“No lo sé”
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Philip abrió los ojos. No podía ver nada, una intensa bruma gris cubría el lugar.
Parece ceniza.
Al levantarse, se dio cuenta de que estaba sobre el asfalto.
–Aquí no hay volcanes y dudo que el humo de un incendio cubra una zona tan amplia.
Intentaba buscar lógica a lo que pasaba. Sintió que algo recorría su cara, pasó sus dedos por ella, era sangre. Tenía una herida muy grande en la cabeza.
—¿Qué pasó?
Su línea de visión era de poco más de un metro y medio. No quería caminar sin saber a dónde dirigirse, pero era mejor que quedarse allí a esperar una ayuda que no sabía si iba a recibirla. Mientras se movía por el lugar, vio autos esparcidos por de forma aleatoria e incluso uno incrustado en lo alto de un edificio.
No había ni una sola persona, es como si la humanidad hubiera sido borrada y él fuera el único sobreviviente. Si intentaba darle una lógica a la situación, su cabeza dolía.
–No hay forma de que encuentre una respuesta con tan poca información.
Él siguió caminando por algún tiempo que no pudo medir, ya que su pulsera electrónica no funcionaba, al igual que los semáforos y cualquier otro dispositivo electrónico que encontraba. Cuando estaba a punto de perder la esperanza de encontrar algo más que edificios y autos vacíos, una luz muy fuerte apareció al final de la calle por la que estaba caminando. Era de color morado y lo suficientemente intensa como para iluminar varios metros a través de esa espesa niebla gris. Philip se fue acercando con mucho cuidado hacia allí, no sabía lo que le esperaba.
Philip siguió acercándose poco a poco hacia la luz. La bruma se hacía más intensa con cada paso, por lo que tenía cuidado para no caerse. Llego a una zona amplia donde no había niebla ni autos ni edificios. Lo único que había era un cráter mucho más grande del que quedó el 21 de junio en el centro de la ciudad. La única diferencia es que este es bastante menos profundo, de unos tres metros calculó él. En el centro de aquel agujero, a unos 10 metros en el cielo estaba lo que causaba la luz que vio. Él se paró al borde del cráter y vio que no había una sola luz, sino que eran siete que estaban muy cerca una de la otra. Cuando intentaba visualizar que era lo que las emitía, algo lo empujó por la espalda, un suave tacto. Rodó varios metros dentro del enorme agujero. Dentro del cráter, a diferencia del que se creó 21 de junio, no había polvo producto de la desintegración, por parte de la energía oscura, de los edificios, plantas, animales y humanos. Era solo un espacio vacío.
—¿Qué es esto, acaso hubo un terremoto espacial?
Después de pensar en eso, que era una broma hacia sí mismo para no sentirse tan tenso, analizó algunas opciones de lo que podría haber sucedido y las descartó todas.
—La energía oscura dejaría polvo, un meteorito dejaría muchos más rastros. Agggh no puedo pensar en nada más.
Volvió a mirar hacia arriba, allí seguían las 7 luces moradas, pero, al estar más cerca, pudo distinguir mejor que las producía.
No puedo evitar abrir los ojos lo más grande que sus cuencas le permitían. Lo que vio lo dejo completamente aturdido.
Lo que producían las luces eran humanos, psychis específicamente. Él no podía distinguir sus rostros ni siquiera sus géneros, pero si sabía que eran figuras humanas. Él estiró el brazo en un inútil intento por alcanzar esas luces, él quería llegar a ellos porque se veían como deidades a sus ojos. En ese momento, todo lo que estaba a su alrededor comenzó a desaparecer, convirtiéndose en pequeñas partículas de luz. Philip ignoró eso y quedo absorto en las siete figuras que estaban frente a él.
—¿Por qué? ¿Por qué pasa todo esto? No tiene sentido.
La oscuridad absoluta lo rodeaba, todo a su alrededor se había ido y él también empezó a desaparecer
—¿Por qué hacen esto? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?
Todo se volvió oscuridad.
…
Una voz resonó en esa intensa oscuridad.
“En ese caso, ¿Te puedo dar mi sueño? Es algo que no puedo cumplir, varias cosas lo impiden, pero… Es algo que no quiero dejar atrás por más que sea imposible para mí hacerlo realidad”.
“Si tú no sabes que desear, te encomendaré mi deseo ¿Qué dices?”
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