Parte 1
10 de julio de 2011 a las 21:25
Philip esperaba a Bill, pero quien se encontraba frente a él no era su amigo, sino una enemiga predestinada a la que debía enfrentarse próximamente por las piedras Eyre.
—Buenas noches, Philip Mrown. ¿O debería decir, Ze~ro?
Con su largo cabello dividido en coletas, sus ojos rasgados y su qipao rojo con detalles dorados, ella sonrió retorcidamente hacia él.
—Willo… —susurró él. Inmediatamente decidió cambiar a una voz seria—. ¿Quién eres tú?
—Vamos, vamos. No te hagas el tonto conmigo. Sabes muy bien quien soy y yo sé muy bien quien eres, Bill Hecker me ha contado todo.
—¡¿Qué?!
Un sudor frío empezó a recorrer toda su espalda. Un miedo atroz lo invadió.
—Ah, pero no te preocupes por él. No lo he torturado ni nada de eso para conseguir esta información.
—¿Eh?… ¿A qué te refieres?
Ella ríe con fuerza al ver la cara de desolación de Philip.
—Él me mandó aquí porque tú estarías indefenso. Él me está ayudando desde hace mucho tiempo para obtener las piedras Eyre. Él te ha traicionado.
—¡¿?!
Philip abrió los ojos. Las palabras quedaron atoradas en su garganta.
—Voy a ser directa. Si quieres que esto termine sin que haya sangre, entrégame la piedra que posees en ese sello. Te prometo que saldrás ileso y caminando de aquí.
Philip se apoyó contra la baranda de la azotea, no teniendo a donde huir.
Muerte.
Si se enfrenta a ella solo puede ver ese resultado. No tiene forma de convencerla y si es verdad lo que dice, ya no tiene ningún aliado.
—Tú sabes que no puedes vencerme y yo no quiero matarte. Simplemente entrégamela y desaparece. Ya te lo he dicho, aléjate de la energía oscura. El sello en tu brazo debería ser prueba suficiente de lo que hablo.
Él apretó sus puños y bajó la mirada. Toda la determinación que había tomado la noche del 2 de julio se le estaba siendo arrebatada.
¿Qué quedaba por hacer?
¿Era verdad lo dijo esta chica? ¿Bill lo traicionó? ¿O hay algo más detrás?
Ni siquiera cuestionó el hecho de que Bill las conociera, era una posibilidad muy real, ya que en la clínica Hecker termina gente con mucha información del bajo mundo.
Si le entrega la piedra todo se acabó y nunca podrá saber la verdad ni cumplir con las expectativas que se había impuesto.
—Decídete. Independientemente de lo que elijas, el resto solo tomará unos segundos.
—Guh.
“Si no puedo enfrentarla ni convencerla, solo queda una opción viable”.
Philip se sienta sobre la baranda. Ella inmediatamente se dio cuenta de lo que intentaba hacer.
—¡No te lo permitiré!
Dos esferas negras aparecen en las manos de Willo, de ellas salen disparados dos rayos morados en dirección al chico.
Pero tarde.
Él ya había dejado caer su cuerpo al vacío, por lo que los rayos impactaron sobre la baranda, un trozo de esta también cayó en dirección a la calle.
—Maldito idiota.
Philip caía boca abajo a gran velocidad. A su lado un pedazo de la baranda de la azotea amenazaba a los transeúntes que no eran conscientes de lo que pasaba sobre sus cabezas.
—Ugh. Debo… hacer… algo.
Toco el botón de la pulsera en su muñeca derecha y activó el guante de elemento 347 que estaba replegado dentro.
Como pudo, estiró su brazo derecho hacia el escombro que descendía a la misma velocidad que él. El guante se iluminó y disparó una luz celeste que rompió el fragmento de la baranda en pequeños pedazos inofensivos.
—¡Bien! Ahora toca salvarme a mí.
Aún faltaba bastante para llegar al suelo, pero si no hacía algo iba a estrellarse contra el asfalto.
Se puso en posición fetal para cambiar su centro de gravedad, girando su cuerpo por completo. Cuando por fin quedó con las piernas apuntando hacia abajo estiró nuevamente su cuerpo. Las suelas de sus zapatillas se desplegaron hacia los costados, revelando que dentro había una pequeña zona llena de pequeñas esferas cristalinas similares a lámparas. Estas se iluminaron con un tono celeste. Esas luces celestes se hicieron casi tan fuertes como pequeñas llamaradas y empezaron a empujar a Philip hacia arriba, desacelerando su caída. Pronto, al volverse más intensas esas luces, el descenso se convirtió en ascenso y ese ascenso fue cada vez más rápido.
