Tras una noche tranquila, amenizada, por supuesto, por los noctámbulos y cantarines habitantes del Bosque, recogimos el campamento después de desayunar y emprendimos el viaje con el que mi amigo me está mostrando el mundo de Fayrlantis.
Poco despues de salir del bosque, nos encontramos con una ciudad completamente abandonada.”Albarracín”, me dijo Tulio que se llamaba la ciudad. También me contó la historia de la ciudad.
“Hace mucho tiempo, tres siglos del mundo humano, la ciudad de Albarracín estaba habitada por todo tipo de gente. Mercaderes, guerreros, magos y adivinos, labriegos, mujeres, hombres, niños...
Todos, desde el más humilde hombre del campo hasta el más alto cargo de la nobleza y de la casa real, vivían en paz y de acuerdo a unas normas entre las que se incluían el respeto, hacia uno mismo y hacia los demás.
De pronto, un día llegó un extranjero,alguien de tu mundo-me explicó-. Llegó con infulas de gente de mundo, hablando de todo lo que había visto, vendiendo cosas que aquí eran desconocidas y que , según el, tenían la virtud de hacer que quien las usaba viera si la persona con la que estaba hablando, le engañaba.
Desde ese momento, todos desconfiaron de todos,...ya nadie respetaba a nadie...saqueos en las tiendas de los mercader y en los hogares de mucha gente humilde...el cementerio fue profanado...
Como único testigo de todo aquello quedó en pie un panteón del cementerio. El único panteón en el que casi nadie osaba entrar. “El panteón de las voces.”
Cuando quise preguntar porqué se le llamaba así y porqué ese fue el único que quedó en pie, me dijo:”Mejor te lo muestro”
Eso hicimos. Si vieras lo que yo vi, llorarías, te lo aseguro. Todas las tumbas estaban abiertas, los difuntos que en ellas descansaban, tenían restos de haber sido robados y profanados, en muchos sentidos.
Casi al final del cementerio había un edificio alto, rodeado de los escombros y ruinas de otros muchos. Con todo el respeto que los difuntos se merecen, entré en el panteón.
Nada más hacerlo, sentí un frío que me calaba los huesos. Al principio no escuché nada, pero, tal y como me recomendó Tulio, tuve paciencia y esperé (raro en una impaciente como yo ¿cierto?).
Al poco de estar allí comencé a oír voces.4 si no me equivoco: 2 de mujer y 2 de hombre.
Las de mujer, una era cantarina y risueña y la otra , a pesar de que se escuchaba triste, sonaba muy segura de si misma.
En cambio de las voces masculinas, una era grave, pero que sonaba algo infantil (de seguro en vida debió ser un niño grande) y la otra era serena, pero precavida.
Como no se conocían sus nombres reales, lo único que se sabía, según mi amigo, era que en los nichos las lapidas tenían nombres falsos, (supongo que por esa falta de identidad real) Tulio me dijo que tenían los sobrenombres o apodos que los habitantes de la ciudad les pusieron para identificarlos.
De la voces femeninas, la triste se llamaba “Sin Alegria”, la risueña “Mal Augurio”, y de las voces masculinas, la grave se llamaba “El Campeón” y la precavida “El General”.
También me dijo que esos apodos tenían una razón de ser, que estaba vinculada a su vida o a su muerte. Te explico, según me contó mi amigo y guia en ese viaje:
“Sin Alegría” era una mujer joven y casada. En la familia del marido existía la tradición de que la descendencia, sólo podía ser por linea de sangre. No se sabe a ciencia cierta si quien tenía el problema era ella o era él. El asunto es que, tras muchos intentos, “Sin Alegría” no lograba quedarse embarazada.
En esos casos la tradición de la familia del marido decía que el debía repudiarla frente a la familia y abandonarla, pero como el tipo era un cobarde lo hizo todo a espaldas de ella y como eso pasó en invierno, la pobre falleció en medio de la nada.
A los pocos días apareció congelada a la entrada de Albarracin, no se sabe como llegó, como si fuera una pobre mendiga y no la dama de sociedad que en realidad era. Un habitante de la ciudad se apiadó de ella y le dio un entierro digno.
“Mal Augurio” es un caso aparte. En vida era una vidente que sólo tenía visiones de desgracias. Muertes, malos entendidos,...las fortunas sólo las veía si iban a ser otorgadas a alguien ajeno al consultante o iban ser perdidas debido a negocios que quiebran o por una mala inversión del consultante.
Su forma de morir, fue más que evidente: Una predicción negativa que se cumple, un cliente insatisfecho y muy enojado con acceso a objetos cortantes...y el resto es fácil de imaginar.
En cuanto a “El Campeón “ y “El General”...bueno el primero era un deportista que nunca se tomó en serio las indicaciones de su medico y cuando este le dijo ”No puedes seguir con la lucha libre, buscate otra actividad más serena o tu corazón te pondrá un alto” el hizo oídos sordos. Como ya te estás imaginando falleció durante un combate de lucha libre...contra un oso pardo adulto.
Y “El General”... en vida fue un gran militar, pero algo no salió bien durante una campaña, y aunque no todo era como parecía,... todo lo acusaba. Murió durante una contienda durante esa misma campaña.
A titulo póstumo, lo licenciaron con deshonor, y por eso el ejercito en el que combatió le negó el derecho de un entierro digno.
La forma en que tanto “Mal Augurio”, como “El Campeón” y “El General” acabaron enterrados en el cementerio de Albarracin y más concretamente en el panteón de las voces es un misterio.
Comments (0)
See all