--- ¿Vives cerca?
Elizabeth volteó a ver a su acompañante con extrañeza mientras caminaban por entre los arboles de su bosquecito, y entonces recordó que en efecto, aunque ella ya había conjeturado quien era el muchacho con el que había estado hablando, el no sabía que ella era su vecina.
--- ¡Oh!, si, si. Disculpa. De hecho vivo en la casa al lado de la tuya. La pequeña con enredaderas en los muros.
Joshua abrió mucho los ojos. De verdad se sorprendía.
--- ¿En serio? ¡Qué coincidencia!...
---Perdón. Olvidé mencionarlo. El sábado pasado creí escuchar desde mi jardín que alguien tocaba el piano. Quiero adivinar que eras tú.
---Ah…---Joshua sonrió apenado, considerando la posibilidad de que ya se había hecho escuchar por todos los vecinos.---Sí, soy yo. A veces toco demasiado fuerte.
--- ¡Pero si tocas muy bien!---expresó Elizabeth no evitando el mostrar su admiración---Me pareció que realmente sabes interpretar a Chopin. ¿Si era Chopin lo que tocabas, no?
---Si, era Chopin.---contestó el muchacho, sonriendo con emoción hacia el acierto de Lizzie.
---Yo toco el violín, pero mi compositor clásico favorito es Chopin.
La sonrisa del chico se hizo más grande.
---Igual el mío.
--- ¡Uy!, ¿De verdad?, ¡Ah! Debemos hacer un club de admiradores entonces. Tendremos reuniones en donde solo escuchemos y analicemos piezas de Chopin y comamos sándwiches de pechuga de pollo. Solo de pechuga…no del muslo.
Joshua rió con gusto hacia aquella afirmación.
---Me parece bien.---dijo, aceptando lo que dedujo, podría ser una oportunidad de volver a conversar.
Lizzie consideró lo mismo.
---Pero por favor, que no sea arriba del árbol. La verdad no soy tan bueno trepando. ¿Es tu costumbre subirte a los árboles?
La muchacha comenzó a reírse apenada. Le explicó que efectivamente era algo que acostumbraba, pero solo cuando leía.
---Me gusta sentir que puedo tener los pies lejos del suelo por un rato…
---Eso es original. A mí me gusta estar bien plantado.
---Si, lo siento. Debo parecerte extraña… bueno, pero eso ya me lo dijiste.
La chica sonrió con dulzura y él se tapó el rostro con la palma de la mano una vez más.
---Pero…---prosiguió ella, antes de que él comenzara a disculparse--- muchas gracias… pensé que estarías molesto por mi forma de actuar…sin embargo…
Lizzie recordó como le había sonreído momentos atrás y el alivio que sintió al descubrir que no tendría un enemigo.
--- Eres tan amable y yo tan grosera… perdóname por espiarte… ¿Cómo podré compensarte?
Joshua le miró consternado.
--- ¿Compensarme?---preguntó a punto de sonar atónito.---Si ese es el caso, yo también debería hacerlo; de todas formas, yo fui el que te espiaba hoy, ¿No crees?
Elizabeth se sonrojó.
---Si…ahora que lo dices.
--- Entonces estamos a mano, ¿no te parece?---volvió a postular el muchacho, metiendo las manos de nueva cuenta a los bolsillos de su chaqueta.
---A mano.---confirmó ella, esbozando una pequeña sonrisa---Aún así, es vergonzoso. Te hice perseguirme… ¿te cansaste mucho?
---No te preocupes.--- respondió Joshua.
Ella volvió a ponerse colorada. Se mordía el labio con aprehensión.
---Venga ya. No importa.
---Tendré que comprarte algo… ¿te gustan las galletas de nuez?
El muchacho, que había estado caminando al lado izquierdo de Lizzie todo el tiempo, se paró en frente de ella y bloqueó con su alta silueta el boquete de luz que personificaba la salida de la arboleda hacia el jardín trasero de la casita Lennox.
Lizzie volvió a darse cuenta de lo alto que era; incluso, tuvo que admitir, que en ese momento, su estatura le resultaba imponente. Sin embargo, él ladeó la cabeza y con gentileza le comunicó:
---Me conformo con tu nombre.
Ella reaccionó de una manera curiosa al recibir tales palabras. Sus ojos color caramelo se tornaron profundos y tan lleno de cosas, que Joshua no pudo más que observarlos con detenimiento.
---Elizabeth…---dijo ella, sonriendo con una calma que hasta ahora no había mostrado.
---Elizabeth…---repitió Joshua. Al fin tenía un nombre. Acto seguido, se sacó el botón que había estado resguardando hasta entonces en el fondo de su bolsillo y se lo ofreció a Elizabeth con algo de picardía en la sonrisa.
Ella lo tomó, primero confundida y después divertida al reconocer el tallado de madera que tenían los demás botones de su abrigo de capucha rosa.
---Lizzie.---le antepuso---Llámame Lizzie.
---Lizzie… ok. Entonces, llámame Josh…
---Está bien…Josh…
El cielo tronó con furia, y un montón de gotas gruesas y frías comenzó a caer con estruendo.
--- ¡Ah!, corre, no te mojes. Nos vemos mañana en la escuela. ¡Bye, bye Josh!, ¡Cena rico!
---Adiós Lizzie… tu también.
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