Parte 1
Tengo que tomar una decisión.
Luchar para cumplir “mi” deseo o vivir de forma cómoda y más segura, como lo venía haciendo hasta ahora.
No sé qué hacer.
La verdad, no sé ni siquiera qué quiero hacer.
Hasta ahora estaba reuniendo información para tomar decisiones, pero siento que me he metido en un lugar muy peligroso.
Se me está abriendo una puerta para cumplir cualquier deseo y otra para evitar mi muy probable muerte.
También están involucradas personas que conozco, que deberé superar.
Ya no tengo a James ni a Andrea para que me aconsejen o me contengan.
"¿Luchar? ¿Huir?"
No.
Creo que sería mejor preguntarse:
Si decido luchar, ¿Valdrá la pena? ¿Moriré en vano? ¿Conseguiré sobrepasar todos los desafíos y cumplir ese deseo?
Por ahora seguiré adelante y veré mis opciones en el camino.
Parte 2
2 de julio de 2011 a las 23:42
George, exhausto, se sentó en la vereda de una de las esquinas de la intersección donde se llevó a cabo la pelea con Brotherhood RG, apoyó su espalda contra un poste de luz y suspiró con fuerza.
Philip se paró a su lado, con una expresión oscura.
—Fiuu. Se acabó. Son muy buenos esos mercenarios ¿No? —dijo George haciendo una mueca.
—Sí…
—¿Estás bien? Tu voz se oye algo rara.
—¿Eh? Ah. No es nada.
Philip había cambiado un poco su voz para que George no lo reconozca, pero al estar en un estado mental bastante deteriorado, su voz sonó muy antinatural.
Respiró hondo y trató de concentrarse en su conversación pendiente con George.
—¿Cómo puedo llamarte?
—Ah cierto, me llamo George White.
Dijo su nombre sin vacilar.
—¿Em? Ok. George, déjame agradecerte por salvar mi vida antes.
—No es nada, no podía dejar morir a la esperanza de esta ciudad.
—¿Eso crees? Tú eres mucho más increíble que yo.
—Ser un héroe no solo se trata de poder, sino también de voluntad. Tú eres la esperanza de la ciudad porque fuiste el único en querer serlo.
—…
—Voy a hablarte un poco de mí. Soy parte gran red oculta de psychis que lucha por un bien común para los nuestros. Queremos pedirte tu cooperación, ¿Estás dispuesto a escucharme?
—No hay problema, te debo una grande.
—Queremos que nos ayudes a concientizar a los humanos sobre los psychis y del hecho de que no representan un peligro real para la humanidad.
—No tengo problemas en cooperar, pero no es simplemente eso ¿Verdad?
—Este mundo jamás va a entender que el psychi promedio no representa ninguna amenaza y los sucesos del último mes han empeorado la reputación de los nuestros, ya no solo en Australia, sino en todo el mundo. Hemos retrocedido aproximadamente 100 años. Hay que tomar medidas fuertes para lograr nuestro objetivo.
Philip bajó la mirada.
—¿Algo como la reforma oscura?
—Así es. Dentro de unos meses se celebrará un plebiscito para consultarle a la población de este país y, en concreto, a la de esta ciudad, si están o no a favor de la reforma oscura. Necesitamos que te unas a nosotros como una voz para transmitirle a la sociedad un mensaje. Los psychis nunca vivirán en paz sin este tipo de medidas.
Philip mordió con fuerza su labio inferior.
—Yo…
—Me imagino que tú, como humano y héroe, no quieras involucrarte en algo que en principio perjudicaría a los psychis, pero… Hay mucha gente que se plantea seriamente seguir el modelo británico.
—No, no es eso —dijo Philip moviendo la cabeza de lado a lado—. Es más por mis ideales. Hay algo que persigo, ayudarlos a hacer algo como esto atentará contra lo que persigo.
George cerró los ojos y asintió con la cabeza.
—Ya veo. En ese caso no te molestaré más. ¿Simplemente podemos quedar en un acuerdo de no agresión?
