El auto en el que viajaban los Dragones Azules
no tardó en divisar a sus enemigos y ser divisado a la vez. Los Hermanos
Carmesí al ver acercarse a sus enemigos, sacaron sus armas; pero las balas
golpearon el pecho de tres de ellos antes de que pudieran siquiera terminar de
desenfundar. Los Dragones Azules tenían la ventaja numérica y sus Uzis ya
estaban fuera de sus fundas cuando fueron divisados, los Hermanos Carmesí no
tenían ninguna oportunidad. Deteniendo sus coches, los Dragones Azules
comenzaron con la toma de territorio que les faltaba queriendo ampliar sus
manzanas reduciendo las pocas calles que pudiesen tener los Hermanos Carmesí.
Si su toma hostil resultaba exitosa entonces las siguientes pandillas serian su
principal objetivo. Bajando de los automóviles aquellos pandilleros dispararon
sin siquiera detenerse a apuntar acabando con cuanto enemigo o civil inocente
tuviesen delante. Aquello no era algo nuevo o indignante siquiera para Lazy
Riler. Toda su vida podría resumirse a
la guerra de pandillas junto a la discriminación de los demás solo por su
procedencia en el vecindario de Kraven. Aunque había nacido en la costa oeste,
Lazy nunca había visto con sus propios ojos el océano pacifico debido a los
conflictos constantes de las pandillas. Los territorios que su pandilla adquiría
eran donde Lazy se sentía más seguro que si iba por las calles del centro de
Los Ángeles. Ni siquiera le importaba si la policía aparecía de un momento a
otro, los Hermanos Carmesí no podrían recuperarse de aquel ataque, el
vecindario era suyo. Apareciendo por el frente, se podía notar una cantidad muy
concentrada de coches de distintas marcas con hombres ya armados, los Dragones
Azules no tardaron en darse cuenta de que habían caído en una emboscada bien
organizada por los Hermanos Carmesí.
Tapando las salidas de los costados junto con la parte trasera por donde
los Dragones Azules habían venido con
una misma cantidad de coches robados, los Dragones Azules se veían rodeados.
Lazy se metió en el interior de su auto para disparar desde allí mientras que
sus compañeros iniciaban el desesperado intento de mantener su ilusoria
victoria. La batalla solo podía describirse como una masacre.
El estado democrático de los Hermanos Carmesí se había terminado al ver sus desventajas de manzanas y como, siendo un grupo mayor al de los Dragones Azules, se encontraban al borde de la extinción. Un líder con carisma se alzó sobre todos, aquel héroe se llamaba Duncan Selverer; pero todos lo conocían como Silver Duck. Quien tomó las riendas de la pandilla y los llevó a una victoria ejemplar que de tratarse de naciones y no vecindarios dentro de una ciudad, seria ilustrado en los libros de historia como una de las mejores estrategias jamás concebidas en la misma guerra, solo comparable al mítico Caballo de Troya.
Acorralados en sus coches, los Dragones Azules disparaban con sus Uzis a los coches que aparecían por el frente, ignorando a los de la izquierda y derecha. Sin embargo los disparos que recibieron por la retaguardia fueron los decisivos. Escudándose en sus propios coches de color azul, los Dragones Azules contraatacaban a sus enemigos, Lazy se sentía como si estuviesen en la batalla del Álamo en ese momento y no estaba muy interesado en compartir destino con David Crocket o el Capitan Travis, mucho menos con Bowie. Acercándose a donde estaba el encendido del automóvil giró las llaves en el mismo momento en que uno de sus compañeros bañaba el parabrisas con sus sesos al recibir un disparo de una AK 47 que los Hermanos Carmesí habían comprado a un traficante de armas. Las cosas pintaban mal para los Dragones Azules, muchas de las balas que aquellos pandilleros poseían eran las conocidas como “mata policías”. Armamento capaz de perforar la tela de los chalecos antibalas o cualquier cosa de una estructura resistente. Aunque las balas de las Uzis de los Dragones Azules podían matar a varios enemigos, la superioridad numérica y armamentística de los Hermanos Carmesí no tardó en hacerlos sentir como si fuesen sardinas enlatadas a punto de ser devoradas. Colocando la reversa, Lazy apretó el acelerador dirigiéndose a donde estaban las casas cercanas dejando vulnerable un sector de los Dragones Azules que sus enemigos no tardaron en aprovechar, diez personas con varias AK47 fueron más que suficiente para terminar el trabajo dando final a la batalla decisiva en las historias nunca escritas de las pandillas. Lazy creyó que no podría salir vivo de allí; pero lo logró, entrando por la sala de estar de la casa y saliendo por el jardín aquel auto pudo llegar a donde estaba una calle paralela donde logró tomar la primera desviación que lo llevó a la carretera, sin saber a dónde dirigirse, Lazy, creyó que era un buen momento para conocer el océano Pacifico.
Las manzanas pertenecientes a los Dragones Azules no tardaron en cambiar de dueño logrando una conquista nunca antes vista por las demás pandillas.
La mañana apenas estaba comenzando.
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