Yokais me maldijeron- levantando su mirada de forma sorpresiva, mostrándose su enojo en la expresión de su rostro, Senshi, añadió con un grito- ¡Siempre fui un paria para ellos, lo mejor es que me vaya de aquí para siempre!
- Senshi- murmuró Evelyn sintiéndose conmovida, levantando sus puños cerrados y mirando con gran pesar a su amigo, dio solo unos pasos hacia atrás; pero fueron lo suficiente para calmar a Senshi quien bajo su cabeza una vez más diciendo
- Algo que no pienso en retrasar ni un solo minuto… lo siento Evelyn; pero es mejor que sea así- dándole la espalda, Senshi inició su retirada que fue interrumpida al sentir como la mano de Evelyn tomaba la suya. Dando otra exclamación inarticulada, Senshi, se dio vuelta observando a Evelyn de rodillas pidiéndole perdón
- ¡Lo siento mucho Senshi!- exclamaba Evelyn rompiendo en llanto- ¡Debí ayudarte ese día y no pude hacer nada! Si no hubiese sido por tu ayuda lo más probable es que hubiese muerto; pero de nada sirvió aquel acto heroico si no pude salvarte de la vergüenza… yo también te juzgue en secreto; pero ya no mas
- ¡Evelyn!- exclamó Senshi sorprendido
- ¡Llévame contigo por favor!- le pidió entre lagrimas sin soltar su mano ni un solo minuto- ¡Quiero estar a tu lado en lugar de seguir viviendo al lado de aquellos cobardes que te condenaron de forma injusta!
- No digas disparates- le reprochó Senshi soltando su mano de forma brusca y rápida- eres una novata en magia y, fuera de curar personas, no sabes ningún hechizo poderoso ni tampoco alguna técnica de combate que pueda ser de ayuda
- Tú lo has dicho, solo se magia de curación; pero también sé como aprender algunas técnicas- le contestó Evelyn, abriendo la palma de su mano en la que un circulo color violeta se formó. Una vara de madera, con un cristal en la parte superior, salió del centro de aquel círculo violeta y ella lo tomó. Se trataba del báculo sagrado, el quinto Shinjutsu, algo que solo los archimagos podían poseer y aquella novata lo llevaba consigo- como saber cómo poder manejar esto por ejemplo
- ¡Evelyn!- volvió a decir Senshi sorprendido
- ¡Te acompañare quieras o no! Caso contrario las heridas que puedas recibir en este viaje te mataran- exclamó Evelyn con decisión, sonrojándose murmuró- no sabes curarte las heridas muy bien que digamos
Tras mirarla en silencio, Senshi sonrió y le respondió:
- Veo que no tengo otra opción- dándose la vuelta comenzó su retirada añadiendo- pero entiende que no tengo las intenciones de compartir mis alimentos
- ¡Tampoco pretendía comer aquellos bollos de arroz!- se molestó Evelyn con Senshi adoptando una pose similar a la de un cangrejo, sus ojos se agrandaron aun mas- ¡Tengo mi propia comida que es rica en proteínas mágicas!
- Si como digas- le contestó Senshi dándole la espalda comenzando su aventura- ¿vienes?
- ¡Sí!- le contestó Evelyn acompañándolo, siendo el inicio de sus aventuras
2
LOS ÁNGELES, SEPTIEMBRE DE 1977
Era su primer día en el departamento de homicidios y este era su primer caso, de cabello corto negro con varias entradas ya pronunciadas, el recién nombrado Detective de homicidios Tom Lewister se acercó a donde se encontraba la víctima, o mejor dicho donde se encontraban los restos de la víctima. El único modo de llamar aquel macabro descubrimiento era una masacre. Al bajar del coche, Lewister, se acercó a la escena del crimen. Los de huellas ya habían fotografiado todo y el forense aun estudiaba el cuerpo, con una sonrisa, Lewister lo saludó
- Buenos días, imaginó que usted es el Doctor Dellister ¿No?
Aquel hombre de mediana edad, con canas en las sienes, cabello negro, ojos verdes y tez blanca, se levantó del suelo y le estrechó la mano a Lewister diciendo:
- En efecto y usted debe ser el detective Lewister ¿verdad?- Lewister asintió y Dellister, riendo, le contestó- uno nunca se acostumbra a esto Detective. No importa cuántos años pasen, siempre es peor que la primera vez
- ¿Que tiene para mí Doctor?- le preguntó Lewister con una sonrisa, el médico forense le respondió
- Mujer de piel blanca, por lo menos de la mitad hasta cerca del pecho se puede ver la piel. Posiblemente de unos cuarenta años, desnuda con la mitad del cuerpo arrancado hasta los huesos y la otra mitad intacto- caminando por sobre el cadáver de la víctima, Dellister, continuó- marcas rituales extrañas, no parecen pertenecer a ningún tipo de culto conocido, je, quisiera decir que es la primera vez que veo algo así; pero… ya lo había visto antes, hace diez años atrás
- ¿Acaso se refiere a…?
- Si, el “Asesino del Orbe”- le contestó Dellister con un suspiro- supongo que como detective debe de estar enterado que cada diez años ocurre un asesinato de carácter ritual incomprensible. Esto ocurre desde mil novecientos cincuenta y siete: una mujer desaparece, los familiares denuncian su desaparición y, nueve días después, aparece asesinada. Siempre de forma macabra y con varios círculos alrededor que parecieran formar un mensaje. Al principio fue uno, en mil novecientos sesenta y siete fueron dos, ahora son…
- Tres- finalizó Lewister sorprendido
- Exacto, tres círculos puestos sobre el cadáver de la víctima, dos a los costados y uno en el centro donde se encuentra su cráneo. Luego del asesinato, todo permanece en calma hasta pasado diez años
- Leí los periódicos de la época doctor- le contestó Lewister- la prensa siempre está interesada en todo aquello que sea una historia jugosa para ellos, incluso si eso es algo macabro. El Asesino del Orbe parece llevar una especie de extraño patrón, la primera vez fue una mujer, diez años después dos mujeres y ahora…
- Con ella sería la tercera este año. Su predecesor estuvo investigando el caso hasta antes de su retiro, temo que no pudo cerrarlo- le respondió el doctor guardando sus objetos médicos- este desgraciado fue su obsesión durante años
- Pues yo cerraré el caso que él no pudo lograr- le contestó el joven Lewister con mucha confianza en sus palabras
- Buena suerte con eso- sonrió Dellister retirándose del lugar- le daré más informes una vez que haya terminado de revisar a la víctima. Usted trate de investigar el caso, estoy seguro de que podrá resolverlo
Lewister asintió iniciando una investigación que lo llevaría a un punto muerto debido a que no tenia sospechoso alguno y los ataques se detuvieron de un modo tan abrupto como comenzó. Pasarían otros diez años antes de que el Asesino del Orbe volviese a atacar; pero, para ese entonces, Lewister tendría mas de tres casos de homicidio sobre la mesa que resolver.
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