En la noche, antes del día donde la princesa entrenará con los novatos; la reina revisaba unos documentos de suma importancia entre tratados de su reino y el de Xinan, no le iba muy bien, el estrés aumentaba con el paso del tiempo y más con tener clase baja a su alrededor, incluyendo la situación de su hija estando con los novatos.
Al poco tiempo, un cuervo entró por su ventana y se posó cerca de su escritorio
—Fuera, vete— el animal no se movió —¡Que te largues! - hace un movimiento para alejarlo y que saliera huyendo, pero éste sólo volo unos centímetros hacia atrás mientras comenzaba a hablar
—Nunca más— esas palabras fueron suficientes para detectar que se trataba de un enemigo molesto
—No, no, no ¡Vete ahora! ¡No quiero verte maldita criatura! - se levantó con tal de atraparlo, pero nada, el ave sólo seguía mencionando las mismas dos palabras
—Nunca más, nunca más— entre más repetía, más la reina comenzaba a tener recuerdos tormentosos.
Por otro lado, ella no era la única afectada, Seimei se vieron nuevamente dentro de sus pesadillas, algunos de sus enemigos muertos mientras su sangre brotaba de su frente, tratando de regular su respiración
—¿Por qué haces esto? - una silueta de un chico comenzó a aparecer —Sé que no quieres— extiende su mano —Vamos, únete— sonríe, pero Seimei se niega a hacerlo
—¡Seimei! ¡Seimei! - la voz de Hinatari resuena desde lejos nuevamente, logrando sacarlo de aquel mal sueño —¡Seimei! - la voz se oyó con mas intensidad, logrando despertarlo con su respiración agitada —Tranquilo, tranquilo, ya la pesadilla se fue— Hinatari suspira con pesadez —Vamos, tenemos que entrenar— Seimei se queja y vuelve a tumbarse en la cama —Sabes que no tenemos opción, vamos arriba— le jala para que se levantara, pero nada
—15 minutos más— cubre su rostro con uno de sus brazos
—Seimei, no me hagas gritarte en el oído—
—Ya voy, ya voy— se levanta
—Te espero afuera— Hinatari sale de la habitación mientras Seimei sonreía por Hinatari, que aún conserva su lado un poco dominante y enojona.
Con ella, esperaba afuera a Seimei, soltando un suspiro de cansancio por su amigo, pero feliz que aún tuviera ese lado fuerte en él y algo perezoso.
Toca su hombro, sintiendo un poco de dolor en los huesos por tanto usar el arco y flechas todo el día anterior
—Parece que te sobreesforzaste— se oyó una voz desconocida al lado suyo, era el hombre encapuchado, dio unos pasos hacia atrás, a pesar de que ella se encontrara dentro del castillo, no es capaz de confiar en alguien, ni siquiera sus compañeros, ya que muchos, incluso las chicas, son muy rudos y de un pésimo carácter —Wow, tranquila, no muerdo— éste se acerca a ella —Tu hombro—
—No es nada, sólo fui débil, eso es todo— desvía la mirada con un poco de tristeza
—Si piensas eso, entonces lo eres— esas palabras fueron como una flecha al corazón de ella —Pero ....— toca el hombro donde ella se tocó antes —Si finges que lograste tus metas, poco a poco te irás fortaleciendo, cree que lograste tu objetivo, repítelo cuantas veces sean necesarias— esboza una sonrisa sincera, la cual ella se le queda contemplando, además de notar unos mechones pelirrojos salir de esa capucha que cubrúa su rostro —Bueno, tengo que irme, suerte con tu— suelta su mano y se retira.
Hinatari estaba sorprendida de oír las primeras palabras sinceras y algo dolorosas de alguien del castillo, sintió una ola de confusión, esperanza y alegría de que hubiera alguien gentil detrás de esa misteriosa capucha
—Listo— sale de sus pensamientos al oír la voz de Seimei —Parece que te entretuviste hablando con alguien— ella se puso nerviosa, y él ríe un poco —Ya, ya, no te pongas así, vámonos, tenemos que entrenar— hace un ademán para que lo siga, sin darse cuenta de que fueron vistos por el mismo hombre encapuchado, con su misma sonrisa gentil.
