No pasaba que esas historias que nos contaban de niñxs sobre el hada de los dientes, las princesas, o sobre que debíamos rezar a dioses de distintas culturas. Pues en realidad todo es real, pero nada es como nos cuentan, tal vez un poco pero no todo. Esos dioses en realidad no son dioses en realidad, solo que tienen un inmenso poder, aparte que ellos no están obligados a cumplir alguna plegaria tal vez una o dos. Las princesas, príncipes, brujas y hechiceras y hechiceros, existen pero habitan en lugares remotos. Bueno habitaban, ahora ya son más libres, su descendencia aún sigue cumpliendo su papel. Qué tal de las criaturas mágicas bueno siguen ahí pero las personas comunes no pueden verlos.
Ahora en la actualidad todos ellos, están cohabitando en armonía o bueno eso es lo que se tratan de hacer.
Las personas comunes saben de la existencia más se les tiene prohibido que usen esto para su conveniencia.
Es hora de almorzar me decía a mí mismo
mientras las personas salían del aula, todos salen muy apurados, mientras mis compañeros salen yo guardo mis cosas. Soy muy lento. Las tomo y me dirijo a la salida. Es Miércoles de me
quiero ir a dormir. Pero no tengo clases.
Llego a las escaleras para bajar y dirigirme a comprar mi almuerzo, camino con un poco de rapidez porque algo dentro de mí dice que se va acabar las cosas. Llego a la cafetería y veo que ya no hay muchas personas. Eso es bueno, pienso para mí mismo.
Camino hacia la tienda y veo que aún hay algunas cosas, pido una soda de limón y una empanada de verduras, lo tomo y pago. Salgo del lugar con cuidado para no toparme con Blanca. Él siempre se lleva mi comida o al menos la mitad y hoy no desayune.
Ya de salida voy al patio del campus y me siento en uno de los bancos, saco mi celular y reviso mis mensajes, nada interesante hay.
Tomo un sorbo de la soda, esta helada, muerdo la empanada y la disfruto mientras veo que clase sigue.
Cuando estoy por dar otro sorbo a mi bebida suena un timbre muy familiar. M1erda Rosa, que hace hoy aquí, se supone que debería estar en casa, dijo que se enfermó.
Noto como la sombra de dos manos se posan en mis hombros y luego se lanza en mí.
—Eres muy pesado, ¡Suéltame!—Le grito mientras me muevo un poco.
—No digas eso hermoso ando haciendo dieta, eso no ayuda mucho a mi autoestima— habla con tono burlón y me suelta de los hombros.
— ¿Desde cuando alguien enfermo hace dieta?—Respondo sacando el tema de su enfermedad.
—Solo fue una gripe de 24 horas, ahora estoy perfecto, solo mírame—Rosa se señala así mismo.
—Estás hecho un asco—Le saco la legua mostrando una cara de desaprobación.
—Como sea tengo examen hoy así que debo hacerlo aunque tenga que luchar contra un dragón—Da su escusa muy bien escusada.
—Bueno, dale te doy ánimos, luego regresa a casa rápido que puedes empeorar—Le doy unas palmadas en la espalda y sigo comiendo mi empanada.
—Eres tan lindo siempre te preocupas por mí, tan típico del hijo de la tátara, tátara, tátara, tátara algo de Cenicienta—responde con un tono muy meloso.
—Vas a jalar estup1do—lo insulto y sigo con mi comida.
Pensé que hoy sería un día tranquilo pero me equivoque, tengo que cuidar a este y llevarlo a su casa para que no muera en el intento.
Mientras pienso Rosa, me jala de mi ropa y me ve. Ya sé que va ser lo que va a pedirme.
—Bro… me invitas, no comí hoy—Rosa me pide algo de comida con cara de pordiosero.
—AHHHHHH!!!!!!!
Comments (0)
See all