Las semanas pasaron y nuestra relación era más fuerte que nunca, la pérdida del bebé ya parecía un recuerdo lejano y la normalidad poco a poco había vuelto a nuestra vida.

Volví a darle clases a Aica el cual ya se había convertido en un omega hecho y derecho, era inteligente, bello y encantador, realmente tenía un futuro brillante.

Azai volvió a sus trabajos como gobernante preparando los últimos detalles de la primera constitución de Kanor y del continente con un poco de ayuda por mi parte y basándose en la constitución de Vaen aprobada después de la guerra civil de hace 500 años.

El futuro se ve ahora más brillante que nunca, siento que estamos cerca de una auténtica revolución socio-cultural.

^Shilé mi amor, sé que igual no es el momento perfecto por todo lo que nos pasó, pero...^ Azai abrió una caja y sacó un precioso Seletimeburó blanco y rosa con detalles en hilo de oro, la tela no se parecía a nada que hubiese visto, era ligera, suave y brillaba como si fuese una joya, antes de que le pudiese preguntar por la extraña tela Azai me hizo por segunda vez la proposición.

^Me harías el honor de casarte conmigo^ No era la primera vez que vivía una proposición de matrimonio por su parte, pero aun así la emoción me pudo y me puse a llorar como un tonto mientras le decía que sí.

Tras unos minutos pude calmarme y tomarme un tiempo para analizar la fina tela

- ¿Qué clase de tejido es este? - pregunté mientras seguía apreciando el brillo y textura de la prenda

^Es seda ¿Nunca has tenido prendas de seda? ^

-No, en Vaen no existe esa planta para hacer el tejido- Azai contuvo una risita para luego explicarme que era la seda

^La seda no es una planta, es hilo extraído de unos gusanos especiales, es extremadamente cara y difícil de cuidar, Kanor compra seda a Kpaet, un país al este de aquí^

-Gracias por un regalo tan bonito, pero no deberías gastarte tanto en mí, recuerda que necesitaremos fondos para la construcción de alcantarillado y de escuelas por todo el país- Azai hizo un puchero por el mini sermón que le eché, pero enseguida se le pasó y me pidió que me probase el precioso traje.

^En tres semanas será la boda, quiero asegurarme de que el traje te quede bien y que todo sea perfecto, mi omega no merece nada que no sea perfecto^ Sus palabras me sonrojaron, me encanta sentirme cuidado, desde que era muy pequeño fui entrenado para ser fuerte, firme y casi perfecto en todo, pues como parte de la familia real se lo debo a mi pueblo.

-Lo único perfecto que quiero ya lo tengo- Dije con una sonrisa

^ ¿Y eso que es? ^ Respondió Azai acercándose y abrazándome por la espalda.

-Pues obviamente tu- Miré a los profundos ojos de Azai que brillaban como una preciosa gema y poco a poco nuestros labios se acercaron  fundiéndose en un beso.

Nos separamos y me dispuse a ponerme el traje.

- ¿Puedes darte la vuelta? -

^No, quiero verte bien^ Respondió Azai con una sonrisa pícara

-Está bien, será mi agradecimiento por este traje-

Poco a poco empecé a quitarme el dainneab que llevaba, primero el gran cinturón que rodeaba mi cintura, luego la pieza de oro del cuello y finalmente me saqué la prenda quedando en ropa interior, los ojos de Azai recorrían cada milímetro de piel desnuda con una expresión de satisfacción. Antes de dejarle disfrutar demasiado del espectáculo cogí el traje y me lo puse, la fina tela se sentía como una suave pluma sobre mi piel, era súper ligero y el brillo que poseía era hermoso.

^Te queda muy bien, la seda brilla casi tanto como tu pelo^ Dijo acercándose a mí y cogiendo un mechón de mi pelo para suavemente llevárselo a la nariz

^Me encanta el olor de tu pelo, es tan dulce que dan ganas de comerte^ Su abultada entrepierna se frotó contra mi espalda baja haciendo que me estremeciera, un simple roce bastó para que mi entrada se encharcase.

-Espera, no podemos manchar este traje, deja que me lo quite- Dije intentando apartarme de Azai

^A la mierda el traje^ Azai me cogió en volandas y me tiró sobre la cama situándose encima de mí. Sus grandes manos pasaron bajo la fina tela de la falda llegando a mi ya húmeda ropa interior, sin nada de delicadeza arrancó mi ropa interior haciéndola girones.

-Me has roto la ropa Azai sabes lo cara que es? - Dije mirándole a la cara

^Me da igual te compraré quince más^ Tras decir esto unió su boca a la mía ahogando mi protesta con su lengua, aunque intentase hacerme el duro estaba demasiado caliente como para resistirme.

La gran falda de seda fue levantada hasta mi pecho dejando expuesta mi entrada cosa que Azai no desaprovechó, en menos de un segundo su lengua ya estaba jugando con mi entrada sacándome gemido de placer, por suerte la fina tela no se mancharía al estar sobre mi pecho.

Azai dirigió una mano a su pantalón liberando su enorme erección mientras que con la otra me masturbaba llevándome al paraíso. Su boca se alejó de mi entrada y depositando suaves mordiscos en mis muslos se alejó para posicionar su palpitante pene en posición.

Antes de que le pudiese pedir delicadeza con mi entrada Azai metió su pene entero de una sola y fuerte estocada sacándome un grito ahogado de dolor y placer, Azai no se detuvo y se movió rápidamente envistiéndome con tal fuerza que mis nalgas se empezaron a entumecer, los húmedos sonidos de nuestro acto eran opacados por el aun mayor sonido de nuestros cuerpos colisionando, sabía que acabaría con hematomas en las nalgas por la fuerza de las envestidas, pero me dio igual, el placer era mucho mayor que mi preocupación.

Unas ultimas estocadas más fuertes anunciaron el éxtasis, Azai intentó sacar su miembro antes de terminar dentro, pero lo detuve enrollando mis piernas en su cadera y empujándolo dentro de mí. El espeso y blanco liquido lleno mi interior haciendo que yo también me viniese.

Antes de que el esperma saliese puse la mano para evitar salpicar el hermoso y costoso traje.

^ ¿Por qué no me dejaste sacarla? ¿Y si te vuelves a embarazar? ^ Dijo Azai preocupado

-No podía dejar que manchases el traje, además me encanta sentir tu semen en mi interior-

^No me puedo creer que hagas esto por un traje^ Azai y yo nos miramos y nos empezamos a reír mientras aún estaba en mi interior.

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