3
LA RUTA DEL SABIO, ALDEA DE KENJA NO MICHI
Su entendimiento de la magia era pobre y ahora estaba en el suelo dispuesta a ser asesinada por el maligno Burakkuseji, el poseedor del cuarto Shinjutsu. Evelyn podía poseer el báculo del quinto Shinjutsu; pero le era imposible de controlarlo todavía y aquel hombre de cabello blanco largo atado, barba igual de larga con un kimono negro que lo cubría de pies a cabeza, se disponía a matarla con su técnica especial: Cosmic Death.
Riendo, Burakkuseji, se mofó de Evelyn diciendo:
- Así que una pobre aprendiz de hechicera creía que podía ganarme y usar el quinto Shinjutsu así de fácil- rió Burakkuseji acercándose a donde estaba Evelyn quien se encontraba en el suelo incapaz de moverse debido a las heridas que tenía en el cuerpo y por el miedo que poseía. Aun con toda ese pavor, Evelyn, largó una exclamación inarticulada ante tal revelación haciendo reír aun mas a su agresor- ¿Qué? ¿Acaso piensas que el Shinjutsu es un pobre truco de magia niña? No, es mucho más que eso. Es un poder divino que puede ser capaz de abrir puertas a tierras desconocidas si lo deseas. Algo que se llega en base al duro esfuerzo y entrenamiento. Solo la perseverancia, la auto confianza junto a la férrea disciplina son capaces de darte el control sobre el Shinjutsu
El cuerpo de Burakkuseji resplandeció con un aura escarlata que enrojecía su propia piel. Largando una risa más profunda, Burakkuseji, exclamó:
- ¡Algo que yo poseo y controlo a la perfección! Mientras que tú, pequeña ¡Solo eres una pobre principiante que huyo de hogar para estar con su noviecito! Que patético. Me reiría si no fuese tan triste
Evelyn ahogó otra exclamación inarticulada mientras sus ojos se cristalizaban debido a la vergüenza, junto a la tristeza interna, que tenia porque Burakkuseji tenía razón en lo que decía. Alzando su puño, cuya energía escarlata comenzaba a reunirse alrededor de él, aquel enorme anciano de piel roja largó un grito lanzando su ataque especial:
- ¡COSMIC DEATH!- Evelyn cerró sus ojos; pero al ver que no había pasado nada los abrió solo para lanzar otra exclamación inarticulada al encontrarse a Senshi delante suyo con su espada alzada creando un escudo circular con un pentagrama en el centro, largando una risa gruesa y profunda, Senshi, le dijo
- Vamos, anciano, no deberías ser tan duro con ella. Al fin y al cabo solo es una muchachita- sonriendo, Senshi añadió- tampoco deberías de alardear tanto tu logro sobre el tercer Shinjutsu, debido a que no eres el único que puede alcanzarlo… o sobrepasarlo
- ¡Que!- exclamó Burakkuseji al ver que un aura azul cubría el cuerpo de Senshi
- ¡Prepárate!- exclamó Senshi alzando su cabeza de forma inesperada. El ojo del Yokai brilló desatando el cuarto Shinjutsu, Burakkuseji dio un salto hacia atrás gritando
- ¡No digas tonterías!
- ¡SEIKEN!- gritó Senshi concentrando toda su energía en la espada- ¡FLAME!
- ¡COSMIC DEATH!- rugió Burakkuseji lanzando su ataque
La energía azul golpeo la roja y se mantuvieron en lo que parecía un forcejeo eterno que debió de durar unos cinco segundos en realidad. La energía azul sobrepaso la roja y golpeó a Burakkuseji quien gritó:
- ¡Imposibleeee!- desapareciendo por el poder del Shinjutsu que lo desvaneció de la existencia misma.
El combate había acabado. Jadeando, Senshi, guardó su espada diciendo:
- Podrías tener el poder junto a la disciplina; pero te faltaba algo importante en tu vida- mirando con una sonrisa a Evelyn, finalizó diciendo- amigos
- ¡Senshiii!- gritó una voz fina proveniente de una criatura ovalada de piel blanca con alas de murciélago, orejas de ratón y ojos negros. Se trataba de Battomausu
- ¡¿Battomausu?!- exclamó en forma de pregunta Evelyn, solo para que sus ojos se llenasen de lagrimas y gritase- ¡BATTOMAUSU!
Levantándose del suelo en medio de aquel templo ancestral, Evelyn, abrazó a Battomausu con todas sus fuerzas. Recibiendo el abrazo de su tierno amigo, poco le importaba a ella que en tiempos de antaño intentase tocar sus senos con sus patitas porque ahora se sentía tan feliz de verlo que lo abrazaba con fuerzas sin darse cuenta de que aplastaba su cara sobre sus senos y a esa ratita alada le gustaba mucho aquello.
