Me senté en mi puesto y me puse a escribir en mi cuaderno, cada quien estaba en sus asuntos, por mi parte solo me dediqué a realizar garabatos. Mi cabello tapaba la mitad de mi cara y mi brazo estaba apoyado en el pupitre sosteniendo mi cabeza, la luz de la ventana permitía que pudiera ver mejor lo que estaba haciendo hasta que fui interrumpida por una figura. No necesitaba levantar la vista para saber que era él otra vez ¿Qué se supone que hacía él aquí?
-¿Acaso me estas siguiendo? -Pregunté algo molesta.
-Bonita, si quisiera salir contigo ya te lo hubiera dicho, no me gusta andar con rodeos -Dijo soltando una pequeña carcajada. Estúpido ¿Qué se supone que debería responder ante eso? ¿Decirle gracias por el cumplido o darle una cachetada por decir que no saldría conmigo?
Además, no me gusta que me diga bonita. No digo que no lo sea, pero viniendo de él me fastidia.
-¿Entonces, qué haces parado ahí? Estas quitando el paso de la luz -Preferí darle caso omiso a mis otras dos opciones.
-Estas en mi puesto -Dijo señalando el pupitre en el cual estaba sentada-. Yo no le dejó mi puesto a nadie -Su cara llego a milímetros de la mía, pude oler su aliento a menta.
-Mmm ¿y qué se supone que deba hacer?
-Que lenta eres, con tanta belleza y no utilizas el cerebro -Dijo moviendo su cabeza en negación. De verdad, ya me estaba sacando de mis casillas ¿Quíen coños se cree que es para decirme eso?-. Pero no importa, por esta vez te lo voy a dejar pasar, ¡eh Richart! ¿Te quieres ganar unos billetes? -Gritó preguntándole al joven detrás mío el cual asintió como un muñeco al que colocan en la parte delantera del carro -, entonces dame ese puesto -El joven obedeció recibiendo el dinero y se fue al final de la fila dándole paso a Tomás para sentarse.
Me voltee con cara de pocos amigos, de verdad este era un gran imbécil pero no me da miedo.
-Menos mal que lo pensantes bien y te sentaste en otro lado, porque a mi ningún imbécil como tú me va a decir que hacer -Y así mismo con la sonrisa más burlona me voltee dejándolo con cara de indignación. Tal vez me pasé un poco diciéndole imbécil, pero de verdad que me hizo molestar con su aire de superioridad. A los pocos segundos entró la profesora de historia dando las buenas tardes y empezando la clase.
Había pasado ya 40 minutos desde que la clase de la profesora Robinson empezó, menos mal que el idiota de atrás mío no me molesto, creo que herí su GRAN ego, pero me da igual.
-Bueno chicos ya va a terminar la clase así que les dejaré un trabajo para la casa -Que dulce-, asignare a grupos de 3 personas -Y así empezó a decir los apellidos de 3 en 3.
-Mendoza, castillo y Gómez (...), Jhonson, Srta. Bell y Maxwell, quiero el trabajo para la próxima semana sobre la clase de hoy -Todo el mundo se empezó a reunir con sus grupos e irse del salón y yo aún no sabía quien era el tal jhonson y Maxwell, lo mejor era preguntarle a la Sta. Robinson.
-Disculpe, profesora. Soy nueva y no conozco a casi nadie ¿Me podría dar más información sobre mi grupo de trabajo? -Le sonreí levemente.
-¿Tú debes ser Lucy no? -Asentí-. Bueno... -Observó su carpeta, - el Sr. Jhonson está de viaje y no vendrá en un par de semanas y su otro compañero si está, así que tendrá que trabajar sola con Tomás Maxwell -No podía creer lo que estaba escuchando, necesitaba que me pellizcarán bien duro para despertar de este sueño, ¿Había escuchado bien? ¿Tomás? ¿Tomás Maxwell?
-Tendremos más tiempo a solas -Escuché esa vocecita detrás mío, me volteé a verlo y estaba sonriendo de oreja a oreja, definitivamente lo que pasó hace rato ya veo que lo olvidó-. Claro que si no quieres, podemos cambiar de grupo -Dijo restandole importancia, no era tan infantil como para salirme del grupo solo porque hay un idiota en este.
-Tranquilo, puedo soportar a alguien insignificante -Y así mismo me fui del salón.
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