Afuera llovía con ganas, y lo hacía desde hace ya tiempo. La tormenta se había comenzado a avistar desde hace menos de dos horas, anunciándose con fuertes ráfagas de viento, relámpagos y truenos; por lo tanto, Josh supo lo que esto significaría: aquella noche dormiría haciendo guardia en la habitación de su hermana, a quien los truenos en verdad le daban pavor. Una vez más. Había sido un fin de semana bastante tempestuoso y ahora, la lluvia se extendía hasta aquel lunes.
---Discúlpame Josh… no sé porque no puedo dejar de asustarme…---le dijo desde su cama, abrazando fuertemente uno de sus coloridos cojines.
Su padre había tenido que ir y cubrir de imprevisto la guardia nocturna en su nuevo lugar de trabajo, la Clínica de especialidades médicas “Nuevo milenio” de Cherry-Fields, y solo eran ellos dos en casa.
---No te preocupes…
Un relámpago iluminó el cielo, y el ulular del viento se vio opacado por el retumbar de un terrible trueno.
--- ¿Estás bien?--- le preguntó Josh a su hermana, quien había lanzado el cojín hacia otro lado y corrido hasta su lado, al pie de la cama, para ahora estrangularle a él el brazo.
--- ¡Odio los truenos!--- gimió, hundiéndole el rostro en el costado--- ¿Por qué no puede haber tormentas sin ellos?
Joshua trató de pensar en una broma que aminorara la ansiedad de Giulietta, pero la tormenta no daba tregua. Otro tronido se disparo en el tempestuoso cielo.
--- ¿Por qué no me cuentas tu día?... Dijiste que tal vez ya tengas una posible mejor amiga. ¡Eres rápida!
Hacer hablar a Giulietta era una buena táctica para ayudarle a dejar de sentirse nerviosa. El charlar parecía para ella lo mismo que el escuchar música representaba para Josh. Le calmaba.
---Si…---musitó ella, apretando aún la extremidad de su hermano---Sophie. Es muy agradable y dibuja hermoso. Tiene pecas y unos ojos muy bonitos y, aunque creo que en realidad no platiqué con ella, pero le saludé desde lejos y parecí agradarle también; es que estaba conversando con un par de chicos que se me acercaron y preguntaron un montón de cosas, pero no creo que lleguemos a ser íntimos. Con los chicos tengo mis reservas, ya lo sabes. Desde el incidente con nuestro vecino, allá en casa…bueno, nuestra antigua casa…sin embargo eran lindos…
Giulietta siguió hablando, y lo hizo hasta que el sueño comenzó a vencerla. Josh escuchó pacientemente, tratando de mantenerse despierto, sintiendo con satisfacción como los dedos de su hermana se iban relajando alrededor de su mallugado bíceps y oyendo como su voz bajaba el ritmo conforme el sueño se apoderaba de su cuerpo. La lluvia proseguía cuando por fin pareció quedarse dormida, pero ya no había rayos ni truenos. La colocó con delicadeza sobre su cama y apagó la luz sobre el buró. Las cajas de cartón aún eran la decoración domínate en el cuarto, y había ropa tirada por todas partes, además de múltiples cuadernos y chucherías de colores brillantes.
Estaba a punto de salir del cuarto cuando, entre sueños, su hermana le llamó:
---… ¿Y tu Josh..?, ¿Hiciste algún nuevo amigo?...
No contestó nada, no fuera a ser que la despertara y durara otra hora esperando a que reconciliara el sueño. Cerró la puerta y se dirigió a su habitación. Se puso el pijama improvisado que había estado usando y se metió a la cama, soltando un suspiro de satisfacción.
Una sonrisa involuntaria acudió a su rostro, y, disponiéndose a dormir, comenzó a recordar lo que había sido un día muy en contra de sus expectativas.
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