“Los veteranos deben ser respetados”. Señalaba un cartel que se encontraba pegado en la pared de la oficina de desempleados. García lo miraba y negaba con su cabeza ese dicho.
“Pura publicidad políticamente correcta; pero bastante hipócrita” pensó con una sonrisa que detonaba tristeza antes que felicidad. De tez negra, con un peinado afro, el que alguna vez fue sargento de la compañía 19 en Vietnam ahora trataba de sobrevivir en otra guerra aun más complicada y temible que aquella: la guerra del día a día en la sociedad que lo rechazaba.
Todo había comenzado unos años atrás, durante lo que parecía una simple misión de rescate, Comandada por el sargento Álvaro Rodrigo García, para salvar a la compañía 13 que se había perdido en territorio perteneciente al Vietcong. Dicha compañía estaba liderada por el sargento Michael Chase.
García, junto con sus hombres, se adentró en territorio enemigo buscando a los que pudiesen quedar vivos de aquella compañía, sin embargo lo único que encontraron fueron hombres muertos o casi muertos; pero ningún rastro de supervivientes. Una noche, mientras descansaban, los vietnamitas les tendieron una emboscada. Solo García y el cabo Daniel sobrevivieron.
A duras penas volvieron como pudieron al cuartel general, descubriendo con pesar que Chase fue el único sobreviviente de aquel batallo y que se había salvado él solo.
Amargado ante los horrores de la guerra, García, al ser voluntario pidió la baja, la cual le fue cedida unas semanas después. Cuando volvió a casa esperaba ser bien recibido, o por lo menos tener alguien con quien poder abrazarse; pero las personas que lo esperaban le gritaban insultos. Eran los pacifistas y algunos Hippies muy molestos con los soldados que habian ido a pelear a Vietnam. Todos ellos le decían cosas crueles y, en su mayoría, falsas; pero la peor parte no fue esa, la peor parte fue que al tratar de volver a la civilización como un miembro de provecho, descubrió que a los ciudadanos les daba igual si hubiese estado en la guerra o en un campus universitario, no lo querían, no le daban trabajo y en caso de dárselo era en lugares con mala paga. Incluso ese sujeto, Chase, estaba pasándolas peor que él. De aquello solo habían pasado tres años, en 1970. Ahora intentaba sobrevivir, como fuera, en las calles las cuales estaban infestadas de policías corruptos y de pandilleros violentos.
Se acercó a la ventanilla, queriendo pedirle dinero o, al menos, un trabajo; pero en lugar de recibirlo con amabilidad, le preguntaron de forma seca y cortante:
- Señor García ¿Usted de nuevo aquí?- preguntó una mujer obesa de cabello rubio y rostro avejentado- ¿Qué le sucedió al trabajo que le dimos anteriormente?
- Que contrataron a otro sujeto que pedía menos dinero como paga- le respondió García sintiéndose molesto ante tal recepción, como si a él le gustara ir allí, para buscar un medio de supervivencia, solo por diversión- escuche soy veterano de Vietnam, tengo conocimientos en combate cuerpo a cuerpo ¿No hay algún trabajo como guardia de seguridad o posibilidades de entrar en la policía aunque sea como cadete?
- Lo lamento señor García, los empleos que usted menciona no están solicitando a nadie con sus aptitudes de momento, quizás si vuelve más tarde tengamos algo para usted- le contestó la recepcionista con el mismo tono de enojo y cansancio
- ¡Esto es increíble!- rugió García furioso- peleé en Vietnam, sacrifique años y juventud en esa guerra ¿por qué no puedo tener un trato justo?
- ¡Oye viola mujeres! ¡Mejor que te apures porque no tenemos todo el día!- le gritó un muchacho de dieciocho años a García
- ¿Cómo me llamaste?- le preguntó Garcia furioso mirando de reojo al muchacho que le habia gritado
- ¡Viola mujeres! Porque a ustedes les gusta ir a Vietnam para fornicarse muchachitas vírgenes ¡Malditos depravados!- le gritó furioso aquel muchacho que por su aspecto, de cabellos largo color castaño y barba muy pronunciada, daban a entender que vivía del dinero del estado- ¡Debería darles vergüenza el manchar el nombre de nuestra nación con esas actitudes!
- ¡Ya veo!- rió García alzando sus brazos a los costados caminando hacia atrás- todos actúan como gente ofendida con nosotros solo por las cosas que solo les cuentan en la radio o televisión. El gobierno junto a los medios les pide que nos respeten; pero luego inventan cosas horribles sobre nosotros, sin que ustedes, niñitos de mama, hayan estado en nuestro lugar y al volver a casa no recibimos ni un mínimo de respeto o trato decente, todos ustedes son hipócritas cuya política está basada en ser correctos delante de los demás cuando todos miran; pero ser unos cerdos desagradecidos cuando nadie está cerca y no hay quienes los puedan reconocer
Lentamente se había acercado al muchacho y de un solo golpe que él no vio venir lo noqueó.
- Mejor tomen ese dinero junto con ese trabajo para metérselos en el culo- finalizó Garcia, sintiéndose irascible, yéndose de allí. La recepcionista se encontraba sudando frio debido al miedo que tuvo al ver a un soldado capaz de todo con tal de ser tratado dignamente
Garcia caminó por las calles de la ciudad de Chicago Pensando en encontrar trabajo por su cuenta como fuera, sin importar las consecuencias.
Comments (0)
See all