1 de julio de 2011 a las 12:35
Philip estaba junto con Bill en una mesa apartada de los demás alumnos. Ellos ya habían terminado sus cafés. Entre ellos había un silencio algo incómodo. Philip estaba perdido en sus pensamientos mientras pasaba el dedo por el borde del vaso de café, en ese momento recordó algo.
—Por cierto. Una chica me estaba vigilando desde un aula cuando me dirigía hacia aquí.
—Quizás era una de tus fanáticas.
—Deja tus delirios, por favor.
Philip mordió su labio inferior. Si bien no le había dado mucha importancia al principio, la imagen de esa chica retumbaba su mente, había algo que en ella que hacía que no pudiera despejar su atención. Una terrible premonición.
1 de julio de 2011 a las 22:43 PM
Philip se encontraba escondido detrás de un enorme escombro, de lo que alguna vez fue parte de la sede central del D.C.E.O. Él observaba al culpable de que ese lugar haya explotado, una chica de rasgos asiáticos vestida con un largo qipao rojo. Ella se encontraba parada sobre una montaña de escombros de unos tres metros de alto. Miró su mano derecha, allí había un objeto que parecía una gema ovalada de color morado.
—Así que esta es la apariencia final de una piedra Eyre...
La chica rio retorcidamente. Philip sintió un escalofrío por todo su cuerpo. Se sacudió un poco para aclarar su mente.
¡Es ella! — gritó él internamente.
Varias dudas empezaron a llenar su cabeza
¿Acaso ella me vigilaba hoy porque conoce mi identidad? Pero si es así, ¿Cómo lo averiguó? ¿Será que eso que sostiene es el objeto encontrado en el cráter? Debo hablar con ella.
Justo cuando Philip iba a dar un paso para mostrarse frente a la chica, escuchó un ruido que lo hizo retroceder. Provenía del otro lado del lugar donde se encontraba él, a unos pocos metros frente a la chica. Él se asomó con cuidado nuevamente y lo que vio lo dejó perplejo.
—Buenas noches, señorita. —Quien se dirigió hacia la chica del qipao era una mujer alta de cabello largo color sangre. Llevaba una túnica blanca que cubría todo su cuerpo; incluyendo brazos y piernas y una máscara veneciana que solo dejaba ver sus labios pintando del mismo color que su cabello. A su lado, rodeándola, había cuatro hombres con túnicas negras que bajaron la cabeza—. Soy The Redhead, la líder de Oscuridad Eterna, una organización que se dedica a la investigación de la energía oscura.
La mujer hablaba de forma muy relajada. El aura que desprendía era similar a ver algo paranormal y, como no se le veían los pies, pareciera estar flotando.
—Más que organización, parecen una secta —dijo la chica del qipao rojo. Su mirada desprendía hostilidad.
—Puedes pensar de esa forma si quieres, nosotros no le hacemos ningún mal a nadie.
La chica suspiró, la electricidad que la rodeaba disminuyó, su cabello dejó de estar erizado y, luego de apoyar una mano en su cadera, dijo: Está bien ¿Qué quieres?
—Para establecer un mejor diálogo, ¿Podría decirme su nombre?
—Yo no tengo nombre, pero puedes llamarme Willo si quieres.
La chica del qipao rojo reveló un sobrenombre que sorprendió a Philip. Él ya lo había escuchado unos días atrás, mientras buscaba pistas sobre lo que pasó el 21 de junio. Un líder del bajo mundo de la ciudad se lo dijo cuándo le preguntó, después de golpearlo, sobre alguien que pueda saber de aquel incidente. El hombre mencionó ese nombre con terror, diciendo que esa persona mató a más de veinte de sus luchadores más experimentados.
—Entonces, Willo, has llegado a saber sobre esas piedras. La cantidad de energía oscura que poseen encendió nuestra curiosidad hace un tiempo, pero no tenemos la fuerza para luchar por ellas. Por esa razón, al ver tus habilidades, decidimos ofrecerte la información y recursos que necesites para obtenerlas todas.
—¿A cambio de...?
—Qué no las uses para acumular poder, que solo pidas un deseo con ellas.
¡¿Qué?! —Los ojos de Philip se abrieron al oír eso. The Redhead continuó.
—Al parecer el incidente del 21 de junio fue llevado a cabo con esa piedra que sostienes. Sorprendente ¿No? Si una sola tiene tanto poder, las tres juntas son capaces de cumplir cualquier deseo.
Philip no se dio cuenta, pero su cuerpo temblaba levemente y su respiración se agitó.
—Eso tiene que ser una mentira —susurró.
Willo suspiró nuevamente con hartazgo. —Eso del deseo ya lo sabía, pero ¿Por qué TÚ quieres que YO pida uno?
