Camino por los pasillos del instituto evitando a cualquier persona, aunque no es nada difícil porque solo tengo un amigo y los demas son conocidos; a mi alrededor hay demasiados grupitos, por un lado, están las porristas, en la otra esquina están los chicos que actúan como delincuentes, pero lo más malo que han hecho es fumar hierba; tambien están los que no hicieron la tarea y la hacen apresurados, hay demasiadas personas y no conozco ni a la mitad.
Subo las escaleras y entro al salon de la señorita penny, ella da clases de ciencias sociales; hay más de treinta alumnos, pero la maestra todavía no llega; como de costumbre me siento hasta atrás en la esquina -Es el lugar perfecto, nadie me mira, pero yo los veo a todos.
Las paredes del aula son blancas, el piso es de madera y ahora mismo luce completamente limpio, pero seguro que al final de la clase estará repleto de hojas, bolígrafos y sustancias extrañas.
Descanso mi cabeza en mi brazo, cierro los ojos mientras escucho la letra de la canción que ahora mismo se reproduce en mi celular.
Alguien me quita los audífonos obligándome a levantar la mirada.
-Conrad, ¿estás bien? -los ojos marrones de zach me analizan serios.
-claro que no, la maestra falto a su primera clase, ¡joder! Ahora mismo podría estar dormido en mi cama.
-tus ojeras solo están así cuando fumas hierba -despeina mi cabello mientras claramente me juzga con la mirada.
-ya no fumo hierba, ¿recuerdas?
Zach solo me lanza una mirada reprobatoria y se marcha a platicar con su conquista de este mes.
Él es un gran amigo, en realidad es mi único amigo en este lugar y en cualquier otro, zach es un chico popular y es apuesto, le encanta hacer amigos nuevos y estar rodeado de personas; yo soy todo lo contrario a él, pero de alguna manera nos entendemos. Creo que esa es la clave de nuestra amistad, somos de mundos tan distintos que cada día nos enseñamos cosas nuevas.
***
Al fin terminaron las clases y este es mi momento favorito del día, el pequeño momento donde solo estoy yo y mis pensamientos, bueno esta vez tenemos un invitado especial y eres tú.
Camino frente a una cafetería muy linda, casi todas las mañanas compro café ahí; mis pulmones se inundan de un exquisito aroma a café y a panques horneados -¿a ti te gusta el café? Tambien me gustaría saber qué clase de música te gusta.
Me detengo en un pequeño parque, camino un poco hasta llegar a un tronco que sirve como asiento, dejo mi mochila a un lado y de ella saco un paquete de cigarrillos que está a punto de terminarse; enciendo un cigarrillo y dejo salir el humo -todas las tardes acostumbro a venir aquí para mirar la nada mientras mis pulmones se llenan de esta mierda adictiva.
-¿estás ahí? -seguro que ahora me veo como estúpido -sé que estás ahí, en alguna parte de mi mente, ¿Qué eres? ¿Porque me provocas una sensación tan extraña?, creo que tendré que comenzar a acostumbrarme a ti ¿eh? No importa, debería de decirte ¿gracias? Ya sabes por acompañarme en este extraño día; creo que no lo mencione, me llamo Conrad, ¿Cómo te llamas tu?
-Hum, creo que eso será un misterio, un muy lindo misterio.
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