Ahora si estaba durmiendo de verdad, su respiración era demasiado suave y un poco pesada a la vez. Tomándolo en sus brazos, Sam, cargó a su hijo para llevarlo a la cama. Zefarin se encontraba haciendo la cena y ni bien se percató de que Billy estaba dormido, le preguntó a Sam, en voz baja para no despertarlo:
- ¿Quieres que lo llamé a cenar cuando la comida este lista o prefieres que duerma toda la noche?
- Que duerma toda la noche- le respondió Sam colocando a su hijo en la cama, tapándolo con las sabanas para que el frió de la noche no lo molestase, volviendo a la cocina añadió- Billy por lo general no es de comer demasiado, cuando era más pequeño lo obligábamos a que cenara con nosotros en lugar de sentarse a ver las aventuras de Selene
- A Billy le gusta mucho ese personaje- rió en voz baja Zefarin; pero se ruborizó al darse cuenta de que estaba exponiendo el secreto de su amigo, añadiendo de forma nerviosa, moviendo sus patas hacia los costados- ¡Es decir… le gusta mucho la serie de Ángel! Es muy seguidor de ella, pude notarlo al observar cómo veía la serie de más temprano con el mismo cariño que la del programa nocturno
- No te preocupes Zefarin, ya sé que mi hijo está enamorado de Selene- rió en voz baja Sam, sentándose en su silla delante de la mesa- pude notarlo cuando él tenía tres años y se sonrojaba al ver al personaje de Selene hablarle de forma cariñosa a Héctor, su prometido
- Por favor, no le digas que te lo dije. Se va a enojar mucho si lo descubre, yo le prometí que…- continuaba hablando Zefarin demasiado nerviosa a lo que Sam, riendo, le dijo
- Calma, calma, no diré nada, ni una palabra- dando un pequeño suspiro de pesar, afirmó- al menos mi pequeño tiene un tierno secreto que, de alguna forma, es natural comparado conmigo. Si alguien ha debido tener un secreto vergonzoso en esta casa no es mi pequeño sino yo
- ¿Te encuentras mejor?- preguntó Zefarin intentando cambiar de tema cuanto antes
- No del todo, todavía siento la necesidad del pinchazo; pero… tus palabras, de algún modo, calmaron mi ansiedad… no sé cómo debido a qué, por lo general, los adictos no entienden las palabras, solo entienden las necesidades; pero el tono de tu voz, me ayudo a calmarme y a reconsiderar mi vida… no tengo palabras para eso con excepción de… gracias
- Yumi, Yumi, Yo- sonrió Zefarin terminando de cocinar, con rapidez sirvió la comida en el plato de Sam y también en su propio plato. Era arroz, nuevamente, con un huevo frito en el centro- a comer
- Se ve delicioso- sonrió Sam pinchando su tenedor en la comida, empezando a comerla
- Mi platillo favorito- rió Zefarin tomando los palillos para iniciar su cena
Ambos comieron en silencio, al finalizar, Sam se dirigió a su habitación tras despedirse de Zefarin mientras que ella se acostó en el sofá para descansar, mañana les esperaba otro día divertido.
Caminaba por la estación de policía a donde se encontraba el departamento anti drogas. Su aspecto militar llamaba la atención de todos los oficiales; pero también les llamaba la atención su caminar. Era demasiado firme y suave a la vez, como si en lugar de ser un agente de la D.E.A. Fuese una especie de noble o un gran señor de varias tierras. Incluso daba la idea de que fuese una especie de rey. Para Voltage, aquel hombre, solo era un simple engreído con el cual se encontraba en deuda en ese momento.
- Voltage- le habló Harsen sacándolo de sus pensamientos- oí por la radio lo de Tiwer y solo puedo decir que… lo siento viejo, sé que tú y él eran demasiado unidos
- Si… supongo que debería estar acostumbrado a esta mierda; pero la verdad es que no lo estoy- gruñó Voltage sentándose en la silla de su escritorio- pero, por muy triste que sea, debemos seguir adelante
Viendo a Leonard acercarse a donde él estaba, añadió:
- En especial ahora que tenemos apoyo de los estirados de la agencia
- Supongo que debes ser el agente de la D.E.A. del cual nos habló Voltage por radio ¿verdad?- preguntó Jiménez acercándose a Leonard , colocando su mano sobre el hombro de Voltage de forma amistosa
- En efecto señores, provengo de una parte muy especial dentro de la D.E.A. imagino que han oído de las agencias especiales o unidades especiales como los S.K.U.L.L. o el I.S.M. entre otras ¿verdad?- les contestó Leonard con un tono calmo y sereno. Los oficiales asintieron, esbozando una sonrisa, aquel hombre de cabellos castaños con una boina negra del ejército, añadió- pues dentro de la D.E.A. también hay una pequeña unidad especial conocida como los Scouts. Somos, por así decirlo, un grupo de exploración de terreno en cuanto a narcotráfico se refiere. La Droga conocida como Cristal Rojo es un elemento demasiado nuevo dentro de los estupefacientes ilegales y la agencia desea descubrir el nivel de peligrosidad al cual nos enfrentamos
- ¿Alguna vez tuvo un deseo interno, un anhelo inalcanzable, una meta a la cual aspirar o un sueño que cumplir?- le preguntó Voltage acomodándose en su asiento
- Si, en efecto- le contestó en una voz muy baja Leonard mirando hacia un costado, como si recordase algún evento del pasado que solo él conocía, volviendo su mirada a los oficiales añadió- ¿Quién no lo ha tenido en su vida?
