Una red de mentiras
Te regalo este poderoso y hermoso don,
Si tus ojos están apagados con mi sangre los sanaré,
Y este elixir que del cielo robé,
En tus manos pondré.
P. F. CANYUL
Estuve dormida por más de 14 horas.
Lo más triste de todo esto era que mi padre no había notado mi ausencia.
Me sentía mejor después de dormir tanto con todo esto había bajado la guardia y abrí mis ojos sin tener cuidado.
Estaba sola en mi habitación, me senté y note que no me dolía nada rápidamente tome el espejo de mi mesita de noche y me sorprendió ver que no tenía ni un moretón, mi cara estaba limpia y sin un signo de violencia mi cabello había sido emparejado hasta los hombros, todas las magulladuras habían desaparecido.
De pronto una cálida respiración me hizo ponerme en alerta, levante la manta y en mis muslos descansaba el pequeño cachorro, sus ojos estaban cerrados al moverme parpadeo lentamente y se acomodó más cerca.
— Te dije que no podías subir. — dije a regañadientes.
Me debatía entre tomarlo en brazos y bajarlo o solo patearlo al suelo, su proximidad me hacía sentir un poco incómoda, de pronto me di cuenta de algo, la chispa habitual no estaba.
Las últimas veces que lo toque había sentido una corriente recorriendo mi cuerpo ahora no estaba ahí.
— Kelpie no puede dejar a la humana, mi amo dijo “kelpie no dejes que se lastime”. — me dijo mientras se acurrucaba más cerca.
— ¿Qué dijiste? — mi voz había salido en un chillido bastante vergonzoso.
Esta era la primera vez que me hablaba y su respuesta me había sorprendido, salte de la cama tirándolo al piso en el proceso.
— Oye yo te estoy cuidando y así me lo agradeces. ¿porque me lastimas? — me dijo con un poco de resentimiento en su voz.
Sus ojos se dirigieron a mí y pude notar que el color era oscuro no era el lapislázuli que estaba acostumbrada a ver, no lo había pensado hasta este momento ¿acaso sus ojos no habían estado cambiando de color en los días anteriores?
— ¿Me estás hablando? — de pronto vi temor en sus ojos.
— Estas soñando yo no hablo. — dijo mientras se volvía a subir a mi cama y se acomodaba para dormir.
— Mi amo se enojará conmigo, todo es culpa de esta humana que no me deja cuidarla. — murmuraba muy bajito. Aun así, yo escuchaba lo que decía.
— ¿Puedes hablar? y por qué no lo habías hecho antes. — le dije un poco más tranquila.
— Se supone que no debes asustarte o mi amo se enojara conmigo y kelpie odia que su amo se enoje. — me dijo mientras me observaba fijamente.
— ¿Quién es tu amo? ¿por qué no quiere que me asustes? —
— Kelpie no puede decirlo. — me respondió desviando su mirada a la puerta.
Toc Toc
Unos golpes en la puerta me hicieron voltear.
— Yulianne no vas a ir al colegio, el director me habló y me dijo que necesitaba presentarme contigo. — mi padre sonaba molesto.
O Dios el director es el padre de Alfonso.
¿Esto significa que estoy en problemas?
Nunca habían llamado a mi padre para ir a las juntas del colegio, pero ahora lo llamaban.
¡¿Qué era lo que iba a hacer, todos los recuerdos del día anterior vinieron a mi cabeza?!
¡¡¡¿Cómo iba a explicar lo que había pasado?!!!
Abrí lentamente la puerta, los ojos de mi padre estaban inexpresivos hasta que vio mis hombros y frunció el ceño.
— Tú cabello pensé que te gustaba tenerlo largo. — expresó mi padre mientras me miraba fijamente.
— Yo…— me sentía avergonzada por ser tan débil.
Sentí calidez en mis mejillas mientras mis lágrimas se desbordaron.
— Yo quería cambiar mi look. — Dije con la voz ahogada.
Mi padre se acercó y me abrazó fuertemente, pude ver todos sus recuerdos y pensamientos, todos eran sobre mí y mi madre, él se sentía culpable por los años que habían pasado.
Pero sus pensamientos estaban llenos de temores por los accidentes ocurridos, aun así, el amor hacia mi estaba ahí. Mi padre me amaba a pesar de no demostrarlo.
— ¿Qué fue lo que pasó? — susurro acariciando mi cabeza.