Tanto esas luces de los propulsores, como la de su guante, son energía que él recolecta del viento como energía eólica gracias a un sistema inventado por Bill.
Willo se había tirado poco después de Philip y, al ver que él empezaba a elevarse, le apuntó con sus esferas oscuras, pero él había sido más rápido y cuando llegó a su lado rompió una de las esferas con un golpe de abajo hacia arriba aprovechando el efecto sorpresa.
Él siguió subiendo hasta superar la azotea del edificio donde se encontraban y empezó a alejarse hacia el oeste, buscando un lugar donde pueda esconderse o, en su defecto, uno donde se pueda enfrentarse a ella con alguna estrategia.
Willo empezó a seguirlo de cerca.
Parte 2
10 de julio de 2011 a las 22:05
El toque de queda acaba de comenzar y Melbourne parecía una ciudad fantasma.
Después de huir a través de los edificios del centro, Philip decidió que ya era momento de un enfrentamiento directo, a pesar de que lo consideraba altamente peligroso.
No podía sacarse de encima la presencia de aquella chica. Ella era rápida y podía utilizar su magnetismo para aferrarse al hierro en el concreto de los edificios e impulsarse como si de una catapulta magnética se tratase.
No podía ganar un combate aéreo con un psychi y por el suelo iba a ser atrapado de todas formas. Fue forzado a hacerle frente.
Le fue difícil idear una estrategia. El poder de Willo es demasiado alto, de más de ciento diez celdas según lo que ha mostrado, y la única defensa que Philip posee a sus ataques es ese guante gris en su mano derecha, nada más. Ni hablar si lo ataca con un poder similar al que ella usó contra de The Redhead. Una tormenta eléctrica de poder puro a gran velocidad, nadie podría esquivar eso.
¿O sí hay alguien?
Philip aterrizó en medio de un enorme parque donde se encontraba una fuente blanca, en la que se posaba una enorme estatua de un soldado, y varios senderos iluminados por unos enormes postes de luz.
Willo descendió frente a Philip hasta quedar parada sobre la estatua ubicada en la parte superior de la fuente.
La estática a su alrededor hacía que su cabello se erice y cubra casi todo su cuerpo, dando una apariencia perturbadora.
Su expresión de enojo se filtró a través de su cabello.
—¡Última advertencia, entrégame la piedra o muere!
—Mierda.
Willo apuntó hacia el chico con su mano derecha, en la que posaba una de las esferas negras que le permitían usar su habilidad. Varios rayos volaron hacia él.
—Wooo.
Philip rodó hacia adelante para esquivar el primero que apuntaba a su cabeza, hacia un costado para esquivar el que iba a su pierna izquierda, pero no tuvo tiempo para esquivar el que iba dirigido hacia su brazo derecho, que golpeó directamente en el sello.
—¡AAAAAAAAAGHHHHHHH!
Un dolor agudo lo atravesó.
Willo volvió a lanzar un ataque, esta vez uno múltiple que cercaba cualquier posibilidad de huida. Una muerte segura se estaba dirigiendo a Philip. Rayos morados que parecían láseres, yendo hacia él por todas direcciones.
La vista de Philip se nubló, todo el color desapareció. Justo en ese instante en el que su muerte había sido decidida, el mundo se había vuelto completamente blanco.
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El héroe de la pistola se agachó para estar a la misma altura de su discípulo. El chico sabía que era una conversación importante, ya que en los últimos entrenamientos había estado fallando bastante.
—Escucha, la evasión absoluta es una técnica que compromete a todos tus sentidos. No solo al tacto, la vista, el olfato, el gusto y oído. Hay uno más que no podemos controlar, pero está ahí
El chico inclinó la cabeza con intriga.
—¿Cuál?
—Dios
—¿Dios?
—Es algo difícil de explicar. Mmmmm… ¿Tú crees en él?
El chico negó con la cabeza.
—¿Por qué?
—Me decepcionaría mucho si existiese. Alguien tan poderoso como para crear todo esto y aun así permite las injusticias de este mundo.
—Eso es injusto de tu parte con dios. Él nos ha creado para lograr lo que nosotros creamos correcto. Si estamos convencidos de que hay alguien que hace el mal, debemos ser nosotros quienes lo juzguen en vida. Dios lo hará cuando muera.
