ARGUMENTO 2
CAPÍTULO 6 | PESADILLA
Para mi mala suerte, ese sueño se repitió la noche siguiente y la siguiente, convirtiéndose en una pesadilla recurrente que incluso me hacía preguntarme si debía permanecer despierta y dejar de dormir.
- ¿Qué te sucede? ¿Amaneciste de mal humor? - Me preguntó Yedaky al subir al auto. - ¿Será que te has arrepentido de tener que despertar más temprano para venir por mí? -. Continuó diciendo mientras me miraba.
- ¿Eh? No, tranquila, esto no es tu culpa, Yedaky, es sólo que, los últimos días un extraño sueño no me deja descansar en las noches-. Le respondí intentando abrir mis ojos entre las ojeras que se me habían formado.
- ¿Un sueño recurrente? Y... ¿De qué trata? -.
-Veo una silueta alada que me atraviesa con una espada-. Dije luego de un profundo suspiro. -Es una locura, ¿cierto? Y creo que la forma en que cuento las cosas le quitan la relevancia, debes pensar que estoy exagerando o incluso inventando esta absurda historia-. Añadí al ver que ella no mostró mucho asombro a lo que le acababa de contar.
-No me parece una locura, ¿Recuerdas que te dije que mi abuelo no quiere que tenga amigos varones? Pues, la noche que regresé de tu casa, me advirtió tener cuidado con un hombre bestia-. Intentó decirlo bromeando. -Eso si es una locura, porque he soñado que ese hombre bestia me persigue en el bosque, descuida, Miila, de seguro todos hemos tenido ese tipo de pesadillas, no creo que sea algo grave-.
-Si, supongo que tienes razón, espero poder dormir hoy y las siguientes noches, no conseguiré pasar ningún examen si sigo pensando en lo cansada que estoy-.
Luego de la primera pesadilla, buscando algo más en que pensar, tomé la costumbre de ya no saltarme las clases, milagrosamente recuperé mis notas y aunque seguía siendo casi invisible, ahora estaba más dedicada a mis estudios.
Juhan dejó de ir a la escuela, aunque Yedaky intentó comunicarse con él para disculparse e intentar hacer las paces, ya no volvimos a saber de él.
Los sueños recurrentes no cesaron, cada vez me sentía peor durante el día y como supuse, no tuve descanso, me enfoqué en dejar de pensar en eso y estudiar lo más que pudiera, una mañana, mientras estaba presentando un examen, volteé a la ventana y vi pasar a Yedaky, nuevamente muy cerca de un chico.
Me tranquilizó ver que no estaba teniendo dificultad al llevar su mochila, está bien, sólo le estaba ayudando con sus cosas, debía dejar de lado mis inseguridades y mi mal humor para concentrarme en estudiar.
Pero algo me decía que las cosas no estaban bien, no era una sensación tan incómoda como cuando la veía al lado de Juhan, pero, no dejaba de ser parecido. La fachada de chico perfecto, inteligente y atento, simplemente me daba mala espina, sobre todo porque Yedaky parecía haber olvidado su experiencia con el chico anterior con quien intentó tener una amistad.
La relación entre ellos pareció avanzar muy rápido, principalmente por que pertenecían al mismo grado y tomaban todas las clases juntos, llegué al punto de no saber distinguir si lo que estaba sintiendo eran ganas de protegerla o simplemente un ataque de celos, pues cada ocasión a la salida, incluso él podía percibir mi incomodidad al tenerlo cerca. Nunca nos vimos de frente, pues él evitaba hacerlo, eso sólo aumentaba mi desconfianza hacia él. Llegando al punto de hacer evidente mis celos a Yedaky, quien intentaba fingir que no los notaba, quizá para no dar pie a alguna discusión ente nosotras pues nos veíamos antes y después de clases dentro del auto.
- ¿Podrías decirme que te molesta tanto? - Me dijo seriamente.
-No es nada, solo me impacienta tener que esperar tanto para verte de nuevo, las horas de clase me parecen tan largas que estoy ansiosa de salir pues no estoy acostumbrada a estas cosas-.
La noté molesta, mi reacción fue fingir que no ocurría nada, llegué a la conclusión de que todo lo que estaba haciendo no era más que una exageración de mi inseguridad y celos, tenía que aprender a controlar mis emociones pues ahora ya no era la Miila despreocupada de antes. Era una persona diferente. O eso era lo que creía, pues mis arranques emocionales no se hacían esperar cada que veía a ese chico junto a ella. La situación se repitió todos los días siguientes, Rioma, el chico amable y bondadoso que le ayudaba a trasladar sus cosas de aula en aula se volvió inseparable, ahora me sentía en peligro de ser reemplazada en cualquier momento.
