El mundo, tan misterioso, siempre lleno de maravillas y sorpresas que la naturaleza da. Pero no todo es perfecto, también traía destrucción: los desastres naturales.
El hombre, la única creación que puede tomar el camino del bien y el mal, encontrándose en constante evolución, trayendo nuevas tecnologías para mejorar el mundo y las necesidades de su especie con el fin de hacerlo todo más sencillo.
Tras pasar el tiempo, los humanos pasaron por constantes guerras sin saber que destruían cada vez más el paraíso creado, fue entonces que el mundo comenzó a dividirse y crear sus propios reinos y establecer nuevas jerarquías, donde es el mundo que nos encontramos actualmente .. .
En una pequeña isla al noreste de la tierra, un muchacho dormía intranquilo tras ver espectros, goblins y otros seres oscuros que luchaba sin parar, su sangre brotaba por su frente y varias partes de su cuerpo.
—Seimei— una voz femenina se oía lejana —¡Seimei, despierta! ¡Ya es hora! - los gritos de aquella chica, lograron sacarlo de su pesadilla y despertar de golpe con la respiración agitada
—Sólo fue un sueño— susurró mientras trataba de calmarse y golpeándose la frente —Maldición— se levanta de la cama y se arregla con su ropa casual: una playera negra manga larga, pantalones grises acompañados de un cinturón marrón con hebilla de acero de baja calidad y zapatos negros.
Seimei baja de las escalera hacia la planta baja, donde la chica que antes le llamó, se encontró esperándolo con el desayuno de él casi enfriándose, acompañada de una mujer adulta de cabellos castaños
—Otra vez te levantaste tarde—
—Lo siento, otra vez tuve pesadillas—
—Ya es la décima vez en el mes ¿Seguro que no quieres pedir ayuda? - el chico niega
—Tranquilos, Seimei, desayuna, hoy tienen que hacer muchas entregas— dijo la mujer
—Gracias— él se sienta en la mesa y se dispone a comer su desayuno
—Pero date prisa— Hinatari sale de la casa para esperarlo.
Mientras tanto, cerca del castillo un joven de cabellos azules abría su herrería, colocando el letrero con las palabras "Abierto" para dejar que los clientes nuevamente llegaran a comprar sus servicios de creación o renovación de armas.
No estaba solo, trabajaba con un hombre llamado Joe, considerándolo su maestro en el trabajo a pesar de que Aoi sabía casi todas las técnicas de la herrería.
Llegó el primer cliente, quien era un hombre que pedía lijar su espada después de tener tanto óxido debido a su tanto uso y contacto con el ambiente.
Aoi acepta el trabajo, poniendo manos a la obra mientras que el cliente se retiraba para luego volver.
Mientras tanto, una hermosa chica se acercaba al puesto de Aoi, sin dudarlo, suelta la espada que lijaba y se acerca a ella
—Hola preciosa ¿Qué te trae por aquí?— se recarga en el madero, haciendo su mirada seductora, la chica quedó muy indignada ante esa pregunta que salió corriendo del lugar
—¡Idiota!— Joe golpea la cabeza de Aoi —¡Deja de seducir chicas y ponte a trabajar con esa espada!—
—¡Lo siento!— Aoi toma entre sus manos la espada y continúa lijando, desviando su mirada de manera seria a aquel castillo que anhela tanto entrar algún día.
Por otro lado, una chica de cabellos dorados caminaba entre el pueblo buscando qué hacer hasta que dos tipos se acercan a ella
—Ahora sí la pagarás maldita— dijo el primero preparando sus puños, la chica sólo le puso mirada seria
—Te enseñaremos a que no debiste meterte con nosotros— habla el segundo, ella sabía que podía escapar de esa pelea, pero si no luchaba, no sería capaz de darle una lección a los tipos.
Se acerca a ellos a paso lento y desaparece
—¿Pero qué?—
Asustados, miran a su alrededor hasta que el primero sintió una cadena enrrollar su cintura, siendo jalado hacia atrás, sientiendo un golpe en su estómago de la chica, lo suficientemente fuerte para debilitarlo, escupiendo sangre.
El 2do tipo se asustó y retrocede unos pasos
—Lo siento, lo siento, te dejaremos en paz—
Ella no responde, manteniendo la misma mirada seria y firme, se acerca a gran agilidad y lo noquea desde el cuello, dejándolo en K.O
—¿Eso es todo?— preguntó ella —Creí que darían una buena batalla— se da la vuelta para seguir su caminata sin rumbo.