—Lo que nos ofrecen las piedras Eyre es algo sin precedentes. El realizar un deseo, por minúsculo que pueda ser, cambiaria los fundamentos del universo por primera vez—. The Redhead levantó la mano derecha hacia el cielo. La parte de la túnica que la cubría cayó por la gravedad, revelando su delicado brazo, su piel era de color blanco como la porcelana y sus dedos eran largos y delgados—. Nosotros queremos ser testigos de eso y ver los cambios que implican cumplir un sueño. Tú, como cualquier otra ser humano, debes tener algo que quieras hacer realidad con toda tu alma. Dinero, poder, amor, ideología, lo que sea.
La mujer bajó su mano. La túnica volvió a cubrir completamente su brazo. Ladeó suavemente la cabeza y continuó dirigiéndose a Willo.
—¿Nos ayudarías a cambiar el universo?
—Mmmmm. No gracias.
—¿Eh? —The Redhead ladeó aún más la cabeza con perplejidad—. ¿Por qué...?
Willo levantó su mano derecha, donde sostenía la piedra con forma ovalada. Esta emitió una luz brillante mientras se deshacía en partículas que eran absorbidas por ella. Las venas de todo cuerpo su brazo y cuello, hasta su corazón se iluminaron con una luz morada. Pronto había asimilado la piedra por completo. Philip que observó ese movimiento con cuidado se dio cuenta, ahora ella posee todo el poder de la piedra.
Willo apuntó con su mano izquierda, donde sostenía una esfera de un color tan oscuro como la misma noche, y, mirando con desdén a The Redhead, dijo —No quiero que nadie se involucre conmigo.
El ataque terminó y los cuerpos de los que lo recibieron, estaban en suelo. De ellos brotaba un humo negro. Willo suspiró y miró hacia el otro lado.
—Es tu turno. Tú, el que está escondido, ya puedes salir.
Philip apoyó su espalda contra el escombro en el que se escondía y se deslizó hasta quedar sentado en el suelo, suspiró y con una voz que carecía de toda fuerza preguntó: ¿Cómo supiste que estaba aquí?
—El campo electromagnético que me rodea está siendo afectado por algo por allí, supongo que elemento 347. Es realmente molesto.
—Es bueno saber que tengo una mínima ventaja.
—¿Quieres pelear, en serio? —Willo levantó una ceja, aunque Philip no pudo ver ese gesto.
—¿Qué debo hacer? —Más que una respuesta hacia la chica, eso último que soltó Philip era una pregunta hacia sí mismo.
Luego de pensar un segundo, se levantó y caminó hasta quedar frente a Willo.
—Oh. Así que eres el tonto que va por la ciudad golpeando delincuentes y mafiosos. ¿Qué harás, vas a atacar de frente?
—Sí... —respondió Philip, algo aturdido.
Estoy dejándome llevar por las emociones del momento, debo hablar con ella —pensaba él, pero su cuerpo se movió hacia adelante, había algo en su subconsciente que hacía de motor para lo que estaba por hacer.
Dobló las rodillas, saltó hacia Willo y cargó su brazo derecho para golpearla con su guante, un ataque directo y simple. Una sonrisa retorcida apareció en el rostro de ella e hizo aparecer otra esfera negra, pero esta vez fue en su mano derecha. Su cabello se erizó nuevamente, cubriendo casi enteramente su torso y cabeza. Philip dirigió el golpe y, cuando estaba a punto de conectar, algo tiró su muñeca. El brazo de la chaqueta y parte de su piel fueron destruidos en el momento por un ataque de energía oscura que lo azotó. Olor a carne quemada impregnó su nariz.
No fue un ataque de Willo.
Antes de caer vio a uno de los hombres que rodeaban a The Redhead apuntando hacia ellos. Había sobrevivido a los rayos, aunque estaba muy quemado. La vista de Philip se fue oscureciendo poco a poco mientras caía al suelo.
Una voz firme resonó dentro de esa intensa oscuridad, dijo "¡Philip Mrown! ¡¿Cuál es tu deseo?!"
Elemento 347:
Producido y distribuido únicamente por Mrown Corp, es un metal con propiedades únicas y es muy solicitado por su capacidad de repeler flujos de energía oscura. También puede destruir objetos y habilidades que estén relacionados con esta última.
Otra de sus propiedades más reconocidas es la dureza que posee, casi nada puede romperlo. La energía lo atraviesa como si no estuviera y un objeto del mismo elemento puede llegar a quebrar otro con menos masa.
Su forma es líquida, pero puede ser endurecido fácilmente sometiéndolo a una gran presión. Mucho utilizan esto para crear diferentes productos a partir de este metal como cajas de seguridad, búnkeres, puertas antirrobo e incluso uniformes blindados.
El hecho de que solo lo produzca una única empresa ha elevado su precio a cien mil dólares el gramo y normalmente es comprado por gobiernos, agencias de seguridad, etc.
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