Cientos de mariposas doradas y brillantes imposibilitaban que la bestia avanzara, fijándose en su cuerpo hasta sujetarlo como si todas juntas fuesen una red que aprisionaba al monstruo. Parecían estar poseídas por una fuerza invisible, apoderándose de ellas y enfrentándolas al horrible monstruo y por alguna extraña razón, sentí la impresión de haber visto antes a esos seres de esplendoroso brillo que iluminaban toda la azotea. Era una conexión extraña.
—¿Qué es esto? —Mire sin creer lo que sucedía, no en daba crédito a lo que estaba ocurriendo en aquel momento. «¿acaso alguien las esta manipulando?» las mariposas seguían apareciendo.
Desde mis manos una luz dorada comenzó a emitirse, en ellas había aparecido el los símbolos de atrapasueños, uno en cada mano que brillaban con intensidad. Delante del monstruo se encontraba un círculo perfecto con un tejido parecido al de una telaraña. Y de este aparecían muchas mariposas, que se adherían a la bestia hasta hacer que se quedara inmóvil.
«¿Soy yo quien las está invocando?» me pregunte al ver impresionada aquella luz dorada que surgía de mis manos formando aquel círculo que flotaba en el aire de donde habían aparecido aquellas mariposas.
Pero mi concentración se vio obstruida por la aparición repentina de una persona. Había saltado desde el edificio del frente hasta la azotea en donde me encontraba sin el mayor de los esfuerzos. El sujeto desenvainó una espada en el aire de lo que parecía ser más bien una lámpara con una sobresaliente llama azul. El arma del desconocido se encendió al instante en que salió de ese objeto misterioso. Quedando frente de mí, notando que traía puesta una chaqueta con una capucha en ella como ese chico en mis sueños. Fijándome en cómo se veía me percaté que estaba vestido tal como lo había soñado: abrigo color negro, botas, chaqueta y unos guantes de cuero. Incluso la altura era la misma. Pero él no giró su vista hacia mí, su mirada permanecía fija en la criatura doblegada por las mariposas.
«¿Acaso él también se había vuelto real?» pensé en ese momento, «¿estoy en un sueño? ¿por que no puedo despertar?» Las preguntas resonaban en mi mente.
El extraño me miro unos instantes sin dejar ver su rostro bajo la capucha, me observo como si buscara percatarse de algo y volvió a ver el monstruo quien no dejaba de forcejear para intentar liberarse.
—Me disculpo por no haberte encontrado antes que esta bestia apareciera. —dijo el misterioso chico empuñando audaz su flamígera espada —hubiera
evitado que pasaras por este horrible momento.
Esa fue la primera vez que lo había escuchado hablar, en mis sueños nunca pronunciaba alguna palabra. Desde que aparecía hasta que terminaba el combate con las bestias, siempre permanecía en un silencio fúnebre.
—¿Qui...quién eres?—Titubeé al intentar hablarle. —¿Qué es ese horrible monstruo? ¿Qué demonios es todo lo que está pasando aquí?
Lance mis preguntas sin evitar mostrar el terror y la confusión que tenia, todo esto me parecía una locura de pesadilla, quería despertar.
—Mi nombre es Zeylan Leví y soy un guardián de los sueños —respondió observando a la bestia sin bajar la guardia, el engendro gruñó desesperado dándome un susto, mi corazón comenzó a acelerarse y palpitar con prisa. —esa bestia que estás viendo es un nóctofago, una pesadilla escapada de la mente de un soñador. No dudará en devorarnos una vez que despertamos en el reino de media noche.
—Entonces... ¿no estoy soñando? ¿esto es real? —pregunté desconcertada por su respuesta, sintiendo mi corazón latir con rapidez y el frio recorrer de nuevo mi espina.
—No, esta no es la realidad que percibes con tus sentidos sin despertar. Una vez que despiertas en el Reino de media noche este mundo y el tuyo se unen en uno solo.
Estaba sorprendida y consternada ante toda esa revelación, me cuestioné si todo ese tiempo en que las pesadillas se hicieron recurrentes «¿estuve viajando entre mi realidad y la realidad donde existían esos monstruos? ¿sería todo esto posible?» mi mente se negaba a aceptar que lo que conocía como real solo era una parte de lo que verdaderamente es, había otra realidad como la que estaba viviendo esa en la que una criatura me devoraría por estar consciente de su existencia. Entonces una duda cruzó por mi mente haciéndome temblar y aumentar más mi miedo.
— y... ¿Si llego a morir en este momento también lo estaré en mi realidad? — pregunte al ver el monstruo forcejear contra la prisión de mariposas.
—Existe la posibilidad, te convertirías en un nóctal; seres consumidos por las pesadillas y la oscuridad pero tú no te preocupes, mi deber es proteger aquellos soñadores que despiertan de la vigilia como tú.
