Crónica Tercera: La isla de Granheim.
1. Versión de Karym Storm: La dama del castillo.
En las tierras del Sacro Reino de Granheim, la vida que me fue otorgada nunca logró cautivarme. Desde mi nacimiento, las implacables normas de linaje y las creencias inquebrantables marcaban el camino que debía seguir. Pero mi espíritu ansiaba libertad en un mundo limitado por tradiciones inflexibles.
Fui tenaz y audaz, y así tracé mi propio destino. Descifré el misterio de las letras siendo solo una niña. En un reino donde la mayoría yace bajo la oscuridad del analfabetismo, mi habilidad me abrió las puertas a los círculos del poder. Me volví imprescindible, y de esta forma pude desafiar la historia.
Contra todo pronóstico, me convertí en la primera mujer sin lazos reales en ser nombrada regente de un territorio del rey. Y aunque mi designación pudo resonar como un trueno en las cámaras de la corte real, la órbita del poder me quería allí.
Yo era la regente de Holyfort, una fortificada y temible ciudad construida para pacificar el norte del reino. Desde sus frías murallas impartí las órdenes del rey a la Pentápolis Baldova y al Dominio Mar-Mortem.
Para muchos me convertí en un faro de cambio en una sociedad rígida, porque llevé con empatía las relaciones con los jefes de los dominios vasallos del norte, como Magnet Baldovo y la reina Mar-Mortem.
En los días cuando los dominios del norte se alzaron en rebelión, encomendé al joven Goethe Greyskies la misión de sofocar la insurgencia. Su fracaso me tomó por sorpresa. Sin embargo, la fuga de Magnet Baldovo , me regocijó.
Vislumbré el potencial de esas revueltas convertidas en una posible revolución. Con este fin, forjé lazos secretos con los reinos paganos del norte, largo tiempo acosados por el Sacro Reino de Granheim. Aliándonos, planeamos poner fin al régimen opresor del rey.
Pero entre los giros de la historia, surgió una figura inesperada: Rouge. Ella era una chica singular, porque detestaba la guerra, más protegía incansablemente a Magnet Baldovo. Ninguna arma real o angelical podía hacerle daño y derrotaba fácilmente a sus oponentes.
En esa época contaba con un amigo en las filas de la expansión de Ygenivia: Markhus, el hijo mayor de la reina Ygeni. El, me ayudó a configurar la estrategia para destruir el poder del Sacro Reino y poner a nuestro favor el imbatible poder de Rouge.
Cuando las huestes paganas cercaron la ciudad, dejé que los fanáticos devotos del omnipotente fuesen a hacerles frente, mientras permanecía dentro de Holyfort junto a mis partidarios. Una vez los fanáticos fueron vencidos, les negué la entrada a la ciudad hasta que se rindieran. Solo entonces abrí las puertas de par en par, y los comandantes paganos y Rouge se sentaron a mi mesa, Juntos, celebramos nuestra alianza como un hito hacia el comienzo del fin del régimen opresor y el largo camino hacia la anhelada libertad.

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