— No pasó nada. — dije abrazándolo más fuerte, habían pasado años desde que mi padre me abrazaba y se mostraba preocupado por mí. Me podían culpar de ser codiciosa, pero quería que este momento nunca se acabara.
— No me mientas el director de la escuela me llamó, dijo que atacaste a unos alumnos con una navaja.
Espera que.
¿Qué fue lo que dijo? me aleje inmediatamente y lo mire a los ojos.
— Padre yo nunca haría eso. — contesté
— Lo sé, pero al parecer el director no está convencido, me dijo que atacaste a cinco estudiantes y heriste a tres con una navaja, que necesito presentarme contigo porque serás expulsada si no te presentas con un buen abogado.
Estaba en shock y de pronto me sentí muy frustrada, ¿porque de ser la víctima pase a ser el victimario?.
— Necesitamos arreglar esto, cámbiate te esperare en el auto. — me dijo mi padre mientras se daba la vuelta, su semblante frío había vuelto.
Quería gritar todo esto era tan injusto, me di la vuelta y miré a Alin viéndome curioso, o su nombre era Kelpie había escuchado que se refería a ese nombre para sí mismo.
Ya no sabía cómo llamarlo.
— Bueno al parecer seré expulsada por algo que no hice. — dije mientras me dirigía al closet y sacaba un conjunto.
Ya eran más de las 10 de la mañana, había perdido mis primeras clases y ahora me dirigía a un futuro incierto.
Me metí al baño a lavarme un poco la cara, miré mi reflejo y mi cabello estaba bien recortado, al parecer alguien había arreglado el desastre en el que se encontraba.
— TODO ESTO ES INJUSTO. — grite metiendo mi cabeza en una sudadera.
— Quieres que me deshaga del humano que te molesta. — me dijo una suave voz a mis pies.
— ¿Que? — dije mirando hacia abajo.
— Si el humano que vino a tu cuarto te molesta lo podríamos desaparecer por ti. — me dijo el cachorro.
— Es mi padre y no quiero que le hagas daño. — le dije a la defensiva.
— Pero él hace que te enojes y mi amo dijo que debía cuidarte, si ese humano te hace enojar debo eliminarlo. — me dijo con una mirada inocente como si la palabra eliminar no fuera terrorífica.
— No quiero que le hagas nada a mi padre, no estoy enojada con él. — suspiré.
— Estoy enojada con los cretinos que me hicieron daño y ahora se hacen las víctimas, si pudieras regresar el tiempo eso me ayudaría. — le dije mirándolo a los ojos.
Me sentía mejor hablando, podían llamarme loca, pero en este momento solo quería que me escucharan sin sentir temor y alejarse de mí.
Aun si era el espíritu de un perro.
— Kelpie no puede hacer eso. — me dijo
— Pero si me das golosinas puedo desaparecer a esos chicos. — me dijo con un brillo en sus ojos.
— Deja de decir que vas a desaparecer a la gente, eso me asusta. — chillé alejándome unos pasos de él.
De pronto una idea cruzó mi mente.
— ¡¡¡Oye!!! ¿puedes hacer que las heridas desaparezcan? — esa era una buena idea, si él pudiera hacer eso todo esto se detendría y yo no sería expulsada ni mi padre tendría que pasar por todo esto.
— Le tengo que preguntar a mi amo, ya que mi amo fue quien te curo y kelpie no puede hacer nada si su amo le dice no.
— Pero dijiste que él te ordeno cuidarme, y me enfermare si tu no los curas. — le dije agarrando mi pecho como si me doliera.
— ¿Te duele si no los curo? Los humanos son muy frágiles. — contestó con los ojos muy abiertos.
— Está bien iré a curarlos. No tienes permiso de salir hasta que vuelva o mi amo se enojara. — no me dio tiempo de contestar desapareció.
Me quede perpleja.
Todo se sentía irreal, acababa de tener una conversación con un cachorro y ahora desaparecía ante mis ojos.
Una bocina me sobresalto.
Mi padre me esperaba abajo, ya me había tardado demasiado.
Baje los escalones poco a poco me sentía como si cargara un bloque de plomo sobre mis hombros, tendría que desobedecer al cachorro, pero no importaba mi padre me esperaba y yo tenía que salir.
Subí al auto mi padre no dijo ni una palabra, hasta llegar a las puertas.