El chico se dirigió hacia donde estaba el nóctofago, levanto su arma frente a él en dirección a la bestia y la empuño con mucha fuerza haciendo que su horrible adversario rugiera con mas furia que las veces anteriores hasta que ese ruido demencia retumbaba en mi cabeza, tapé mis oídos con mis manos, pude ver como el luminoso símbolo que convocaba las mariposas doradas desaparecía poco a poco, dejando el lugar a oscuras donde solo las flamas de la espada del guardián y la luna iluminaban el lugar del encuentro.
«¡Fui quien los había hecho aparecer!» me había convencido, note que los dibujos en mis manos se fueron desapareciendo en pocos segundos.
El guardián de los sueños, observó el monstruo desafiante entre fue lo que puede ver con la luz del fuego frente la oscuridad que nos envolvía. Su mirada parecía hablar por si sola; no le tenía nada de miedo.
—¡Ahora es mi turno de actuar! —exclamo al mismo tiempo en que se abalanzaba a la bestia en un salto impresionante.
Hizo un rápido movimiento de su espada dirigiendo un corte contra el monstruo, pero éste lo esquivó de manera ágil. Se levantó en sus patas traseras lanzando unos rápidos zarpazos contra él, quien los detenía con su espada velozmente. Cuando el monstruo dejó su flanco al descubierto el guardia acertó un tajo en el costado derecho de la bestia, haciendo que éste perdiera el equilibrio cayendo a un lado gruñendo de dolor.
—Deberías volver al agujero de donde viniste, vástago de las tinieblas —exclamo al ver a la bestia levantarse de nuevo.
El nóctofago rugió de furia, colocándose en posición de ataque, haciéndome recordar el movimiento que hizo para atacarme desde el balcón en mi apartamento.
—¡Zeylan, cuidado! —grité espantada cuando vi al monstruo abalanzarse hacia él, extendiendo sus garras en su dirección a una velocidad increíble.
Reaccionó de inmediato interponiendo su espada contra sus garras. El impulso lo lanzó contra las mallas que bordeaban la azotea, quedando a unos metros de la bestia. Yo me quede a espaldas del engendro, quien se preparaba para arremeter contra el chico con un letal zarpazo que podría acabar con su vida. Otra vez volví a ver lentamente como la bestia lanzaba con todas sus fuerzas el ataque contra el guardián, quien había bajado la guardia por el impacto contra la cerca.
«¡Vamos Mera haz algo o ese chico perderá la vida!» me dije intentando pensar en algo que pudiera hacer sin estropearlo todo.
Mis manos comenzaron a iluminarse poco a poco, recordándome lo que había hecho anteriormente; parecía como si mi cuerpo me diera la señal que necesitaba, recordé que había hecho aparecer aquel atrapasueños junto a las mariposas para retener a la bestia. Si lo volvía a hacer evitaría el ataque y él podría contraatacar después
Sin dudarlo levanté mis manos en dirección a la bestia, viendo como al momento el símbolo dorado volvía a aparecer en el aire. Algo en mí subconsciente me decía lo que debía hacer pero no estaba del todo segura de dónde provenía este poder; era como si dentro de esta realidad mi voluntad se hiciera real, decidida y mirando al nóctofago llena de valor, empecé a desear con mi corazón que el monstruo se detuviera entonces vi como el enorme circulo obedeció lo que mi mente dictaba hasta quedar fijo justo detrás del monstruo.
—¡Aparece! —grité con todas mis fuerzas, dejándome llevar por mi subconsciente.
Desde el símbolo del atrapasueños aparecieron unas enormes cadenas que enredaron la zarpa del animal, deteniéndolo casi al momento en que impactaría en el cuello del chico. Vi la imagen de un ser parecido a un humano y de altura considerable con su torso desnudo; tenía un yelmo acornado donde sobresalía sus cabellos brillantes y color semejante al sol, en sus brazos tenía enrolladas las cadenas con las que sujetaba a la bestia.
El guardián reaccionó luego de unos segundos de admirar lo que había logrado, empuñando con furia la espada flamígera de llamas azules, has abalanzarse hacia el engendro empezando a impactar cientos de cortes a gran velocidad, esta vez había acertado todos los cortes contra su enemigo mientras éste rugía con cada herida propinada por el arma hasta retorcerse de dolor.
—¡Desaparece en los confines de la vigilia engendro oscuro! —gritó mirándolo fijamente y enfundando su espada sin apartar la vista de él.
Miré cómo el monstruo comenzaba a dividirse en tajos, al mismo tiempo que el fuego color azul lo envolvía y lo calcinaba hasta caer y dispersar sus cenizas en el suelo. El ser había salido del aquel símbolo en el aire desapareció al momento en que la horrible criatura fue destruida, el chico cerciorándose de no encontrar rastros de su enemigo, se quedó mirándome hasta quedar inmóvil ante su mirada apacible, de inmediato di vuelta hacia atrás para convencerme que no había otro monstruo detrás de mi dispuesto atacarme en el acto.