- Vaya, no creía que lo lograrías; pero al final me sorprendiste- lo felicitó una voz más desafiante, Evelyn vio sorprendida como aparecía, en medio de la noche, un joven apuesto pelirrojo de cabello largo y despeinado. Llevando un kimono negro con pantalones grises, se trataba de Akai Raibaru, un antiguo rival que Senshi combatió en el pasado y venció al dominar el primer Shinjutsu. Tras vencerlo, pudo haberlo matado; pero no lo hizo. Perdonó su vida y ganó su amistad aunque siguiesen siendo rivales, con una risa de seguridad, aquel muchacho de ojos verdes añadió- realmente te estás convirtiendo en un maestro de los cinco Shinjutsus, he de decir que me sorprendes cada día
- Oh vamos, no es para tanto- rió Senshi rascándose la cabeza
- Oh Evelyn- gimió de placer Battomausu al estar su cabeza tocando sus senos- ¿Qué colonia usas? Hueles muy bien
- ¡Ahhh! ¡Suéltame depravadoooo!- gritó Evelyn dándole una bofetada, que le dejó la mejilla roja con la mano marcada en la misma, que lo hizo volar a un metro de distancia aunque eso no cambio su expresión de placer en el rostro ni mucho menos abrió sus ojos cerrados o secó la baba de su boca.
El resto comenzó a reír mientras Evelyn largaba un grito de enojo al cielo.
A la mañana siguiente, Senshi, miraba el sol salir por el horizonte, sintiendo como la fresca brisa del amanecer movía su flequillo, trayendo con ese amanecer la promesa de que podría mejorar su habilidad en el Shinjutsu. Cerrando sus ojos, Senshi, se permitió creer aquello encontrando felicidad en su vida.
4
LOS ÁNGELES, SEPTIEMBRE DE 1987
Otro asesinato ritual, siendo el cuarto en un mes, uno cada semana. Esto empezaba a exasperar al veterano detective de homicidios Tom Lewister. Diez años investigando el caso del “Asesino del Orbe”, diez jodidos años en los que llegaba a callejones sin salida y más especulaciones que hechos sustanciales. Su compañero, Stuart Jackson, miraba lo mismo que él, un cuerpo masacrado de una mujer que había desaparecido de su hogar haría una semana atrás. Aquel malnacido tenía prisa y era muy rápido.
Stu cubrió su boca, con su oscura mano, intentando no vomitar ante lo que veía y arruinar su elegante traje, tampoco era buena idea el tener pedazos de vomito en la barba negra recortada que llevaba consigo. Muchos de sus compañeros les gustaba bromear diciendo que Lewister y Stu eran los “Sonny Crokett” y “Ricardo Tubbs” de la sección de homicidios de Los Ángeles, cuando en realidad todos sabían que Stu era un hombre ambicioso que en cualquier momento ascendería a Teniente si se lo proponía; pero en aquel momento solo les importaba atrapar a ese enfermo mental que dejaba cuerpos muertos en las colinas boscosas de L.A.
- La victima ha sido identificada como Samanta Deliason de treinta y ocho años de edad- informó Lewister a su compañero mirando el cadáver- la causa de la muerte todavía no es clara; pero todo parece indicar que fue una puñalada en el corazón
- Como las anteriores victimas- resaltó Stu sacando su mano de la boca
- Si y como con las anteriores, parece estar dejando un mensaje con el cuerpo de las mismas- señaló con su dedo índice Lewister- el cuerpo se encuentra desnudo y descuartizado, ha dibujado cuatro círculos en el suelo colocando el tórax en el centro, los dos brazos en el primer círculo al costado derecho, las dos piernas en el segundo circulo al costado izquierdo, y la cabeza en el tercer circulo en la parte superior
- ¿Y que pasa con el cuarto circulo?- preguntó Stu sorprendido
- ¿Que acaso estas ciego Stuart?- le contestó Lewister molesto- el cuarto es el que se encuentra en el centro donde está el tórax
- ¿Que está tratando de decir o hacer este hijo de puta?- preguntó Stu caminando a los alrededores, alejando su vista del cadáver de la forma más disimulada posible
- Me lo he estado preguntando estos diez años, quizás mas desde que supe de los asesinatos cuando estaba en la sección de carreteras- le contestó Lewister, en diez años su cabello se había estado cayendo un poco y las entradas se habían incrementado mas todavía; pero aun se veía en forma a diferencia de otros que llevaban el mismo tiempo que él en el departamento- este es el cuarto asesinato, si este cabrón está siguiendo al pie de la letra su modus operandi entonces eso significa que él
- ¡No, ni hablar!- exclamó Stu furioso- ¡No pienso esperar diez años a que maté a otra persona solo para poder dar con él! ¡Tenemos que atraparlo de inmediato!
- ¿Cómo? No tenemos sospechoso alguno, los crímenes son al azar y las pistas no nos llevan a ningún lado. Me es imposible imaginar quien pueda ser el asesino- le contestó Lewister bajando la colina en dirección a su automóvil- pero no te preocupes. Estoy seguro de que, antes de que se cumplan diez años, daremos con el malnacido
Sin embargo pasarían diez año más sin nada en concreto, solo más especulaciones y callejones sin salida.