- Pues con esta mierda, puedes cumplirlos sin siquiera salir de tu casa- le contó Voltage colocándose unos anteojos de sol- y la peor parte es que los que aun no son adictos saben muy bien esa parte, por algo le llaman el Genio Escarlata
- ¿Tienen archivos que pueda contemplar?- preguntó Leonard sintiendo demasiada curiosidad ante tal droga
- Los suficientes como para querer empezar a perseguir a sus proveedores- sonrió Voltage
Uno de los oficiales que atendía el teléfono recibió la llamada de un club nocturno, al parecer una masacre se estaba dando en “La Palmera Loca”.
El sonido de la música lo aturdía debido a que estaba a todo volumen; pero ya estaba acostumbrado a oírla al punto de que ni le molestaba; pero lo que si le molestó fue la presencia de aquellas cinco personas que se encontraban dentro del club de su jefe. Colocando su mano derecha donde estaba su pistola, escondida en el interior de su saco negro, se dispuso a atacar; pero antes de poder hacer otro movimiento, un lazo atrapó su brazo y lo obligó a sacar su pistola de su funda, tristemente no pudo hacer otra cosa debido a que el filo de la espada de la mujer de cabello negro y ojos verdes conocida como Dark Blade le rebanó el brazo. La fuerte música de ese local ahogó los gritos de aquel hombre que cayó al suelo sujetándose su muñón, dando vueltas por el suelo debido al dolor que sentía.
El único sonido más fuerte que el de la música fue la de la escopeta del hombre con sombrero vaquero al ser disparada a la pared asustando a las personas presentes quienes emprendieron la huida hacia las salidas de emergencia que se encontraban bloqueadas. Saliendo del sanitario, Tinwosky, se encontró con el caos provocado por un grupo de cinco personas que él si conocía muy bien: eran los hombres de Blau, uno de los amigos más influyentes de Kuroi Akumu. Sintiendo el mismo pánico que sus hombres sintieron, trató de escapar; pero el lazo de uno de los hombres de Blau atrapo su pie y de un solo tirón hacia atrás, Tinwosky, cayó al suelo. El lazo lo arrastró a donde estaba Dark Blade quien lo esperaba al final del pasillo que conectaba los sanitarios con la pista de baile.
- Tinwosky- le habló Dark Blade con un tono severo y amenazador- nuestro señor Blau oyó que has desvinculado tus negocios del Cristal Rojo con él y nos ha enviado a confirmarlo ¿es eso cierto?
- ¿Alguno de ustedes alguna vez oyó del término libertad de empresa?- les preguntó Tinwosky aterrado- díganle a Blau y a Kokokoro asunu, o como mierda se llamé, que este es un país libre y todos tenemos derecho al libre comercio. Ella no posee ningún monopolio
- Si, tienes razón- afirmó Dark Blade con una mirada severa- este es un país libre ¡Y ahora goza de tu libertad!
Tomándolo de la camisa, Dark Blade, arrojó a Tinwosky al suelo de la pista donde varias personas gritaban y corrían tratando de escapar. En circunstancias normales aquella caída no habría sido mortal; pero en aquel momento en donde el miedo se apoderaba de la muchedumbre convirtiéndola en un ganado aterrado que buscaba sobrevivir bajo cualquier medio, el estar en el suelo era igual de peligroso que jugar a la ruleta rusa con un arma cargada. Las personas no notaron la presencia de Tinwosky que se encontraba en el suelo y cuando se dieron cuenta de lo que había pasado ya era demasiado tarde. Las pisadas de la muchedumbre le golpearon el cuerpo y, antes de poder cubrirse con los brazos, un pie golpeó su cuello con fuerza mientras que otro zapato con tacones pateó, por accidente, su cabeza en el mismo instante que golpeaban su cuello. Tinwosky murió casi de inmediato, al final no era una mala idea el tener las salidas de emergencia desbloqueadas.
Cuando la policía llegó al club nocturno, los cinco asesinos de Blau ya se habían retirado.
Voltage nunca debió de haber visto tantos cadáveres como lo hizo ese día y no se contuvo en lo más mínimo al decirlo:
- Bien, esto es increíble, un compañero muerto junto a un traficante de alto nivel y sus guarda espaldas en la mañana y otro traficante importante junto a sus guarda espaldas muertos durante la noche, he de admitir que este día ha sido morbosamente interesante
- Todo parece indicar que Tinwosky estaba independizándose de Kuroi Akumu- le informó Leonard dándole los archivos del fallecido traficante en la mano a Voltage- al parecer Kuroi no desea compartir sus riquezas en el negocio del Cristal Rojo
- Los traficantes no son muy admiradores del concepto de la libre empresa- le respondió Voltage abriendo el expediente que contenía los archivos de Tinwosky, caminando por el vacio club nocturno, Voltage se sentó en uno de los cómodos sofás que habían en la zona del bar y leyó, por unos minutos, aquel archivo, tras cerrarlo se pudo ver en la expresión de su rostro un autentico enojo por lo que había encontrado. Molesto, exclamó- ¡fantástico!
