No había ido a prisión por haber incumplido la orden de alejamiento solo porque tuvo suerte; pero de todos modos Jane se encontraba molesta con la idea de perder la noticia del siglo por culpa de ese infeliz de Lucius. Caminando de un lado a otro en el interior de su camioneta de noticias, Jane, intentaba calmarse y atar cabos por cuenta propia de lo visto en esa playa
- Muy bien- decía continuando con su constante caminata- el sujeto al que le dispararon claramente no era un ser humano
- O quizás si- le contestó Steve comiendo una sopa de fideos preparada por su esposa para el almuerzo que se encontraba en un vaso de tergopol- quizás era un hombre que sufría una enfermedad terminal como el Cáncer o ese jodido virus llamado Sida. He oído rumores de que sus víctimas terminan adquiriendo ese horrible aspecto
- ¿Y cuantos enfermos de Cáncer y Sida conoces que tengan colmillos sobresaliendo por sus labios?- le preguntó Jane furiosa
- Quizás era parte de un disfraz, recuerda que habían varios actores a su lado según lo contado por las fuentes oficiales- le señaló Steve continuando con su almuerzo
- Si ¿Y por eso dijiste “puta madre” ni bien lo viste?- le recordó Jane a Steve quien estaba terminando de comer su sopa de fideos
- Me tomo por sorpresa ¿de acuerdo?- le contestó Steve con la boca llena, tras acabar de comer y beber el liquido suspiro diciendo- ¡Estuvo delicioso!
- No estoy convencida del todo de que fuese un disfraz, quizás…- se detuvo sobándose su mentón con la mirada perdida observando el suelo de la camioneta. Aquel estado de meditación se interrumpió al dar una exclamación de sorpresa y esbozar una enorme sonrisa de alegría con su boca todavía abierta, corriendo a donde estaba el asiento del conductor teniendo su mirada centrada una vez más le dijo a Steve- ¡Vamos, Steve! Tenemos que ir a donde se reúnen esos lunáticos. Posiblemente ellos puedan darnos una explicación de lo sucedido
- ¿Y sabes dónde se encuentran?- preguntó sorprendido Steve dejando el vaso de tergopol en el piso
- No, pero tengo contactos que quizás si lo sepan ¡Vamos!
Arrancando el motor del coche, Jane se puso en camino a donde estaba uno de sus contactos más importantes: el senador Jim Dubvey.
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