5
La noche era hermosa; pero no podía dormir, sosteniendo el báculo del quinto shinjutsu, Evelyn se sentía frustrada en más de un sentido ¿Cuántos años había pasado al lado de Senshi desde que huyo de su hogar? Debieron ser como cuatro, quizás cinco, años. No llevaba la cuenta en realidad; pero si tenía en claro los eventos por los que había pasado: primero fue de mucha más ayuda de la que pensó en un primer momento que seria, venciendo enemigos fuertes y poderosos; pero cuando Akai apareció las cosas cambiaron radicalmente. Siendo poseedor del primer Shinjutsu, era de esperar que ella no pudiera hacerle frente como a los otros; pero todo fue cuesta abajo desde que Senshi despertó el primer Shinjutsu, lentamente fue pasando de una amiga que salvaba a Senshi a una damisela en apuros. Posteriormente se convirtió en un chiste al verse, casi de forma constante, acosada por todos sus amigos. Desde Battomausu hasta el mismísimo Senshi al verla desnuda por accidente en los baños termales , caer encima de ella tocando sus senos, aunque siempre le daba una buena bofetada por hacer eso, mirando debajo de sus faldas por accidente o solo ser tocada en todas partes por aquella rata alada. Se sentía molesta, quizás peor, insultada por aquellos cambios tan repentinos e injustos; pero lo que más la molestaba era el hecho de que el sacrificio que hizo al abandonar su hogar, su carrera como maga y su familia para estar al lado de Senshi se fuera a la mierda por culpa de Battomausu, de Akai; pero, por sobre todo, del mismísimo Senshi. Evelyn hizo todo eso porque lo amaba y deseaba estar a su lado en el momento más duro de su vida; pero ni bien esos dos se entrometieron ella perdió respeto, perdió intimidad junto con la dignidad de ser algo más que solo la chica del grupo. Su timidez le impedía poder expresar sus emociones a Senshi; pero al verlo allí, tan solo, tan vulnerable y llorando, aunque él lo negase, le dio el impulso de tomar esa decisión. Su frustración la llevó a querer poder despertar los Shinjutsus, poder estar al mismo nivel de Senshi. Tenía en su mano un elemento tan poderoso que podía despertar el Shinjutsu sin necesidad de un entrenamiento tan duro como el que Senshi pasó en los montes de Atai; pero, como casi siempre cuando enfrentaban a un enemigo poderoso, no pudo vencer a su rival y este estuvo a punto de matarla si no fuese por… lo mejor hubiese sido que la matara antes que volver a ser la damisela en apuros que necesitaba a su héroe para salvarla debido a que ella sola no sabía hacer nada de utilidad. Era una inútil con un arma poderosa que no servía para nada al igual que ella, una aprendiz de hechicera que apenas si había pasado de curso y con ese infeliz muerto le era imposible el siquiera entrenar como lo hizo Senshi para poder vencerlo ¿De qué le serviría el entrenamiento si su principal rival ya estaba muerto y el próximo posiblemente la superaría en combate? siempre era así, toda la gloria para Senshi, todos los elogios para Akai, todas las risas tiernas para Battomausu y todas las burlas, momentos vergonzosos e hilarantes como también momentos inútiles para Evelyn. La inútil damisela en apuros cuya única función dentro de su equipo es ser la cara bonita y nada más. Apretando con fuerza el báculo del quinto Shinjutsu. Evelyn se maldijo por haber sobrevivido, se maldijo por haber tenido compasión por un idiota que solo estaba preocupado por sí mismo y su maldición antes que por los sentimientos de los demás que lo acompañaban. Siempre era la gloria de Senshi por sobre la humillación de Evelyn o de Akai, Battomausu era un chiste andante que todos querían por lo que a él no le importaba.
Se maldecía por haber acompañado a Senshi en un primer momento. El deseo de superación, que se encontraba muerto desde que su amado la salvó por enésima vez, se convirtió en una furia que ella misma desconocía tener. La furia de querer desquitar su frustración sobre su verdadero rival: Senshi.
Poco sabia Evelyn que aquellos pensamientos y dudas eran compartidos por alguien más que no se encontraba a su lado sino que la veía por la pantalla de un televisor, un muchacho de veinte años de cabello castaño y ojos azules que deseaba ver su anime favorito antes de partir a su primer trabajo como detective de la unidad de homicidios en la ciudad de Los Ángeles. Tenía que ir a investigar un homicidio de una mujer causada por un psicópata peligroso que atacaba cada diez años.
Colocándose su abrigo, el joven detective Samuel Denjer apagó el televisor y fue a encontrarse con su compañero el detective Lewister, que lo esperaba ese otoñal mes de setiembre del año de 1997.
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