No pudo dejar de pensar en ella durante todo el día, no le preocupaba que hubiese hablado con sus padres respecto a su “cálida” bienvenida, ni tampoco le preocupaba que hubiese llamado a la policía, a Alex le preocupaba la idea de no poder volver a verla cuando volviese a casa.  Todo el día estuvo en su cabeza al punto de que las molestas mofas de Buller le fueron bastante soportables con tal de que aquella emoción que sentía al recordarla fuese aplacada un poco, debido a que esta era más insoportable qué todas las mofas del mundo. Alex no sabía qué era lo que le ocurría, cada vez que recordaba aquellos ojos verdes que lo veían desde la ventana sentía un embriagador deseo de contemplarla por siempre, como si aquellos ojos que brillaban como si fuesen Esmeraldas lo hipnotizaran y atrajeran hacia donde ella se encontraba para abrazarlo, besarlo y…

-          ¡¿Acaso estas sordo?!- le preguntó Buller sosteniéndolo del cuello con todas sus fuerzas teniéndolo contra la pared- ¡Te he dicho que me dieras el dinero del almuerzo por más de veinte minutos! ¡¿Es que no sientes esto?!

Le dio un puñetazo en el estomago con todas sus fuerzas; pero Alex reaccionó como si le hubiesen pegado con una almohada. No sentía dolor, solo pasión, una bella curiosidad y un deseo ardiente por saludar a su nueva vecina. Esbozando una sonrisa tétrica, Alex, le contestó a Buller

-          Si… cierto, toma- le dio todo el dinero que poseía a Buller quien lejos de sentirse satisfecho, se sintió incomodo ante la actitud de aquella rata de biblioteca que mantenía aquella desagradable sonrisa.

-          ¿Qué carajos es lo que te pasa, Reinman?- le preguntó Buller con asco, tomando el dinero y soltando a su presa- eres bastante raro ¿Lo sabías?

La pregunta de Buller era válida en todo sentido de la palabra ¿Qué carajos era lo que le pasaba? No lo sabía y en su interior sentía aquella inquietud natural que se veía opacada por aquel deseo antinatural de ver a esa esplendorosa mujer otra vez, aunque no más fuera para hablar con ella. Manteniendo su incomoda sonrisa, Alex, le respondió:

-          Creo que estoy enamorado