El chico hizo una mueca irónica.
—Si todos siguieran esa lógica el mundo sería terrible.
—Es por eso que sean creados los estados, ellos imparten seguridad y justicia, pero como son ineficientes, también es trabajo para nosotros, los héroes.
El chico abrió los ojos.
—No nos desviemos del tema. Escucha chico, cuando hay algo que persigues o algo que debes proteger, nace en tu interior una fuerza que no puede compararse ni con la de los psychis más fuertes. Dentro de esa fuerza existe un mundo donde cualquier ataque, por más mortal que parezca, es evitable. Es la fuerza de los héroes para sobreponerse a cualquier persona que está por el mal camino. El regalo de dios, la evasión absoluta. A mí me costó mucho tiempo llegar a ese lugar blanco. Tendrás que seguir entrenando duro a partir de ahora para verlo.
Parte 3
—Sí… Lo veo.
Adelante, atrás, a la izquierda, a la derecha, arriba y abajo. De frente, verticalmente, horizontalmente. Willo había lanzado un ataque que parecía imposible de esquivar, pero Philip se dio cuenta en solo un segundo de que no era así.
Mejor dicho, su cuerpo se había dado cuenta.
Se movió hacia el frente, hacia uno de los rayos verticales que podría cortar su cuerpo a la mitad y utilizando su guante lo barrió.
Se puso de costado, haciéndose lo más delgado posible para que un instante después, los rayos de izquierda y derecha pasen sin siquiera rozarlo. Saltó y puso sus rodillas en su pecho, haciéndose pequeño para cuando pasen los ataques horizontales de arriba y abajo, no lo dañen.
Movió de izquierda a derecha la parte superior de su cuerpo, rítmicamente, los ataques no lograron tocarlo.
Había salido completamente de la jaula mortal que Willo le había preparado. Esa era la capacidad de la evasión absoluta.
Ella lo miró boquiabierta, sin poder moverse.
—¿Có-cómo es posible?
Philip jadeaba por el esfuerzo, pero volvió a enfrentarla con una sonrisa.
—Adelante, Willo. Demuéstrame de lo que eres capaz ¡Así ambos descubriremos de lo que yo soy capaz!
Ella apretó los dientes con fuerza, haciendo un ruido similar a cuando rayas una pizarra con las uñas.
El cielo se iluminó y él se preparó para correr hacia ella, los separaba una distancia de poco más de ciento cincuenta metros.
Philip lo sabía, es el ataque con el que fulminó a The Redhead y a sus secuaces.
—¡MALDITOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!
Rayos empezaron a caer en el lugar. Philip esquivó el primero saltando hacia adelante.
Bloqueó uno que estaba por impactar en su cabeza con el guante de elemento 347.
—No está lanzando todos al mismo tiempo como la otra vez. Es mi oportunidad.
Moviendo sus pies lado a lado de forma pareja junto con su torso, hace un juego de pies que le permite esquivar todos los rayos en el mismo lugar.
Un ataque dobló en el aire y llegó desde el frente. Él movió la cabeza hacia la izquierda esquivándolo por poco.
—Así que puede direccionarlos. Entonces tendré que ir más rápido.
Philip activó sus propulsores y se acercó a gran velocidad a Willo, ella reunió alrededor de sesenta contenedores en una sola esfera y la apuntó hacia él, lanzando un ataque digno de la habilidad de alto rango más alta a la que él se haya enfrentado. Philip estiró su brazo y frenó el ataque, pero este contenía tanta potencia, que no le permitió seguir avanzando.
Los propulsores debajo de sus zapatillas se iluminaron con aún más potencia, empujándolo poco a poco hacia Willo.
—Guh.
—Mu-muere de una vez.
La distancia entre ellos se hacía cada vez más corta, hasta llegar a casi cero.
Ninguno cedía ni un poco de su fuerza.
Y, cuando el guante de Philip estaba por tocar la esfera oscura en la mano de Willo, esta liberó mucho poder de golpe y en todas direcciones. Philip no se esperaba esto y no pudo preparar una contramedida.
Ni siquiera la evasión absoluta lo pudo ayudar.
Él fue lanzado con fuerza hacia el suelo. Su cuerpo rodó varios metros hasta que fue frenado de golpe.
Su cabeza había impactado contra uno de los postes de luz del parque.
Todo se volvió oscuridad.
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