Su servicio estaba completo, mirándose en el espejo, sin su camisa y solo con sus pantalones vaqueros puestos, Hunter se peinó hacia atrás mientras tarareaba una canción que había oído una semana atrás. Dentro de poco tendría una asombrosa cita con aquella hermosa mujer que lo había invitado a cenar; pero aun estando emocionado ante la idea de pasar la noche con esa belleza, muy en su interior deseaba dar marcha atrás con lo planeado. Se sentía muy inseguro con la idea de estar cerca de aquella misteriosa mujer que, aun siendo una belleza, tenía algo en su interior que lo obligaba a mantener la distancia.
Sus compañeros de trabajo lo veían arreglarse y lejos de sentirse envidiosos o contentos por él, sentían que estaban viendo a un condenado a muerte prepararse para su ejecución. Al igual que Hunter, ellos no sabían porque razón; pero aquella mujer les producía una sensación de peligro, como si estuviesen delante de un animal carnívoro que buscaba comer su carne hasta dejar los huesos limpios. Por momentos les recordaba a sus infancias cuando ellos creían que había un monstruo debajo de la cama, o en el armario, que esperaba, con inhumana paciencia, a que ellos se durmieran para poder salir de su escondite y devorarlos. Nadie, en su sano juicio, pensaba en tener relaciones sexuales con ese maldito monstruo, nadie con excepción de Hunter al parecer.
Colocándose la camisa de tela vaquera, Hunter se despidió de sus amigos diciendo:
- Nos vemos chicos, deséenme suerte
- Lo haremos- le contestó uno de ellos con un tono de pesar, como si fuese a una guerra en lugar de una cita. Al verlo abrir la puerta y salir, uno de ellos, con un tono proféticamente espeluznante, dijo
- Creo que es la última vez que lo veremos
Hunter partió rumbo a donde se encontraba su querida Margorie Grhix para pasar la noche más salvaje de su vida, literalmente hablando.
Comments (0)
See all