Desde la última vez que habían hablado Abner no volvió a saber más de Claudia, para él era preocupante pensar que quizás no había sido buena idea que ella se expusiera así con él. Claro, él no la había forzado, pero no sabía hasta donde había llegado ese maldito. Estando aún en el turno nocturno Abner decidió llamar a su amiga, aún no era muy tarde y seguramente ella seguiría despierta. Aprovechando que no había nadie en recepción, le comento al guardia de seguridad que necesitaba hacer una llamada urgente y el guardia le dijo que le avisaría si alguien venía. Tomo su celular y busco entre sus contactos, marco y esperó. Sonó la primera vez… sonó la segunda vez… sonó una tercera vez …
- ¿Aló?
- ¿Claudia?
- ¿Si?
- ¿Estás bien? Sé que no es la mejor hora para llamar, pero me quede preocupado, ya no me escribiste o supe nada de ti – Dijo Abner con un tono preocupado
- Claudia suspiro – Lo siento, no quería preocuparte… solo ha sido difícil volver a recordar y sentirme tonta
- No eres tonta, aunque no sé que paso exactamente y no deseo saber si así lo decides, creo que no eres culpable de nada. Te conozco lo suficiente para pensar que sea lo que hayas hecho, no hubo ninguna mala intención
Por un momento Claudia se quedó callada del otro lado del teléfono, para ella era difícil, pero Abner no la obligaría a hacer algo que ella no quisiera - ¿Te gustaría mañana miércoles escuchar qué fue lo que pasó? – Abner entendía que era difícil, pero también quería saber si de alguna forma la podría ayudar – Joven, viene alguien – dijo el guardia, él solo asintió con la cabeza – Bueno mañana, te invito a almorzar – dijo con prisa – Okay, yo elijo el lugar, nos juntamos en el centro, adiós – dijo ella en voz baja – Adiós – respondió él. Después de colgar entraron unos extranjeros a realizar el check in.
Abner entró a las cinco de la mañana a su casa por la ventana de su cuarto que estaba en el primer nivel. Estaba muy cansado para cambiarse entonces solo se metió a la cama y quedo profundamente dormido. Después de unas horas las cuales él sintió como segundos, abrió los ojos y pudo escuchar a su mamá hablar, vio su teléfono, eran las ocho de la mañana. Se levantó despacio y salió de su cuarto, su mamá solo lo observo. En su mirada se denotaba el cansancio – Buenos días, tu hermana ya se fue, pero te dejo desayuno – Le dijo Amanda dándole un sorbo al café – Buenos días, gracias – respondió él.
Tomo un plato y se sirvió desayuno. Su mamá se levantó, se despidió y se fue, Abner vio su celular, eran las ocho con cuarenta y cinco minutos; programo su alarma a las once de la mañana, tomo su plato, lo lavo y se regresó a dormir.
Eran las doce y media de la tarde, Claudia se encontraba sentada en una de las bancas del parque que se encuentra en el centro histórico. Veía algunos pendientes en su teléfono. Escuchó que alguien dijo su nombre, era Abner, había llegado quince minutos tarde, pero no era algo inusual porque él siempre llegaba tarde. Claudia solo subió una ceja y él se encogió de hombros - ¿A dónde te gustaría ir? – preguntó Abner, ambos sabía que había demasiadas opciones, pero había un lugar de comida asiática que quedaba cerca de ahí y era el lugar favorito de Claudia – Vamos a mi lugar favorito – dijo ella con mucho entusiasmo. Al llegar, el lugar no estaba tan lleno, ella escogió una mesa cerca de una de las ventanas
- ¿Cómo estás? – pregunto Abner de manera genuina
- Estoy bien, tengo tanto que sacar de mi sistema y tanta vergüenza
- Pongamos este espacio como un lugar seguro
- ¿A si? ¿Cómo?
- Cuéntame todo lo que necesites ¿Va? Y vamos a pedir una jarra de agua, cuando venga la jarra (que seguro vendrá antes que las bebidas y la comida) te desahogas. Si no deseas terminar de contarme todo o prefieres seguir otro día, yo entenderé
- Va – respondió Claudia seria
Llegó el mesero y tomo la orden de ambos. Antes que se retirara, Abner pidió una jarra de agua aparte de las bebidas y así fue, antes de la comida llego la jarra de agua
- Está bien – dijo Claudia suspirando – Te conté que había salido de la oficina bastante ilusionada, llegue a mi casa a las cinco de la tarde o seis, no recuerdo bien, pero aún estaba claro. Mi mamá me preguntó cómo me había ido, yo bastante inocente debo decir, le respondí que seguramente en los próximos días me llamarían. Y así fue, a los dos días de haberme presentado, recibí una llamada de un número desconocido, era la oficina de El Portavoz de Occidente y me notificaban que había pasado el primer filtro. Significaba que la parte teórica la había completado, ahora me quedaba demostrar en que era buena
- Permiso – Dijo el mesero – una sopa ramen – dijo sirviéndosela a Abner – Y el Cashew nut – dijo colocando el platillo frente a Claudia – Buen provecho
- Esto huele delicioso – Dijo Abner – En lo que se enfría un poco la comida…
- Te sigo contando, verás esa misma semana los que pasamos el primer filtro era nuestra oportunidad de demostrar que merecíamos quedarnos, teníamos que presentarnos de lunes a viernes de ocho de la mañana a cinco de la tarde, para los que éramos estudiantes hasta las 3 de la tarde. Yo creía que me tocaría salir a la calle a buscar noticias, pero Mendel me convenció de que necesitaba a alguien que cubriera a su esposa durante el pre y posparto, acababa de tener a su primer hijo y no deseaba que el segmento de la señora Cora se descuidara
- Lo recuerdo, me contaste que esa sería tu prueba y alguien más te dijo que lo bueno es que te había quedado en cabina
