Falsa alarma, pensamos que teníamos que salir corriendo. Las dificultades del idioma no facilitan las cosas. Mi nueva compañera me estaba haciendo señas para que cierre la ventana, pero entendí que teníamos que escapar. En fin, la desesperación. El inglés sirve, pero hasta ahí, fuera de la unión europea no tiene mucho uso. En verdad vivimos en una gran burbuja los que creemos que todo el mundo habla inglés.
Como les contaba, la robocop me había regalado un libro de mandalas ya pintado, para que juegue con la linterna, pero tenía una sensación rara, había algo que no me cerraba. Me estaba yendo a la cocina a preparar unos mates, pero Bery se ofreció a hacerlos.
Cuando alumbré los colores, no se veían fluorescentes, sólo en algunas partes, como si se hubiesen pintado con marcador común y pintado encima. ¡Eran letras! Cada sandía tenía dos letras: KI-TC-HE-N... salí corriendo a la cocina, dentro de lo posible, claro. Las náuseas seguían molestando.
-Pero relaja mujer, que ya los llevaba…
-Mejor los tomamos acá ¿vale?
-¿Con el sofá ese divino que tienes en la entrada?
-Me quiero tomar un momento acá.
Hasta que entendió. En las manzanas también había cosas, en total decía: Kitchen is safe cameras in casita (la casita estaba dibujada como la típica casita con techito de tejas y chimenea humeante que no tiene nadie pero que seguimos dibujando gracias a nuestros antepasados europeos). Tomo un mate. Paranoia. Hablo sobre la cantidad de nieve que cae. Paranoia. Pienso en cómo hacer que mi pareja y yo quepamos en un colchón entre las patas de la mesa de la cocina. Nada es gratis, ¿sino cómo iba a darme el seguro de salud todas estas facilidades? ¿Sabrían o hay alguien más metido en esto? Paremos todo: ¿¡Me graban cagando!?
-¿Y eso de dónde ha salido?
Ouch, pensé en voz alta. Pero bueno, en gran hermano sucedía, y no me hace mucha gracia… Realmente no sabía si confiar en ella o no.
-Perdón, pensé en voz alta… viste el lío de la privacidad con las nuevas apps… Bery, sé honesta ¿Qué crees que llevo en el vientre?
-Pues, un feto. No creerás que esa pancita es sólo de chocolatinas.
-¿Crees que es un alien o el hijo de dios?
-¡Ay Dios María virgen santísima! ¿Pero qué te ha picado hoy? Todos somos hijos de dios, no importa de dónde haya venido.
¡Mics! ¡No decía nada de micrófonos! Claro, nunca revisé los que venían. Ay mi ansiedad…
En total en el libro decía todo esto:
Kitchen is safe cameras in casita, mics no bath no kitchen, suits danger, trust ángel.
El ángel también estaba dibujado. O sea que en el baño sí me grababan, pero no me escuchaban. Eso explica cómo es que cada vez que tengo alguna situación fuera de lo normal, se comunican conmigo. Claro, pero ¿Cómo hago para que me crea Bery y mi pareja? Me desagradaba bastante la idea de que nos vigilasen, más me daba miedo lo de “suits danger”.
Hasta ese entonces, todo “marchaba bien”, hasta que expuse las cámaras y los mics.
-Escapémonos este finde al Boden- le dije a mi pareja y Bery. -Si no vienen conmigo, voy sola.
Cinco minutos después, me llaman para avisarme que mi turno de rutina, pasaba al sábado.
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