FLASHBACK
—¿En serio?— preguntó la madre de Hinatari tras pasar tiempo con el misterioso sujeto
—Sí, ella está bien, como te lo prometí, no dejo que nada le pase o termine malherida— toma la mano de la mujer —Sé que esto fue apresurado, no tenía otra opción, por mí,habría dejado que ella se quedara contigo más tiempo—
—Este reino es tan injusto ¿Cómo pueden dejar que unos niños tomen sus lugares así como si nada, sólo porque no pudieron hacer bien sus trabajos— el hombre misterioso suspira con pesadez
—No se trata de que si hicimos bien nuestros trabajo o no, se perdieron muchas vidas, el enemigo se está fortaleciendo, no sólo matan, se apoderann de nuestras emociones negativas y nos pone en nuestra contra— la mujer lo entendió, lo complicado de controlar la negatividad de uno mismo con tal de evitar de que el enemigo se apodere de ello —Pase lo que pase, te pido que te mantengas positiva todo el tiempo hasta que ella regrese contigo—
—Lo haré— asiente —Seguiré esperando el regreso de mi hija, sé que volverá—
FIN FLASHBACK
El comandante y el encapuchado miraban a cada uno luchar con cada uno de los enemigos que se encontraron ante ellos. El comandante estaba muy sorprendido de que los novatos sigan creyendo de que aquellas figuras sean reales para ellos, ya que sus ataques no les haría herida alguna, sólo cortaría sus ropas, aunque si podrían mandar a volar a todos de un golpe, dependiendo de la fuerza.
—¡Vamos! No podemos rendirnos— gritó Aurora a su equipo, todos asintieron —Maldito ¿Dónde te encuentras?— susurró para comenzar su pelea.
Seimei se mantenía al margen, el arquero del equipo de Roselia, estando en un árbol, le lanzaba flechas, pero todas fallaban, la bestia era demasiado ágil, eso que su atención se centraba en los espadanchines.
—¡Es muy rápido! ¡Así no lograremos matarlo!— dijo el chico espadanchín
—Tenemos que ser más veloces que eso— dijo Roselia, poniéndose a analizar los movimientos que la bestia daba, notaba que cada vez que el arquero disparaba una flecha, esta se movía aún estando fijo en otro oponente —Creo que tengo una idea— mira al arquero —Denme tiempo— va con Seimei y luego corre hacia el chico —Vengan conmigo— hace señas para que se baje del árbol y le cuente el plan.
Mientras tanto, el equipo de Aoi y Hinatari luchaban a todo lo que podían, ella, como arquera, intentaba darle, pero no conseguía un punto exacto para disparar.
—No puedo, se mueve demasiado— gritó mientras se decaía de no poder ayudar a su equipo
—Entonces tendremos que inmovilizarlo— Aoi se pone a pensar en un plan, no teníam sogas para darle inmovilidad y subirse sobre él tampoco era una opción, ya que volaría y los terminaría tirando.
—¿Pero cómo? No tenemos cómo atarlo— preguntó
—Entonces busquemos otra forma— Aoi se pone a pensar rápidamente en un plan mientras los otros intentaban atacarle —Eso es— susurró mientras se preparaba para dar ataque.
Con Aurora, su plan estaba ya hecho y siendo implementado, como el caballero no tenía escudo, era lo suficiente para atacarlo de las mil maneras posibles hasta derrotarlo
—Espero que regreses o no saldremos de aquí— susurró Aurora mientras seguían con su trabajo.
Cada equipo estaba dando buen rendimiento en batalla, a pesar de que fue un entrenamiento de poco tiempo, supieron prepararse bien, lo cual impresionaba un poco al comandante y el encapuchado
—No lo hacen nada mal, superan nuestras expectativas— dijo el comandante mientras miraba un equipo luchando contra un cuervo grande, el encapuchado no decía nada al respecto, se quedaba centrado en un punto fijo —Oye ¿Me estás escuchando?— voltea a ver a su amigo y este nuevamente no respondió, seguía fijo donde quiera que miraba, llamando la atención del comandante y buscando hacia donde veía hasta que lo encontró y no dijo nada al respecto.
El equipo de Roselia emprendieron con el plan, Seimei esquivaba de manera rápida los ataques de la bestia mientras el arquero se preparaba para disparar, con Roselia a su lado, sin importar que estuviera en movimiento, ya que eso le ayudaba a saber cómo actúa el oponente y cuándo es el momento de soltar la flecha
—Espero que funcione— pensó Seimei mientras recordaba cada parte del plan de la princesa: ser la carnada, atacarle mientras el arquero apunta hacia el cuello del enemigo.
Él luchaba sin bajar la guardia y tratando de herir al enemigo, aunque no fuera parte del plan, para poder debilitarlo un poco. El equipo de Roselia quedaba tan sorprendido de la enorme agilidad de Seimei, comparado con los otros, les costarían esquivar cada uno de lis ataques o terminan muy cansados en pocos minutos
—¡Vamos! ¡Muéstrale quién manda!— gritó el chico espadanchín
—Hphm, es un tipo cualquiera que sólo obedece órdenes de princesitas— dijo una de las chicas presumidas
—Digan lo que quieran, para mí ese chico es genial— seguía mirando con admiración mientras Seimei seguía concentrado en su batalla
—¡Espero estés listo!— gritó el pelinegro.