- ¿Qué sucede Voltage?- le preguntó Leonard acercándose a él- ¿acaso encontró algo que no le agradó en lo absoluto?
- Si- le respondió el oficial mostrándole la hoja que había leído- este informe contiene los nombres de los amigos de Tinwosky: son cinco sujetos que se independizaron como él lo hizo, Fernández está en la lista junto con los otros cuatro
- Y si Fernández esta muerto eso nos lleva a…- dedujo Leonard haciendo molestar aun mas a Voltage
- ¡Sí! A que dentro de poco ocurrirán otros cuatro asesinatos, lo mejor será advertirles a esos idiotas que sus vidas están en peligro antes de que sea demasiado tarde
Mirando el desolador ambiente de aquel club nocturno, Leonard le respondió a Voltage:
- Quizás ya es demasiado tarde
La cena había sido magnifica y ahora se encontraba durmiendo en su cama, observándolo con cariño, Zefarin, acarició la mejilla de Sam con ternura. Él se movió un poco dando un quejido cariñoso. Podía ser que soñara con su esposa, con su hijo o, quizás, con ella. Una sonrisa amorosa se dibujó en su rostro al pensar en ello. Bajándose de la cama de Sam, Zefarin se dirigió a la cocina dispuesta a dormir en el sofá, tristemente la casa rodante no tenía muchas habitaciones. Ella misma se preguntaba que sentía por ellos y que era lo que ellos sentían por ella. Su Zafiro emocional la ayudaba a captar las emociones ajenas; pero no significaba que todo fuese transparente para ella, si ese hubiese sido el caso habría descubierto la verdad sobre su madre desde haría décadas atrás y no al poco tiempo de convertirse en una guardiana de Yume. Posiblemente las emociones de Bill y de Sam fuesen tan cristalinas como la gema que poseía en su estomago; pero ella misma se preguntaba si sentía algo mas por ambos amigos suyos que no fuese solamente eso, amistad.
Su relación con Bill era demasiado hermosa, como si fuese un hermano pequeño para ella y tuviese que cuidarlo con la misma devoción con que toda hermana mayor cuida a su hermanito. La inocencia de Billy era demasiado bella para el mundo que observaba cuando prendía la televisión, demasiado tierna y a la vez melancólica, no creía que el muchacho fuese ingenuo sino que… deseaba serlo debido a la vida que llevaba con su padre antes de que ella apareciese. Dentro de Zefarin estaba el deseo de cuidar a Billy, de cuidar la inocencia de su… hermanito pequeño.
Por otro lado Sam… sus sentimientos hacia Billy eran claros, deseaba cuidarlo como si fuese un hermano menor; pero sus sentimientos hacia Sam eran complicados, demasiado complejos como para poder deducirlos con claridad. Aquel hombre le despertaba una congoja y necesidad de estar a su lado para apoyarlo en lo que fuese necesario. Zefarin quería a Sam, no como si fuese su padre sino de otra forma… dando un bostezo se acostó sobre el sofá y se tapó con una manta diciéndose a sí misma que estaba cansada y no razonaba bien sus pensamientos. Sam era un gran amigo que necesitaba de su ayuda, quizás las desgracias que lo golpearon antes la volvieron un poco sensible ante lo ocurrido y, al ser un macho de la especie llamada humana, ella podría estar confundiendo las cosas con los Yukis masculinos quienes eran demasiado tiernos en comparación con los llamados hombres. Aun así no se sentía tranquila ante la idea de que Sam pudiera estar actuando delante de ella, haciéndose el dormido, para poder drogarse cuando ella estuviese dormida tirando sus esfuerzos a la basura. Si Billy podía hacer muy bien el papel de dormido, entonces Sam debía ser un profesional a la hora de actuar. No tenía motivos para desconfiar de él; pero tampoco motivos para no cuidar de él. Quedándose acostada por unos minutos en el sofá con una manta a su lado, descubrió que las dudas le daban un molesto insomnio. Tras moverse unos minutos de postura, dio un pequeño gruñido de enojo consigo misma y se murmuró
- ¡Bien! Solo por unas noches hasta estar segura de que no recaerá a mis espaldas
Se levantó del sofá dirigiéndose a la habitación de Sam esperando verlo dormido. Cuando entró a la pieza, descubrió que él seguía en su cama con los ojos cerrados y manteniendo una respiración profunda. Sin embargo era mejor asegurarse, llevando consigo su manta, Zefarin se acostó al lado de Sam y se tapó con la manta acomodándose en un costado susurrándole con ternura:
- Buenas noches amigo
Felizmente la casa rodante no tenía muchas habitaciones.
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