Hana lentamente veía la figura de su amigo alejarse cada vez más, el enemigo estaba por todas partes, no importaba hacia qué dirección se iba, estaban completamente rodeados. Las lágrimas eléctricas de miedo caían sin fin por sus mejillas, pero rápidamente las agarraba, pero eran demasiadas, así que, toma la decisión de lanzar todas aquellas lagrimas hacia el enemigo con tal de abrir un camino que los llevara hacia Carlos.
Hana y los otros seis que la acompañaban, sujetan tantas lagrimas como pueden en las palmas de sus manos y la arrojan en todas las direcciones posibles. Al explotar, una enorme cantidad de energía eléctrica cubría una gran distancia, siguieron arrojando más lágrimas y el lugar pasó de ser un cerro de tierra a uno eléctrico; algunas explosiones eléctricas se juntaron expandiendo su rango de alcance.
Gracias al ruido producido por las lágrimas, Carlos logra despertar y está siendo cargado por uno de los sujetos especiales hasta la pequeña base enemiga y llevárselo a través de una camioneta. Él intenta liberarse, forcejea tanto como puede, lanza golpes, intenta lastimarlo golpeándolo con la rodilla y codos, pero nada funcionaba, notó que era inútil intentar provocarle daño, así que pensó en esperar a que lo suelte y buscar la forma de alejarse de la base enemiga.
Pero su plan es intervenido por una de las explosiones que cayó cerca de él y que provocó que el sujeto lo soltara. Carlos se levanta tan rápido como puede y corre hacia sus aliados, pero el sujeto especial va tras él y lo alcanza. Carlos reacciona enseguida y da un giro por el suelo y se desvía del camino, se dirigía al centro de las explosiones, era arriesgado y nunca antes había tomado una decisión así, pero las circunstancias sugerían tomar decisiones peligrosas si quería escapar.
Como el sujeto era a prueba de balas, casi no le hacían daño los rayos que lograban alcanzarlo, las explosiones se hacían cada vez más frecuentes y la cantidad de rayos se triplicaba, tanto el suelo como el cielo estaban cubiertos por rayos, era como estar encerrados en un domo eléctrico. Carlos toma algunos chalecos del suelo y los usa como escudos contra los rayos. Algunos rayos lograban darle, pero se salvaba por la protección que tenía, pero le era difícil avanzar rápido, sin embargo, el otro sujeto avanzaba a gran velocidad.
Del otro lado del cerro, la gente del pueblo seguía enfrentándose al ejército, pero ahora era una batalla con los puños, casi no tenía munición el ejército enemigo. Ambos bandos agarraban lo que encontraban, un palo, un fierro, una escoba, una silla, cualquier cosa que les sirviera para atacar al otro. Era una pelea descontrolada, la cantidad de heridos no disminuía, crecía de forma abismal.
Los niños permanecían ocultos bajo tierra, pero incluso ellos podían sentir el calor y la presión de la batalla. La tierra bajo ellos temblaba, sentían miedo, algunos lloraban, otros temblaban del miedo, unos se orinaban encima. Muchos niños y solo un adulto con ellos que apenas lograba atender a todos. En el exterior, ya no solo peleaban por proteger sus hogares, ahora la lucha era por la supervivencia de los niños, quienes serían la futura generación. Era lo único que tenía el pueblo entero en sus mentes. A excepción de Hana quien solo pensaba en recuperar a Carlos a quien le había perdido el rastro, pero estaba cerca.
Las lágrimas eléctricas se acabaron, el domo que se había creado accidentalmente por tantas explosiones se disolvía. Cuando todo se despejó, decenas de cuerpos de soldados enemigos yacían sobre el suelo.
A lo lejos, se podía distinguir una silueta, era la de Carlos, Hana logró identificarlo enseguida, le dijo a los demás que ella se encargaría de rescatarlo y que fueran a ayudar al resto. Corre a toda marcha entre los cadáveres, intenta llamar la atención de él, pero éste no lo nota, ella desvía su mirada hacia la derecha y ve que uno de los sujetos especiales está tras él. Agarra una última lagrima que le quedaba y la lanza sobre el sujeto que es envuelto en un campo eléctrico que lo inmoviliza permanentemente.
Una nueva emoción surgió en ella, no pudo contener las lágrimas y lloró a gritos, él solo se limitó en abrazarla para hacerla sentir segura y que no la abandonaría.
La lucha aún seguía en todas direcciones, del lado izquierdo había una montaña de cadáveres, de ambos bandos. El señor que les dio alojamiento llega hasta ellos junto con los otros 5, no sabían cuánto durarían, era seguro que no sobrevivían si no tenían forma de hacer retroceder al enemigo.
Entonces Hana pensó en una idea que los podría ayudar a salir victoriosos, pero era demasiado arriesgada si no hacían retroceder a los ciudadanos. Les comenta el plan, se asombran, pero entienden que es la única forma de poder salir victoriosos, así que, se dividen y advierten a todos que se retiren a lo alto de la colina sin importar qué. entendiendo que algo iba a suceder y retrocedieron sin dudar, el enemigo pensó que estaban ganando y que pronto acabarían con los ciudadanos, pero no era eso.
Cuando todos estuvieron en la cima del cerro y los niños a salvo bajo tierra, Hana deja caer una lagrima de enojo que desprendía un aura roja. Le pide a Carlos que retroceda y obedece. Ella observa cómo un gran ejercito estaba subiendo lentamente al cerro, esa imagen le repugnaba y no soportó seguir viéndola, entonces lanza con fuerza la lagrima y al caer al suelo, genera una explosión atómica que hace volar, destrozar y desintegrar todo lo que está a su alrededor. Los ciudadanos se encontraban al otro lado del cerro lo que hizo que no salieran afectados. Cuando el polvo y la tierra se asentaron, la mitad del cerro había desaparecido, se desintegró y no quedó rastro alguno de lo que fue el gran ejército, solo unos pocos sobrevivieron y por el terror, decidieron huir del lugar.
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