Lo último que escuche de mi abuelo me dejó pensando, su tono voz no era el mismo de siempre, esta vez sonaba a una despedida, después de 3 semanas tuve o más bien decidí regresar a México y continuar con mi vida como si nada hubiera pasado, tenía esperanzas de que Mario (el niño que conocí) ni siquiera me recordara así podría seguir con mi solitaria vida; llegué a México como a eso de las 17:00 hrs y fui directo a mi plaza favorita quería comprar ropa y unas cosas, después fuí a casa solo quería descansar estaba agotada, pero mis planes nunca resultan como yo los planeó, al llegar a casa había una caja en la entrada, mire a todos los lados para ver si alguien estaba por ahí, pero la calle estaba desierta, toma la caja, la cual pesa mucho y entre. Me quedé mirando fijamente la caja yo nunca recibía ningún paquete sorpresa, y no había pedido nada en los últimos 6 meses así que quedé muy sorprendida y la deje en la mesa de la sala luego fui a revisar el correo y como siempre estaba tirando todo porque nunca entregan nada interesante y de pronto encontré un sobre rojo terciopelo, me pareció algo muy extravagante ¿Quien deja un sobre rojo TERCIOPELO en un buzón? Deje el sobre sobre la caja y me dirigí al cuarto para poder dormir y descansar, algo extraño estaba pasando, recuerdo que yo tenía 3 lámparas una en cada buró, tenía una pintura enorme arriba de la cabecera de la cama y lo último que recuerdo de mi cuarto era que había un escritorio negro y un sillón blanco, pero esperen, no me refiero a que me robaron, ¡NO! HABÍAN CAMBIADO MI CUARTO.
Una de las lámparas la habían cambiado por una lámpara de cerdito, la pintura que estaba arriba de la cama lo sustituyeron por 6 cuadros pequeños, el escritorio negro ahora era color roble y el sillón blanco se había convertido en un sillón color vino y muy cómodo por cierto, pero mientras probaba mi nuevo sillón pensaba ¿quién sería capaz de hacer eso? o más bien ¿quién podría haber entrado a la casa? había cambiado las cerraduras y nadie tenía llave de mi casa, me asuste mucho porque nadie, nadie sabia donde vivo y nadie más que yo tenía acceso a esa casa; después de pensar mucho, pedí una pizza mientras veía una película y me quede dormida en el sillón, al día siguiente me metí a bañar y baje a desayunar no me acordaba ni de la carta y la caja hasta que las volví a ver, decidí no abrirlas en ese momento y salí porque tenía que ir a registrarse e inscribirse a la escuela y mientras esperaba en la parada del autobús seguía pensando quien pudo hacer cambios en mi casa.
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