ARGUMENTO 2
CAPÍTULO 4.1 | DESCUIDO
“Las cosas en mi vida eran simples, aunque mi personalidad parecía distraída e incluso inocente, la realidad es que se debía a que siempre estaba pensando en algo. Lo curioso es que nunca sabía a ciencia cierta qué era lo que estaba pensando, es cómo poner atención a una hoja en blanco, esperando que de pronto las palabras se escribieran en ella”.
La historia de mi familia es muy peculiar, complicada a mi manera de ver. Desde que tengo uso de razón, mi abuelo siempre me había contado que yo era una persona especial, que nunca debía olvidarlo.
Aunque siempre lo dudé e incluso tuve inquietud de indagar en esas palabras, la verdad es que nunca me gustó complicar más mi confundida vida, probablemente esas palabras sean las que todos los padres y abuelos dicen a los más jóvenes para hacerlos sentir que tienen un motivo para seguir existiendo.
Tenía el defecto de acceder a casi todo con tal de evitar meterme en discusiones, en la escuela encontraron que tenía habilidad para los deportes y me solicitaron participar en toda clase de eventos que tuviesen que ver con ello. Al tiempo de haber aceptado, sin saberlo encontré una especie de escaparate a mis pensamientos, quizá la concentración que ponía mientras me ejercitaba era el motivo.
Con el tiempo, al entrar a la preparatoria, me nombraron capitana del equipo de soccer de la escuela, aún siendo alumna del primer grado, esto causó muchas reacciones en las estudiantes de grados superiores, pero por fortuna, con sólo unos cuantos partidos me gané el respeto de todas las jugadoras del equipo.
Mi vida giraba en torno a mis entrenamientos y las clases, no tenía amigos, sólo hablaba lo necesario con todos por igual, aunque mi manera de ser atraía a muchos curiosos, que más que querer acercarse siento que lo hacían por morbo, pues en los corredores corrían rumores con toda clase de historias sobre mi posible pasado traumático, meros inventos que la gente decía para crear más misterio alrededor de mi actitud poco sociable.
No estaba segura del por qué mi abuelo insistía tanto en decirme que yo era especial, pero lo que si me mantenía inquieta era escucharle decir que debía cuidarme siempre de la traición, no lograba entender a qué se refería y eso me tenía siempre desconfiando de todos. Aunque mi actitud era amigable, en el fondo siempre estaba siendo cautelosa.
Cuando Juhan llegó a la escuela, coincidimos en la biblioteca, me pareció un chico muy distinto, el haber llegado recién, le tenía a salvo de todo lo que se decía acerca de mí. Tomé la arriesgada decisión de iniciar una amistad con él y de a poco se fue ganando mi confianza, todo por supuesto sin mencionarlo a mi abuelo.
Luego de abrir mi horizonte y poner más atención a lo que me rodeaba, me di cuenta de que al lado del campo de soccer dónde el equipo entrenaba, había un árbol, donde la chica más misteriosa de la escuela descansaba durante el receso y luego de clases, una chica de estatura promedio, tez blanca, casi pálida y un cabello negro intenso, cortado en capas que apenas rozaba sus hombros. Supuse que al igual que yo, ella podría tener un motivo para comportarse de esa manera.
Nunca le presté demasiada atención, además, estaba acostumbrada a no dar el primer paso, digamos sólo me acostumbré a verla allí y no quería incomodarla pues parecía tener algo con la capitana del equipo de porristas.
-No se te vaya a ocurrir acercarte a esa persona, es una pérdida de tiempo, además, es tan antipática que probablemente antes de que puedas decirle algo, ya te haya ignorado por completo-
Escuché hablar a una de las jugadoras detrás de mí cuando me quedé viendo en la dirección que se encontraba el árbol.
-Yo digo que deberían cortar ese árbol, debería buscarse otro lugar, de sólo saber que sigue allí todos los días hasta llega a ser tenebroso- Dijo otra de las jugadoras respondiendo a la primera.
Me limitaba a escuchar, era rara la ocasión que conversaba con mis compañeras de equipo.
Una tarde, cuando estaba con Juhan, él me pidió que le hablara a mi abuelo sobre nuestra amistad, no supe que responderle, pues me parecía una locura, con el hecho de saberlo, mi abuelo podía incluso pedir a mis padres cambiarnos nuevamente de ciudad. Y es que así era, cada que él se enteraba de que yo tenía al menos un amigo, me alejaba por completo poniendo tierra de por medio.
-No puedo, si lo hago es posible que no te pueda volver a ver-
Ese tema me tenía ahora más distraída de lo normal, la mañana siguiente jugué el partido de entrenamiento como una aficionada, fallé todos los tiros que lancé e incluso uno de los pases fue a dar precisamente hacia la dirección donde se encontraba la chica misteriosa con la porrista.
Sorpresivamente su reacción fue atajar la pelota, pero del fuerte impacto salió disparada cayendo de espaldas, torpemente al ir a ayudarla le caí encima y al parecer ese evento me provocó un extraño interés en ella a partir de ese momento. Tenía mucha curiosidad por saber quién era, quería conocer el motivo por el cual, a pesar de su ceño fruncido, su mirada no evocaba el desprecio que siempre parecía mostrar a todo lo que le rodeaba.
Fue entonces que decidí dar el paso, tomé valor de hacerlo cuando vi que, al estar cerca, su actitud cambiaba y se volvía más expresiva, entonces no era una persona amargada, toda esa fachada no era más que una coraza de piedra que estaba ocultando a una persona más frágil, justo como yo lo hacía.
Cuando Miila y yo comenzamos a hablar con más frecuencia, la actitud de Juhan cambió un poco. Se volvió más minucioso y pareció desarrollar un interés en ella. A pesar de que yo intentaba mantener un equilibrio entre el tiempo que compartía con cada uno, al parecer era demasiado evidente que ella y yo nos estábamos entendiendo demasiado bien.
-Yedaky, quiero pedirte que seas mi novia-. Dijo Juhan sorpresivamente una tarde que salimos. Justo esa mañana lo vi conversando con Miila, tal vez ya habían hablado de lo que me acababa de decir.
-Lo siento, he conseguido mantener en secreto que tengo un amigo a mi familia, de ninguna manera podría llegar de pronto con la noticia de que tengo un novio... Además... -Me detuve unos segundos – Creo que ya estoy interesada en una persona.
Inesperadamente, Juhan se molestó conmigo, se alejó unos pasos y la expresión de su cara cambió drásticamente, parecía que ocultaba una personalidad agresiva bajo su apariencia amable. Todo lo contrario, a lo que Miila hacía aparentando ser conflictiva.
Alzando la voz y estrujándome, me exigió decirle el nombre de la persona que había intervenido, me confesó que toda la amistad que me ofreció tenía como única finalidad tener una relación amorosa conmigo. Yo me negué a decirle quién era esa persona y me mantuve firme en mi decisión de rechazarlo. Luego de suspirar, me sonrió y me dijo que no nos volveríamos a ver.
El día siguiente, durante el partido de exhibición, justo en presencia de espectadores y maestros, me encontraba mucho más distraída de lo normal.
-¿En qué estaba pensando al decirle que ya estaba interesada en alguien? ¿Habrá sido sólo una respuesta evasiva ante su declaración? -.
En el momento que tontamente estaba preguntándome esas cosas, una jugada en la que no reaccioné a tiempo me provocó un esguince en la pierna derecha. Estaba acabada, mi único escaparate, los deportes, parecía haber desaparecido de mis opciones para dejar de pensar en todas las cosas complicadas que estaban sucediendo.
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