En la realeza, donde los lujos surgen y la codicia es alta. En el salón del trono, con bellas decoraciones ornamentales decorando las paredes, con una vidriera circular de un ave por detrás del trono, una mujer de cabellos rosados como tulipán rosa se encontraba sentada en la lujosa silla, disfrutando de la superioridad y el mandato que tenía
—¡Mi reina!— un súbdito llega corriendo con papeles en sus manos —Hemos recibido el informe de conteo de los cazadores de este mes y.....— baja la mirada asustado y temblando de miedo
—¡Dilo!—
—Ha bajado más del 30%, las batallas contra los goblins y espectros han sido mucho más duras de lo que pensabámos—
La reina cruje sus dientes al oírlo todo, nunca había oído una noticia como esa, el promedio estándar de decadencia de los cazadores siempre eran del 10 al 15%, era increíble de que se alcanzara el doble de la cifra
—Necesitamos a nuevos cazadores o estaremos indefensos—
Por ella desearía que todo el pueblo muriera por ser clase baja, pero si no conseguía a más gente, arruinaría su reputación como noble, además de que estaría en desventaja por no tenee protección
—Trae a Akatsuki— ordenó con seriedad
—Sí mi reina— el súbdito hace reverencia y se retira con el informe
—Maldición— la mujer aprieta sus puños, recargados en el trono —No dejaré que nos ganen, seres del demonio—
Pasando un tiempo, se mostró hombre donde se alcanzaba a ver mechones de cabellos rojizos caer a través de la capucha que cubría su cabeza, se inclina ante su reina
—¿Me habló, mi señora?—
—Sí, prepara a tus mejores cazadores y mentores, vendrán nuevos reclutas a ayudarlos—
El hombre no mostró emoción alguna, pero estaba listo para recibir a nuevos cazadores.
—De acuerdo—
—Puedes retirarte— la mujer hace un ademán, el pelirrojl encapuchado obedece y se retira, sin darse cuenta de que alguien los estuvo espiando.
Hinatari y Seimei habían terminado de entregar su último pedido de ropa a una anciana de 70 años que quería prendas para su nieta.
—Ufff, al fin acabamos— Hinatari seca el sudor de su frente
—Yo fui el que más repartió -_- — Hinatari ríe por el comentario del chico
—Lo siento, ya sabes que no soy tan fuerte como tú, en fin, volvamos para entrenar, quiero dominar ya la agilidad e igualarte—
—Aunque sabes que nunca estarás a mi altura— se ríe burlón, Hinatari le da un golpecito en su brazo por destruir un poco de su orgullo
—Te venceré, ya verás— siguen su camino de regreso a casa sin darse cuenta de que los anuncios sobre la admisión de nuevos reclutas ya estaban siendo pegados en diferentes partes del pueblo: "Los jóvenes de 15 a 21 años están obligados al reclutamiento de cazadores , cualquiera que se oponga, será llevado al castillo por la fuerza por 2 caballeros que irán de casa en casa en 2 díaa a 1ra hora ".
Aoi entrenaba duramente los de la espada y Aurora movimientos dentro de un bar, perdiendo el tiempo mientras miraba los anuncios que estaban siendo colocados en las paredes de cada casa y negocios.
Al día siguiente, Hinatari y Seimei descansaron en casa para tomar un respiro, sin darse cuenta de lo que hacía la madre de Hinatari.
Para el 2do día, se preparaban para trabajar en casa con el trabajo de la madre de la chica hasta que se oye que el alguien golpea la puerta suavemente, es abierta por la mujer, dejando ver a 2 caballeros, la mujer sabía a qué venían .
—¿Qué sucede? - Hinatari se alarma con ver a los 2 hombres, Seimei se pone enfrente de ella
—¿Ya están listos? - pregunta el 1er caballero
—¿Listos para qué? ¿¡Qué está pasando?! - Hinatari da unos pasos hacia atrás cada vez más asustada
—¿No les dijeron? Se unen a los cazadores, quieran o no— respondió el 2do caballero
—Mamá ¿Eso es cierto? - no se oye respuesta —¡Esto es injusto! Ni siquiera nos dieron tiempo de empacar o despedirnos! -
—No nos interesa ¿Vienen o los llevamos por la fuerza? -
—Se atreven a tocarla y no les tendré piedad— la mirada de Seimei se torna sombría
—Chicos, no lo hagan más dificil, sus maletas están ahi— la madre señala en una esquina —Lo siento— se pone a llorar mientras se agachaba
—Mamá ...— Hinatari sintió que su mundo comenzó a caerse, no porque su madre haya accedido tan fácilmente a dejar que la reclutaran, sino por todo lo que estaba ocurriendo, corre a abrazarla como despedida —Te prometo que volveremos con vida— dio su última sonrisa y agarra su maleta —Vamos Seimei— sale de casa, el chico obedece sin antes decirle a la madre unas palabras que sólo la mujer pudo escuchar, mientras que ella veía que su familia se alejaba de ella poco a poco.
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Una dura vida se avecina y nuestros héroes van de camino hacia una vida de cazadores.
¿Qué sucederá ahora?
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