— Si ellos te atacaron tienes que decirlo, podríamos decir que fue en defensa propia, si no te sientes bien en esta escuela podrías asistir a otra no te preocupes por el dinero. — dirigió su mirada a mí con una sonrisa.
— Gracias, papá. — susurré, iba a defenderme.
No iba a dejar que me culparan y afectarán a mi padre, esto sería un escándalo y su compañía se vería envuelta en todo esto.
Varias camionetas se encontraban en la entrada y un señor en traje se acercó a nosotros.
— Señorita soy el abogado Meller tenía curiosidad por conocerla, pero no me imaginé que sería en una circunstancia poco agradable. — me sonrió y desvió su mirada a mi padre.
— Señor Duvaine investigue el caso y al parecer tienen fotografías y un doctor examinó a los chicos, el médico dice que las cortadas son muy serias y que solo podrían causarse con un cuchillo muy afilado. — dijo con el semblante serio.
Al parecer esto ya había salido a los medios por la cantidad de gente que nos observaba, pude notar las miradas hostiles y por un momento deseé desaparecer de este lugar, me hacía sentir tan pequeña e insegura.
— Necesito ver a los chicos y el informe que dio el médico, mi hija es inocente y lo voy a probar ella nunca lastimaría a sus compañeros, es ilógico que piensen que una pequeña niña puede luchar contra 5 estudiantes y lastimarlos. — dijo mi padre con una mirada dura.
— Vamos. — dijo el abogado mientras la policía llegaba al lugar.
Nos dirigimos al salón, todos nos miraban y algunos padres susurraban que yo debería estar presa o por lo menos en un internado para chicos problemáticos.
No me iba a permitir llorar, iba a enfrentar a todos para demostrar mi inocencia al entrar en la dirección vi a más de 10 personas dentro.
Dos de ellas estaban en silla de ruedas con una enorme venda cubriendo sus pantorrillas, al lado estaba Joshua con otra venda en el brazo.
Sus padres se veían furiosos y el director me observaba fijamente a lado de él estaba Alfonso quien me sonreía con malicia.
— Bienvenido señor Duvaine o eso me gustaría decir, aquí tengo a varios padres molestos por los problemas que su hija ha causado me gustaría recibir una explicación antes de poner una demanda y expulsarla. — dijo en un tono amenazante
Mi padre no se dejó intimidar.
— Es curioso que lo mencione, está viendo a mi hija ¿Como una chica tan delgada y pequeña puede pelear con un chico tan musculoso y lastimarlo? me hace pensar en que esto es una farsa para sacarme más dinero, mi abogado ya investigó y encontró a un estudiante que vio a estos chicos golpeando a mi hija y cortando su cabello. — dijo mientras hacía una señal para que abrieran la puerta.
Eduardo entró con sus padres también, me dio una mirada curiosa antes de sacar el pecho y mirar a Alfonso con molestia, Alfonso se veía sorprendido, pero volvió a sonreír en dirección a Eduardo.
El director se veía rojo de furia por la mención de mi padre sobre el dinero.
El padre de Miranda y el padre de Joshua dieron un paso hacia adelante.
— No dejaremos que esto quede impune, tendrán que pagar los gastos médicos y una multa por la traumática experiencia que nuestros hijos han sufrido, mi hija jamás mentiría yo vi el corte en su pierna y aquí está el informe del médico. — dijo casi gritando, estuvo a punto de abalanzarse hacia mí, pero Meller se puso en medio.
— Que les quede claro que no pueden lastimar a esta niña sin consecuencias. — dijo el abogado con seriedad.
Eduardo dio un paso adelante.
— Señor Miranda estaba golpeando a Yulianne junto a Clarissa, y esos chicos de ahí atrás, el conserje puede confirmarlo el vio todo. —
— Sabía que eras una basura cuando mi hija te trajo a casa, como puedes defender a otra chica enfrente de tu novia. — gruñó el señor con los ojos encendidos de rabia.
— Nosotros ya no somos novios señor y le aseguro que la única víctima en este lugar es Yulianne. — añadió Eduardo cuadrando los hombros, sus padres pusieron sus manos en su espalda mostrando que apoyaban a su hijo y que no estaban nada contentos con el señor que acababa de llamarlo basura.
— Traiga el informe médico. — ordenó el director.
Un señor en bata entró con unos papeles que puso sobre la mesa.
Pero algo más llamó mi atención el cachorro estaba en la puerta y no se veía contento, me miraba molesto se acercó a mis pies y se echó ahí.
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