Tenía una sola imagen de mi madre en mi cabeza, su mirada sobre mi, con una expresión de preocupación y ternura. El único momento que recuerdo de ella fue precisamente el instante en que se despidió de mi para no regresar.
Podía ver un sentimiento similar en los ojos de Lena, un brillo que me remontaba a ese evento de mi vida, en su aroma percibí dulzura y en su mirada una tristeza que me llamaba.
Lena y Rein Capítulo 4: Una oportunidad
-Iremos a trabajar, quédate aquí y no te asomes siquiera por la ventana- Le indicaron Brito y Rein a la chica mientras se alistaban para irse -No sabemos si esos tipos te están buscando todavía-.
Lena asintió con la cabeza, de pronto se puso de pie y le ayudó a Rein a colocarse el uniforme.
-Siento que tengas que ocultarlas... tus orejas son tan lindas- Sonrió colocándole la gorra.
Brito sonrió al ver que Rein se sonrojó, decidió adelantarse y salir del departamento para dejarlas a solas.
-Rein... de verdad lamento lo que pasó... las bestias... bueno, los seres como tú...-
-Te dan miedo, lo sé- Respondió la loba -Puedo sentir tu respiración agitada, estás haciendo un esfuerzo por permanecer tranquila-. Lena dirigió su mirada a otro lado, evitando verla a los ojos.
-Dijiste que huelo bien... ¿Qué significa eso?-.
La pregunta de Lena hizo sonrojar a Rein, avergonzada retrocedió unos pasos, tomando sus guantes se los puso y luego de acomodar su gorra se dirigió rápido a la puerta.
-No salgas de aquí y no causes problemas, ¿De acuerdo? -. Dijo a modo de despedida cerrando la puerta con llave. Brito estaba afuera del departamento esperándola.
-¿Qué fue lo que te dijo? ¡Tu cara esta tan roja como tu uniforme! - Le dijo riendo.
-Ella cree... que mis orejas son lindas- Murmuró la loba bastante apenada.
Brito soltó una carcajada, Rein de inmediato lo empujó exigiéndole guardar silencio.
-Lo siento, en serio no termino de creer que las dos estén aplazando tanto las cosas-.
-¿Qué cosas? ¡No sé de qué hablas!- Le gritó molesta aguantando su vergüenza para adelantarse unos pasos.
Lena se quedó mirando la entrada, sintiéndose capaz de estar de pie decidió asear la habitación, acomodando y limpiando las cosas como gesto de agradecimiento hacia quienes le ayudaron, en medio de un montón de ropa, encontró una joya en un collar, con cuidado lo colocó encima de un buró para comenzar a ordenar la ropa y terminar con el resto del cuarto.
-¿Qué piensas hacer con Lena?- Le preguntó Rein a Brito.
-Eso me gustaría preguntarte a ti ¿Qué quieres hacer con ella? Es linda ¿verdad?-.
-Soy hembra, Brito… además, de ninguna manera ella se fijaría en una bestia… me tiene miedo-. Dijo lo último como lamentándose.
-Creo que es cuestión de tiempo, la rescataste y ella no sabe quién es… eres lo único que tiene-.
Rein se quedó pensativa, recordando el momento en que estuvieron cerca -Soy lo único que tiene…-
Ambos se encaminaron hacia la pizzería, donde cada uno tomó sus labores hasta el fin del turno, una vez terminado, regresaron, finalizando el día, sin enterarse de que alguien los observaba durante el camino de vuelta.
Lena los recibió emocionada, se le notaba contenta y de mejor ánimo, se lanzó hacia Brito dándole un abrazo, mientras la loba se quedó viendo.
-Rein también se esforzó mucho- Le dijo empujándola delicadamente hasta quedar de frente a la bestia, de inmediato se notó que la joven de cabello rosa comenzó a ponerse nerviosa.
-No te esfuerces, no hay necesidad de estas cosas tan ridículas-. Respondió Rein quitándose el uniforme para dirigirse a la sala, donde se dejó caer sobre el sofá.
Brito se notó desilusionado, viendo como cada una caminó hacia un sitio alejado de la otra.
-Ni caminando hacia el lado opuesto de la otra conseguirán alejarse lo suficiente-. Murmuró tomando el plato con las sobras de la jornada para sentarse en la mesa a comer.
La habitación se quedó en silencio unos minutos, Lena se notaba nerviosa, observando a su alrededor como esperando que alguien rompiera la tensión en el ambiente.
-Ah, señor Brito- Se acercó la joven -La cama donde me colocó, es de Rein ¿Cierto? -.
Cuando Brito estaba apenas por responder, se escuchó la voz de la loba desde la sala.
-Quédatela, no me importa-. Gritó. Rein estaba recostada viendo la publicidad que se transmitía durante la madrugada en la televisión, en el fondo también se había sentido incómoda por el silencio de hacía un momento así que subió el volumen apenas terminó de hablar.
-Es suficiente por hoy, necesito descansar de ti, loba fanfarrona-. Dijo Brito terminando de un bocado su ensalada y guardando las sobras de pizza en la nevera, despidiéndose de las chicas se dirigió a su habitación para dormir.
Luego de unas horas, Rein sintió como frotaban suavemente su barbilla con un algodón empapado en alcohol, al abrir los ojos se encontró con Lena sentada en el suelo justo al lado del sofá donde ella estaba recostada.
-¡¿Qué estás haciendo?!- Le reclamó en voz baja, no quería que Brito escuchara.
-Esta herida te la hicieron cuando me salvaste-. murmuró la chica sin detenerse de frotar el corte sobre la cara de la loba. -Esta mañana parecía estar mejorando, pero de pronto luce peor que antes-.
-¡Eso no te importa, Lena!-. Exclamó en voz baja, alejando la mano de la chica -Ve a descansar, tu cuerpo es más frágil y no quiero que causes problemas, no tenemos dinero para cuidarte si enfermas-.
Lena se entristeció al escucharla, bajando la mirada se disculpó por lo que había sucedido -Rein, de verdad lo lamento ¿Tanto te molesto? -.
La bestia suspiró sentándose en el sofá, colocándose frente a ella la miró atentamente, en la oscuridad del departamento sus ojos brillaron con un color naranja intenso como en la ocasión anterior -Lena ¿Me tienes miedo todavía? -.
La chica se puso nerviosa y pareció intimidada al verla, tomando valor correspondió su mirada. Cuando sintió no poder mantenerlo por más tiempo se lanzó al cuello de Rein abrazándola.
-No quiero tener miedo de ti… Dame una oportunidad de luchar contra mí misma-.
Confundida, Rein la abrazó de vuelta.
-Yo… también quiero dejar de tener miedo de ti-.
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