Una tarde, al llevar a Yedaky de regreso a su casa, subí los escalones para colocar su mochila en la puerta, en el momento que puse ambos pies en el territorio de su casa, una fuerza me oprimió impidiéndome respirar y moverme libremente. Luego de responder que todo estaba bien, pues Yedaky notó que algo me sucedía, con todas mis fuerzas, dejé las cosas y regresé al auto.
Conduje estando casi inconsciente, tal vez era la falta de sueño que por fin estaba cobrando cuentas a mi cuerpo, al llegar a la mansión, me senté un momento en el sofá, no quería dormir para no ver esa pesadilla, pero al parecer no tenía otra opción que descansar en mi habitación.
-Maldición ¿Qué me está pasando? – Todo daba vueltas en mi cabeza mientras subía torpemente la escalera, intentando mantenerme en pie, sujetaba con fuerza el barandal, poco a poco mi vista se tornaba nublosa:
“Despierta... Sólo uno... Despierta... ¡Mátalos a todos!” Escuché
- ¿Q-qué? ¿Qué es esto? ¿De quién es esa voz? – Apenas pude preguntar antes de perder el conocimiento en el momento que mi cuerpo tocó la cama. Las imágenes de esa persona alzando una espada delante de mí regresaron y esta vez esa sensación de peligro me aterró por completo, mis manos estaban llenas de sangre, temblaba de la conmoción, de no entender nada de lo que estaba sucediendo, antes de que pudiera preguntarle a esa persona que es lo que estaba ocurriendo, me atravesó el pecho con su espada, haciéndome despertar.
- ¡No! - Grité asustada sentándome en la cama. Esta vez, realmente estaba manchada de sangre - ¿Qué? ¡¿Qué es esto!?- Mi ropa estaba sucia, hecha jirones y mis manos estaban llenas de sangre, aterrada me revisé buscando averiguar si la sangre que tenía encima era mía.
-No, no tengo ninguna herida, no es mi sangre...- Me dije aliviada, cuando de pronto vino a mi cabeza algo que me inquietó - ¿! Yedaky!?-
Con prisa e ignorando mi condición, me levanté rápidamente de la cama, casi cayendo por las escaleras me abalancé sobre el teléfono que estaba en el recibidor y con las manos temblando giré el disco sobre los números.
-No conecta ... ¡No conecta! - Grité perdiendo la paciencia y colocando con fuerza la bocina sobre la base, haciendo caer las cosas que había sobre la mesa, en ese momento, el aparato sonó y lo descolgué con la misma prisa que lo tomé cuando llamé.
- ¿Miila? Son las 3 de la mañana... – Me dijo una voz adormilada en medio de bostezos - ¿Qué pasó? ¿Estás...? -
- ¿ESTÁS BIEN? – Le grité alterada - ¡Yedaky, por favor! ¡Dime que estás bien! ¿Estás herida? ¿Sucedió algo? -
-Tranquilízate, estoy bien, pero parece que tú no, mañana no tenemos escuela, ¿Quieres que nos veamos? – Me respondió intentando apaciguar mi inquietud -Estoy bien, hace unas horas que me dejaste en la puerta de mi casa, no hay nada que temer, regresa a dormir-
-Yo...- Murmuré para luego suspirar profundo -Me alegra saber que estás bien... Estaba tan asustada...- Dije con la voz temblando mientras mi mano seguía inquieta sosteniendo el teléfono en mi oreja -Lo siento, si, nos vemos mañana-
Colocando de nuevo el teléfono sobre la base, recargué mi peso sobre la mesa apoyándome sobre mis manos, ahora había manchado de sangre el barandal, la mesa y la bocina.
- ¿Qué fue lo que hice? Si esta no es mi sangre... ni la de Yedaky... ¿Entonces? – Por impulso salí corriendo al baño, lavé mis manos hasta quedar limpia y me miré al espejo unos minutos -No veo nada distinto en mi... Esto no fue solo una pesadilla- Me dije a mi misma quitándome la ropa para entrar a la ducha.
Intenté dejar de pensar al menos mientras me bañaba, sentía el cuerpo adolorido, sobre todo mi espalda, dejé que el agua cayera sobre mí para intentar relajarme. Al volver a mi habitación, había una nota sobre el escritorio:
“¿Crees en los fantasmas del pasado?”
Me pareció una broma de mal gusto, miré con desconfianza a mi alrededor buscando al autor de esta misma, pero no había nadie, me asomé en el balcón, pero no pude ver más que el mar y la luna reflejada en las olas que se mecían haciendo un ruido tranquilizante.
-Alguien está jugando conmigo- Dije colocando de vuelta la nota sobre la mesa, estiré la sábana manchada y la tiré a un lado de la cama para recostarme de nuevo, no quería seguir pensando, tenía sueño y lo único que haría sería dormir, tal vez encontrarme con Yedaky mañana me haga olvidar esto.
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