—No me molesta, pero tengo una pregunta.
—Adelante.
—Las piedras Eyre… No, mejor olvídalo.
George inclinó la cabeza con curiosidad, pero luego asintió levemente.
—No es lo que piensas, no forzaremos la reforma oscura ni nada parecido a través de un deseo, eso puede tener consecuencias negativas que no buscamos. Nosotros queremos las piedras porque queremos recuperar algo. Algo que es muy importante para nosotros y que nos fue arrebatado en un instante. Solo es eso.
—Ya veo.
George se levantó y pasó por al lado de Philip. Se detuvo a penas lo pasó.
—Bueno, ya que no pudimos llegar a un acuerdo te dejo por hoy. Viéndote, puedo sentir que por primera vez he conocido un héroe de verdad. Sé que ayudaras mucho a la ciudad y a los psychis.
—Esperas mucho de mí.
—Supongo, pero en tiempos como este, es bueno creer en algún mesías.
—…
—Espero nos veamos pronto, Zero.
George empezó a caminar en dirección contraria a la mirada Philip.
Parte 3
“Viéndote, puedo sentir que por primera vez he conocido un héroe de verdad”.
Estás profundamente equivocado.
No soy un héroe ni nada minúsculamente parecido.
Un héroe no duda sobre sus ideales, no se plantea pasar por encima de los demás por un objetivo egoísta.
Un héroe no toma atajos ni se enfrasca en batallas innecesarias.
En realidad, todo ese discurso de la libertad es una tapadera. No sé si creo verdaderamente en eso.
Solo soy alguien que intenta lograr el título de héroe local para llenar un vacío que lo atormenta.
Nunca tuve un profundo sentimiento heroico.
Nunca fui lo suficientemente cercano a las personas como para dar mi vida por las suyas.
Soy cobarde, indeciso, ambicioso, envidioso y sinvergüenza.
Vivo en una profunda contradicción.
Mientras hablabas, George, he tomado una decisión. Una que un héroe jamás escogería.
Va a ser lo más ruin que haya hecho, pero este es el camino que he decidido.
Bill, Ethan, Willo, The Redhead, Clara, tú, James y por sobre todo Andrea, todos han marcado a fuego este camino.
¿Habrá arrepentimiento? Quizás. Eso no va a cambiar lo que estoy por hacer.
No puedo respirar.
Me saco el pañuelo que cubre mi identidad. Ya no importa algo como eso.
Los anteojos estos no me dejan ver, los he dejado caer.
Llevar este traje, que todos en esta ciudad lo tienen como símbolo de heroísmo, valentía y justicia; me irrita la piel.
No me corresponde llevarlo.
Para apaciguar mi alma agobiada, recordé ciertas palabras que me dijo alguien importante en una hermosa tarde de verano.
“Nunca dudes en luchar por lo que deseas, Philip”.
Aquí voy.
Parte 4
Philip y George, alejándose espalda a espalda. Como si fuera una película western.
Aunque esto no era un duelo. Uno confiaba totalmente en el otro y por eso dejó descubierta su espalda.
Traicionar un acto así, hacía más difícil la elección de Philip.
Pero ya era tarde.
Giró su cuerpo, tomó algo de su cinturón y…
Un fuerte estruendo sacudió los oídos de ambos.
George, que hasta ese momento se alejaba lenta y tranquilamente a casi cien metros de Philip, frenó sus pies de golpe.
No solo era el ensordecedor ruido lo que le hizo parar sus pasos, un dolor agudo atravesó su espalda.
—¿Qué…?
Su expresión serena desapareció y dio lugar a una de completo terror. Se dio la vuelta y vio a Zero, despojado de los elementos que cubrían su identidad, apuntando hacia él con una pistola. El diseño de la misma era algo especial, brillaba. Predijo que las balas que disparan están recargadas con energía por lo que el daño que generan sería muy considerable.
—¿Phi…?