En el entrenamiento, el comandante pidió a todos organizarse de nuevo como si estuvieran en batalla
—¡Bien! ¡Hoy les traemos una nueva recluta! Presentate— ordena el comandante a la nueva miembro, todos quedaron sorprendidos
—Saludos, ya todos me conocen, soy la princesa Roselia Havishman, no espero llevarme bien con ustedes, pero sí ser una compañera digna para apoyar a esta causa tan grande— todos comenzaron a murmurar sobre su pocisión, de que una princesa no debe de estar con ellos por ser molestia, otros la miraban con admiración hasta caer enamorados.
—Muy bien, señorita Roselia, como dijeron qué arma usa en sus entrenamientos, la asignaré con los Espadanchines— señala el grupo, ella asiente y se forma sin duda alguna —¡Muy bien, la presentación se acabó, continúen entrenando! - el hombre encapuchado nuevamente hace los soldados y blancos (para arcos y flechas) para que siguieran entrenando con las armas.
Roselia estuvo a punto de desvainar su espada contra uno hasta que una chica comenzó a hablar y reírse de ella
—¿En serio? ¿Una princesita vendrá a ayudarnos? ¿Qué sabes hacer? ¿Eh? ¿Tejer, caminar, firmar? Eres una tonta que todo el mundo tiene que proteger— Roselia no dijo nada, sólo sintió como el aire era cortado por detrás de la chica que se burlaba de ella, desvainó su espada e hirió al enemigo, haciendo que desapareciera, sorprendiendo a la chica que se burló
—Este es el deber de una princesa, proteger todo su pueblo de sus enemigos, que quede bien claro lo que soy ahora: uno de ustedes. Soy princesa, pero también una cazadora novata que viene a aprender más de lo que ha visto, en lugar de criticar a otros, enfócate en la batalla antes de salir muerta— sigue con su tarea de atacar a enemigos, dejando a muchos sorprendidos y helados por aquellas palabras que dijo y acciones que realizaba, teniendo una vista totalmente distinta de la princesa que imaginaban.
El entrenamiento siguió sin descanso alguno, como siempre, pero los integrantes ya no se movían como antes, el exceso de ejercicio y entrenamiento terminaron por adormecer ciertas partes de sus cuerpos, incluso sentían lesiones leves en sus huesos y fatiga extrema.
—Te lo dije, los estás explotando más de lo que debería ser— dijo el encapuchado
—Es porque no tienen su cuerpo acostumbrado a esto—
No sólo se trata de adaptarse, sino también ver por la salud de todos, comprendo que se tiene que entrenar tanto, pero a este ritmo, sólo los estamos matando más, por esta vez, dales un respiro y que en 2 días regresen a su entrenamiento, por favor Arthur— suplicó un poco sin moverse.
El encapuchado dirigió su mirada a Hinatari, quién resistía un poco los dolores de su hombro izquierdo mientras seguía apuntando al centro del blanco.
En la tarde, casi al anochecer, terminaron el entrenamiento, el comandante dio 1 día de descanso a todos los novatos para reponer energías, lo cual les alegró mucho, ya que sentían que iban a desmayarse.
Por otro lado, Aoi, a pesar de sentirse muy adolorido y cansado, estaba un poco molesto de tener que descansar, no quería parar a esa nueva rutina que le daba fuerzas para seguir adelante y conseguir su objetivo.
Roselia, durante el entrenamiento, su ropa quedó bastante rota y descosturada, tanto que fue el centro de burla y atención de algunos novatos, ella simplemente los ignoró y siguió su camino.
