La historia de Claudia se vio interrumpida por la llamada de la mamá de Abner, él sin contestar el teléfono sintió mucha preocupación por la forma que su amiga contaba la historia porque por momentos su voz se quebraba y sus ojos se llenaban de lágrimas:
- Sabes qué, veo que esto es demasiado para ti aún y no estoy seguro si te sientes lista para continuar reviviendo todo lo que te pasó – Dijo Abner preocupado, él por supuesto que deseaba seguir escuchando, pero también era importante su amiga.
- Creo que tienes razón, es duro, pero necesito contárselo a alguien ¿Vamos a comer? Y te sigo contando
- ¿Estas segura?
- Más que segura
Ambos buscaron algún lugar donde no hubiese mucha gente y fuese tranquilo para poder platicar. Después de diez minutos buscando, encontraron un pequeño restaurante no muy conocido, al entrar intentaron encontrar la mesa más apartada que pudiera haber; después de ordenar y comer Claudia suspiro y continuo con su historia:
- El primer grupo paso y los que estábamos afuera nos dedicamos a buscar noticias, artículos, editoriales… en fin, todo lo que nos pudiera ser útil y necesario para la entrevista – Claudia pauso un momento intentando recordar más detalles – pasaron tal vez veinte minutos cuando salió la primera persona, todos pusimos atención a su expresión, era un muchacho de aproximadamente veinte años que se veía muy afectado y en los próximos diez minutos vimos a resto salir, algunos muy confiados y otros bastante afectados. Pienso que en general causaba mucha confusión las diferentes reacciones de las personas que salían de esa sala.
- Disculpe mesera, ¿podría traernos una jarra con agua? Gracias. Disculpa continua
- Como te decía, después que saliera la última persona entró mi grupo. Al entrar a la sala, había una mesa para dejar las hojas de vida y luego una mesa redonda grande. Al sentarnos entro Mendel con unas hojas en la mano y a cada uno le entrego un cuestionario, se giró hacia nosotros y recuerdo claramente que me convirtió en su punto focal
- Bueno, muchachos, cada cuestionario es diferente, así que no encontraran ninguna hoja igual a la otra. Tiene quince minutos para llenar la información y luego en la oficina que ven aquí atrás pasan uno a uno para realizar la entrevista – Nos dijo Mendel entrando a la oficina que estaba atrás
- Permiso, su jarra jóvenes – Dijo la mesera interrumpiendo la conversación – ¿Desea que les sirva agua?
- Si, gracias – Dijo Abner
- Igual yo – Respondió Claudia lamiéndose los labios
- Con permiso – Dijo la mesera después de servir el agua, respondiendo ambos asintiendo la cabeza
- Ya se me estaba secando la garganta – Dijo Claudia con una ligera sonrisa, dando un sorbo, continuó con la historia – Como te decía entro a la oficina y comenzamos a llenar la hoja, después de cinco minutos o un poco más termine de llenar la hoja, había sido la primera así que me levante, me dirigí a la puerta y toque
- Pase adelante señorita ¿Claudia? ¿La puedo llamar por su primer nombre?
- Si… claro que si licenciando Mendel
- Sin formalidades, llámame Diego – Dijo con una sonrisa amplia – Debe su hoja aquí – Dijo extendiendo la mano y al entregársela rozo ligeramente con su dedo índice desde la palma de la mano hasta el pulgar – Sin pena, tome asiento
- Si – Dije sentándome muy nerviosa
- Así que señorita Claudia, dígame ¿Por qué desea trabajar con nosotros?
- Sé que esta radio tiene mucha trayectoria y hay grandes profesionales, además creo que podría aprender mucho de todos aquí en esta empresa – Respondí nerviosa
- Espero que cuando diga todos, también este yo incluido – dijo subiendo la ceja derecha y viéndome fijamente
- Perdón…
- Sí, la he visto en la universidad y por lo que he escuchado de usted por parte de otros licenciados, es muy buena estudiante… claro, no estoy diciendo que por ello tiene ya un puesto seguro, tendrá que pasar por un comité como todos – Dijo mientras mostraba una sonrisa y se acomodaba en su asiento cruzando las piernas
- No, como cree eso, sé que hay gente más competente que yo Licenciado Mend… digo Diego – Me hizo otras preguntas que no recuerdo y se extendió por cinco minutos más. Salí de la habitación y me fui a casa, cansada, pero con la expectativa de que quizás sería llamada en los próximos días.
Después de haber contado su primer acercamiento con Diego Mendel, Claudia pauso para tomar otro sorbo de agua – No sé si deseas que te siga contando, sabes que hay mucha tela que cortar aquí – dijo con un ligero dejo de tristeza – Yo como te dije, cuéntame hasta donde tú quieras o aguantes, no te voy a obligar a seguir contando si no quieres – respondió Abner siendo comprensivo y sabiendo que no importando lo que hubiese pasado más adelante, era algo muy personal y demasiado delicado.
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