Caminó hacia donde estaba, bajándose la capucha y permitiéndome ver a cada paso sus facciones con más detalle; mentón firme, estilizado cabello color castaño, nariz perfilada y ojos azules. Cuando estuvo frente a mí un silencio reinó entre nosotros mientras nuestros ojos se miraban fijamente y el brillo del atrapasueños nos iluminaba. Entonces entendiendo que el peligro ya no estaba a nuestro alrededor Zeylan tomó mis manos y las observo para después bajarlas.
—¿Cual es tu nombre?— me pregunto de improvisto.
No sabia como empezar a hablarle, todo fue tan irreal que no podía ignorar el hecho de que pudiese estar en un sueño lucido.
—So... Soy Mera Albaceleste—Dije titubeando.
—Mera, ya no tienes que temer— dijo fijando sus ojos azules a los míos —haz sido muy valiente esta noche. Y con todo el peligro al que te has arriesgado, será mejor que trates de olvidar todo lo que ha pasado. Por tu bien y por los que te rodean olvida esto que paso.
«¿Como podría hacer tal cosa?» Era la primera vez que algo así me pasaba mientras estaba en una pesadilla, me pareció ver un gesto de preocupación en su mirada. Pero cuando intenté darle una respuesta, comencé a sentirme mareada; mis fuerzas se desvanecían y mis ojos se cerraban, lo último que recuerdo fue quedar tendida en sus fuertes brazos y ver como me sostenía en silencio como si esperara que cayese en ese estado.
—Fue un gran esfuerzo el que hiciste para realizar esa convocación... fue hermoso ver un 'poder de atrapasueños como el tuyo Mera.
Fue lo último que le escuché decir. Cerré mis ojos y comencé a tener visiones que me confundían; frente a mí tenía una chica que parecía de mi misma edad con piel pálida, cabellos rubios y labios de igual de pálidos y su fría mirada puesta en mí. No lucía bien; parecía preocupada.
—¡Sé fuerte, enfrentarlos! Protege a los tuyos, a tus aliados y a ti misma. La oscuridad de la noche te perseguirá, no descansarán hasta encontrarte ya saben quién eres y lo útil que les puedes serles; no van a rendirse hasta poder apresarte... igual que lo hicieron conmigo— Exclamo antes que pudiese hacerle alguna pregunta.
Noté que algo la apresaba y la arrastraba a la oscuridad; la chica extendió su mano esperando que la sujetara, pero el umbral que la rodeaba no lo me permitía.
—¡¿Cómo puedo salvar a los demás, si no se cómo salvarme a mí misma?!— le grité desde la distancia, sintiéndome impotente y con ganas de llorar.
—Confía en el joven que guarda tus sueños —Decía con la mitad de su cuerpo desvaneciéndose en las tinieblas. —Solo así podrán salvar a todos de La Noche Eterna.
Al ver que su rostro se había perdido en la oscuridad, volví a intentar pasar por el umbral; saltando con todas mis fuerzas hacia el, sentí como caía en la inmensa oscuridad como si se tratara de un precipicio sin fin, has que pude ver los cuatro ojos brillantes del aquel noctofago que surgieron al fondo del abismo. La bestia abrió una enorme boca para tragarme mientras hacia un grito desgarrados.
—¡Aaahhh! —Grité fuerte y aterrada.
Sentí que alguien me zarandeaba tomándome de los hombros, mientras a lo lejos unas voces me llamaban haciéndome recobrar la conciencia.
—¡Mera despierta, vamos Mera! —Me llamaba aquella voz femenina con desespero.
El aire me hacia falta, transpiraba y sintiendo mi corazón latir a toda prisa, intenté abrir los ojos con temor a encontrarme nuevamente en otro horrible espectáculo demencial.
—Tranquila mana, solo fue una pesadilla —Me hablo otra voz femenina.
Esas voces me eran familiares, dándome cuenta casi de inmediato que se trataba de mis dos amigas y compañeras de cuarto; Remina y Anetta. Abrí mis ojos al mismo momento en que una de mis amigas encendía la luz. Me miraron preocupadas, colocándose a cada una de la cama. Me abrazaron intentando reconfortarme que era lo que mas quería en ese momento.
Miré la habitación y cada uno de los muebles que el monstruo había destruido sin poder creer lo que veía; todo estaba como antes, la ventana, las cortinas, la cama, la puerta de mi cuarto... ¿estaban intactos? parecía como si nada hubiese pasado. Un brillo atrajo mi atención casi de inmediato. Observando mis manos y sentí mi corazón detenerse por unos cortos segundos. Allí estaban los símbolos del atrapasueños, brillando casi invisibles, desapareciendo evitando que mis amigas pudieran verlos.
—No fue un sueño... —Susurre sin dar crédito a lo que veía.
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