- De verdad fui tan ingenua… me enoja tanto, todo era tan obvio cuando lo pienso – dijo Claudia tapándose los ojos con ambas manos – Mi cubículo irónicamente había quedado cerca de la oficina de Mendel, y me tenía ahí desde las ocho de la mañana buscado recetas de repostería; recuerdo regresar algunos días a mi casa a intentar crear algunas de las recetas para poder dar mi punto de vista en el segmento pensando que de verdad me tomaban en serio
- Pero si lo piensas estabas haciendo bien tu trabajo, comprobabas que lo que decías era real
- Yo… creo que intentaba demostrar que era capaz. En fin, los primeros días él no era severo conmigo, pero si era exigente; recuerdo haber visto a algunas de sus empleadas murmurando cada vez que él se acercaba a hablar conmigo. Tenía quince días de haber llegado cuando nos solicitaron a todos en la oficina de Diego para darnos información importante, según él. Entramos todos los pasantes y recuerdo que notifico que al día siguiente daría a conocer quienes se quedarían. Obviamente todos estábamos nerviosos, teníamos que llegar presentables para que nos tomaran las fotos del carnet de prensa. Cuando terminaron de dar el anuncio todos empezamos a salir, Mendel sostuvo mis dedos con una de sus manos y me pidió que me quedara
- ¿Todo bien? – dijo el mesero
- Por mi parte todo bien – dijo Abner - ¿Y tú? – le preguntó a Claudia, ella solo asintió y se sirvió agua
- Como te decía, hizo que me quedara, recuerdo bien sus palabras –Pedí que te quedaras porque necesito darte una noticia – bastante serio – Estás contratada, no solo cubrirás el segmento de la tarde, también hable con Cora y le gustó como llevas el programa, quiere que seas su acompañamiento cuando ella regrese – Yo estaba muy emocionada y le agradecí mucho, me pidió que no fuera a revelar nada aún y que él haría favor de llevarme a mi casa porque aún le hacía falta hablar una cosas conmigo. YO LE CREÍ… le creí y lo esperé hasta las seis, que era su horario de salida, recuerdo haberle escrito a mi mamá que me iría a dejar y ella no tuvo problema con eso – por un momento Claudia se quedó callada viendo hacia la mesa
- ¿Quiere hacer una pausa? Podemos ir a otro lado si quieres – dijo Abner, poniendo mucha atención a lo que ella decía
- No me quiero ir aún – dijo ella en voz baja
- Está bien
Un momento se quedaron en silencio, terminaron de comer y Claudia volvió a subir la mirada – Estoy lista para continuar – arreglando su postura en la silla
- Está bien, si necesitas pausar, se te antoja algo me dices
- Okay, gracias… Íbamos camino a mi casa y recuerdo que empezó a hablar de lo bien que le haría a su esposa tener a alguien a su lado, como podría platicar con alguien más durante el segmento, poco a poco empezó a desviar la conversación a cosas personales como si tenía alguna relación o si estaba buscando tener alguna relación, yo empecé a contarle que estaba soltera hace algún tiempo y que si me gustaría salir con alguien, pero que por el momento no era algo que estuviese buscando – ¿Por qué no? Si es… olvídelo, estoy siendo imprudente con mis palabras – recuerdo voltear a verlo y él solo sonreír. Tengo que admitir que me dejo inquieta, yo no me considero fea, pero siento que cuando alguien mucho más grande que tú, se fija en ti y que sabes que es guapo… es irreal, sobre todo cuando estas en tu primer año de universidad y no sabes nada de la vida
- ¿Te puedo hacer una pregunta?
- Si…
- Él era el novio del que hablabas el primer año
Claudia se sorprendió, él se recordaba de ese detalle que incluso para ella era insignificante, pero lo recordó, ella hablaba mucho de él sin decir que era él y no fue solo uno o dos meses, la relación que tuvo con Mendel fue casi de un año
- Sí, era él, todos los días por dos meses me fue a dejar a mi casa, hasta que decidió declarar sus sentimientos por mí, al inicio me sentía mal, yo no podía hacer algo así y menos con un hombre casado, pero él me contaba que planeaba divorciarse pronto, que solo esperaba a que fuera el momento adecuado, pero que lo dejaría todo por mí. Yo pensé que así era, pero no me di cuenta de todas las inconsistencias que existieron durante la relación. En primer lugar, muchas veces solo lo veía durante horas de trabajo y cuando no había casi nadie en la oficina o no había nadie más que las recepcionistas, me daba regalos que al principio no aceptaba, pero después de tanto insistir comencé a aceptar. Luego la relación comenzó poco a poco a ser más intensa
Claudia dio un suspiro muy profundo, agarró su vaso y lo lleno hasta el tope con agua y comenzó a tomar sin parar; cuando termino de tomar el agua del vaso, le pidió a Abner pagar e ir al carro para continuar con a historia. Cuando entró al carro, reclino el asiento y siguió con la historia
- Al tercer mes de trabajo, comencé a ver que muchos de mis compañeros, sobre todo chicas, murmuraban a mis espaldas y dejaban de hablar cuando él aparecía en los espacios de trabajo
- Todos sabían lo que pasaba – dijo Abner, concentrado en la historia
- Si, todos sabían menos yo. Y en esa misma época, un día me invito a su oficina, supuestamente a ver los últimos detalles antes que su esposa regresara del posparto, cerro la puerta con llave, también bajo las persianas y cuando me iba a sentar me empujo hacia su escritorio y me beso, fue un beso largo y apasionado. En lugar de detenerme, seguí besándolo hasta que sus manos bajaron de mi cintura a mis caderas… eso me hizo reaccionar.
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