—¿Vieron la vestimenta de la princesa? Parece que no tiene buenos costureros ¿Acaso les pagan mucho para verse bonita? - dijo una 1ra chica
—Debe ser, ya que la realeza sólo les importa su adorada belleza y calidad en sus lindas caras, nunca les importamos— dijo una 2da chica, no se daban cuenta que Roselia las escuchaba a escondidas
—Igual no importa, seguro tiene más de esos bonitos trajes para verse implacable, en fin, vamos a cenar algo, tengo hambre— las chicas comienzan a retirarae, antes de que Roselia fueron traa ellaa para darles una lección, sent que alguien estaba por detras de ella
—¿Está usted bien? - Roselia brincó del susto al oír una voz y voltea a ver —Lo siento si te asusté, pero igual oí la conversación de aquellas chicas— miró aquella chica frente a ella, era Hinatari acompañada de Seimei
—La gente de hoy, les encanta decir todo a espaldas de los demás— se cruza de brazos con molestia
—Son un montón de pequeños cerebros, tarde o temprano verán la realidad del mundo de afuera y de lo que soy— suspira con pesadez ¿Vinieron para sentir lástima por mí? - se recarga en la pared, cruzando sus brazos
—No, vine a ayudar a reparar tu ropa, si me lo permites— Hinatari hace pequela reverencia, mientras Roselia se sorprende con lo que dijo
—¿Disculpa? -
—Acepta su oferta, por mí, no querría que hablara contigo— dijo Seimei
—¿Qué eres tú? ¿Su novio? ¿No eres algo grande para tener relación con ella? - Roselia preguntó burlona
—S-Se equivoca, somos amigos—
—Sí, sí, lo que digas— se separa de la pared —Bien, aceptaré tu ayuda—
—Gracias, su alteza— vuelve a hacer su ligera reverencia.
Roselia, acompañada de Hinatari y Seimei, fueron a la habitación de la princesa, Hinatari cosía sin problema alguno los cortes de la ropa, entre ellas en los brazos y uno en la pierna. Roselia se sorprendía de lo dedicada que era aquella chica que le cosía su traje de batalla, comparado con sus costureras, ella parecía comprender bien ese trabajo.
—Listo— dijo Hinatari tras coser la última prenda dañada —Como nuevo— Roselia se sorprendió del trabajo realizado, tanto tiempo que estuvo dentro de un castillo, no pudo ver la calidad de lo que realizaba su pueblo y lo tanto que tienen que aprender para poder sobrevivir —Sabe, antes pensaba que la clase alta era gente mala, pero con conocerla, veo que no es así, sin ofender, pero creía que iba a insultarme o decir cosas malas de mí—
—La gente crea sus ideas acerca de nosotros, además, no soy como mi madre, la causa de que ustedes sufren es por ella, además, es normal pasar eate tipo de situaciones, además, me interrumpiste cuando iba a hablar formalmente con ellas—
—Pérdoneme TT, sólo pensaba que necesitaba una amiga, se veía solitaria en el entrenamiento— Roselia se quedó sin palabras con oír aquel comentario, ¿Tener una amiga? Sentía una ola de emociones fluyendo dentro de ella: alegría, confusión, ansiedad, tanto que desvía la mirada y forma una ligera sonrisa, aunque sólo la va conociendo, sabía que Hinatari no estaba mintiendo, Roselia era capaz de detectar las intenciones a través de la mirada de una persona, el tono en sus palabras y los gestos que generan el cuerpo de los 3ros — ¿Está usted bien? -
—Sí, sólo me tomaste desprevenida— vuelve a ponerse seria y firme.
Mientras tanto, Aoi caminaba entre los pasillos del castillo algo adolorido
—Parece que tienes malos días— oyó esa voz que no deseaba oír, estando frente a él la silueta de aquella persona recargada en un poste.
—¿Qué quieres? - intenta ponerse en forma
- ¿No puedo verte después de tanto tiempo? - Aoi recuerda un poco su pasado, pero reprime esas imágenes para no mostrarse débil tras esa pregunta
—Claro, no soy cobarde como tú, ganaré mi lugar en este castillo y te quitaré tu puesto—
—Quiero ver que lo intentes, novato de clase baja— se burla la persona frente a él
—Al igual que tú lo fuiste antes—
—Antes, esto es el ahora— siguen dando su guerra de charlas sin fin, pero teniendo el pie el reto dado anteriormente.
Por otro lado, Aurora, dentro de su habitación, asegurándose de que nadie le estaba viendo, saca un collar y abre el dije (adorno de collar), teniendo una foto de un miembro de su familia que ahora está en un lugar lejano.
—Algún día los veré de nuevo— susurra y cierra el dije (adorno de collar).
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¿Con quién habló Aoi? ¿Cuál es el reto que se impuso con aquella persona?
¿Quién es la familia de Aurora?
¿Podrán nuestros protagonistas seguir resistiendo en su entrenamiento?
Hasta ahora ¿Qué conexión de personajes les va gustando? Aunque sean pocos.
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