Rápidamente sacó un pedazo de pan de su manga derecha y lo puso en su boca. Philip disparó nuevamente, esta vez en su hombro.
—GAAAH.
Siete sombras cubrieron a George, de ellas salía un humo negro que fue tomando forma humana.
La habilidad de alto rango de George White: Copias de sí mismo.
Pero Philip ya había pensado en una contramedida. El guante gris en su mano derecha se iluminó, hizo un barrido con su brazo en el aire y la luz de color celeste se disparó impactando a las siete copias.
La energía y la energía oscura no se llevan bien. Cuando entran en contacto producen una reacción que desencadena en una pequeña explosión.
—¡¿AH?! —George retrocedió al ver como Philip redujo su ventaja numérica en apenas segundos.
Philip corrió con todas sus fuerzas y pasó a través del fuego que dejaron las explosiones. George cubrió su cuerpo con una barrera de energía oscura. Esta había frenado por completo la explosión de un misil pero…
—¡ESO NO FUNCIONARÁ!
Philip cargó su brazo derecho y golpeó con fuerza la barrera, que en ese instante se destruyó por completo.
Su guante, que ya no estaba iluminado, es de elemento 347, esta simple barrera no era nada para él, era muy pequeña y no tenía un flujo interno y constante de poder que tenía la que presenció el 21 de junio.
George se preparó para lo peor. Jugando con su confianza, Philip lo derrotó totalmente.
Philip cortó la distancia entre ellos, y con un golpe de abajo hacia arriba en su mandíbula con su mano izquierda, lo hizo tambalear hasta caer de espalda a unos metros de allí.
Philip lentamente se acercó a George mientras jadeaba. El fuego había quemado un poco de su ropa. Podía oír al sacerdote decir algunas palabras con una voz muy suave.
—¿Por… qué? Phi… lip
—Lo siento, George. Yo no soy ningún héroe, tampoco puedo esperar a encontrarte de nuevo. Necesito avanzar, tengo un deseo que cumplir. No tengo ningún rencor por nuestra relación en la escuela, no pienses que es eso.
Una mirada fría perforó el cuerpo de Philip. Podía sentir como era llenado de maldiciones en silencio, George apenas podía respirar.
—Terminemos con esto. —Philip se paró al lado de George, apuntó su pistola en él y disparó.
La bala atravesó el corazón. El cuerpo de George se sacudió fuertemente, para luego dejar de moverse, su respiración se detuvo.
Philip suspiró.
Fue una mezcla de alivio y remordimiento. Parecía que todo había acabado, pero él sabía que en realidad, acababa de comenzar.
El cuerpo de George se iluminó fuertemente y partículas de color morado salieron de él, reuniéndose en el aire frente a Philip.
Esas partículas se unieron hasta formar una piedra.
—Wow…
Philip estiró su brazo derecho y con delicadeza tomó esa piedra, teniendo cuidado de no romperla.
La piedra Eyre flotaba encima de su guante gris.
En ese momento la luz se intensificó.
Philip se asustó un poco.
Pero esta vez no era solo la piedra, su muñeca se iluminaba aún más fuerte que la piedra. La manga de su chaqueta y el vendaje que la cubría fueron desgarrándose hasta caer.
—¿Eh…? ¡El sello!
La piedra Eyre volvió a deshacerse en partículas que rodearon el antebrazo de Philip para fusionarse con el sello.
No podía creer lo que acababa de suceder, ahora mismo la piedra Eyre estaba dentro de su cuerpo.
—Eh… Bueno, no tenía dónde esconderla de todas formas.
Hizo una mueca irónica mientras ignoraba el sudor frío que recorría su espalda.
Cuando todo terminó, empezó a caminar.
—Fiuu. De ahora en adelante las cosas se pondrán peligrosas.
Una sensación invadió su cuerpo.
—¿Eh?
Miro hacia atrás, donde había sentido una presencia, pero no había absolutamente nada. Solo una calle vacía.
Un poco inquieto, regresó a su apartamento.
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