—Tú puedes, no sólo apuntes, confía en ti— Roselia susurraba al arquero. Sin pensarlo dos veces dispara la flecha, logrando encajar al cuello de la bestia, soltando un gruñido de dolor y cayendo al suelo
—¡Lo logró!— gritaron las chicas y el espadanchín al unísono
—Hphm— Seimei estaba aliviado de que el arquero haya acertado hacia el objetivo de un sólo disparo. Agradeció por dentro y caminó hacia su equipo, sin darse cuenta de que la criatura se levantó nuevamente para alargar sus garras y atacarlo, Seimei apenas reaccionó que dio un salto hacia atrás, pero no fue suficiente, fue rasguñado en el brazo izquierdo, provocando que se hiciera una gran quemadura, todos se impactaron ante el gran ataque que recibió, incluso el comandante y el encapuchado, era imposible de que recibiera algo como eso, si esas ilusiones no afectaban a los humanos.
Roselia no lo pensó dos veces y corre a sacar su espada y enterrarla en el lomo de la bestia mientras los demás intentaban ayudar a Seimei, pero él se negaba
—Estoy bien, ya he soportado peores— imaginó el rostro espantado de Hinatari tras ver aquella herida —Lo que hayan visto, por favor, no se lo digan a nadie— mira hacia Roselia que caminaba hacia él luego de que la bestia se desvaneciera —Igual para ti, no le digas nada de esto a Hinatari— soportando el dolor de la quemadura, se retira en busca de su verdadero equipo, rezando por no toparse con Hinatari.
Por otro lado, Aoi logró matar al goblin gracias a su agilidad y ataque de espada que preparaba
—Y así, es como las salvo a ustedes, mis damiselas— hace brillar su cara mientras que el otro chico lo miraba como idiota —¿A que soy la mejor opción para elegir como pareja?— sin pensarlo más, el contrario le golpea la cabeza
—¡Deja de presumir! ¡Aún no terminamos esta misión!—
—Ouch, sólo les daba una buena imagen a unas lindas chicas ¿Qué tiene eso de malo?— se soba la cabeza
—¡Demasiado! ¡No mides lo que pasa a nuestro alrededor!—
—¡Lo dice el chico cara de caballo que no pudo hacerle rasguño alguno a ese goblin!— gritó Aoi, dejando sin palabras al chico, pero haciendo enojar a las chicas, menos Hinatari
—¡¿Pueden callarse?!— los ojos de los chicos se saltaron del miedo mientras Hinatari se golpeaba la frente ante tal situación.
Al final, algunos los equipos lograron vencer sus enemigos, otros terminaron huyendo, Aurora no tuvo problema alguno con matar al caballero, ya que tenían la ventaja de que no tuviera escudo.
El comandante los recibió con un semblante muy serio, anunció entre los equipos que lograron pasar: Aurora, los que necesitan entrenar más y los que deben cambiar su actitud: el de Roselia, por las chicas presumidas que atacaron a un miembro amigo y Aoi, por la misma situación, pero más leve, además de que revelaron que esa prueba sólo era para determinar si aprendieron o no en sus entrenamientos, es decir, no era la prueba definitiva para ascender de nivel.
Allí, Seimei no se reunió con Hinatari, tan pronto como salió del laberinto, inmediatamente fue a tratarse la herida con un boticario, este se le saltaron los ojos del tamaño de la quemadura, no por la dificultad de tratarla, sino que nadie le pasaría algo como eso mas que a los herreros del castillo. Seimei no dijo nada, sólo se dejaba tratar con las plantas medicinales mientras pensaba qué decirle a su amiga respecto a su repentina desaparición.
Tras pasar unas horas, los novatos regresaron a su habitación mientras que el comandante y el encapuchado se ponían a analizar cada uno de los equipos que actuaron en batalla, pero lo que llamaba más la atención del encapuchado era que Seimei terminara herido por una de sus creaciones.
—Entonces ¿Aceleramos más el tiempo de entrenamiento?— preguntó el comandante
—No, que en este mes continúen entrenando el uso de armas y la agilidad, necesito revisar algo, si me disculpas— se da la vuelta y camina hacia un lugar desconocido
—¿Qué te sucede ahora?— se quedó mirando por donde fue su amigo.
Por otro lado, en la noche, Aoi sale de su habitación, Hinatari, quien no podía dormir por todo lo ocurrido con Seimei, quien trataba de evitarla lo más que podía, preocupándola mucho, alcanzó a ver al chico peliazul, se levanta y lo sigue entre los pasillos. Esta vez él se dio cuenta y detuvo el paso
—Sabes que no debes seguirme— sonríe un poco serio, Hinatari detuvo el paso
—Lo siento, pero te regañarán si te descubren estando fuera de tu habitación— ante esas palabras, Aoi no se movió
—¿Te preocupas por mí?—
—¿Eh?—
—Dije....— voltea a verla —¿En serio te preocupas por mí?— su mirada cambió a una triste y algo decaída, ella se sorprendió de ver esa faceta en él, no era el chico de hace unas horas presumiendo sus habilidades ante las chicas, era como si viera otra persona —Dime... ¿En verdad te importo?— se acerca a ella —¿No me abandonarás como lo hizo él?—
—¿Abandonarte? Pero apenas nos conocemos ¿Por qué dices eso?—
—¿Por qué crees que me salgo algunas noches de la habitación?— detuvo su andar estando cerca de ella y baja la mirada
—No lo sé....—
—Porque..— alza la mirada, totalmente serio —Alguien me abandonó cuando era niño y quiero quitarle lo que más ama— Hinatari se asustó un poco por lo que dijo —Quiero quitarle los beneficios que tuvo al estar aquí, fue injusto que llegara a este lugar con ayuda de otro idiota y de paso sigue aquí— no podía decir nada, se dio cuenta de lo que habia al otro lado de esa alegre y seductora cara, a pesar del miedo que le tenía, quería ayudarlo
—Escucha, lamento que tengas que pasar por todo eso— toca su hombro —Pero a veces la venganza no trae buenos resultados, si tanto deseas lograr ese objetivo tuyo, sé el tú que eres, no tienes porque guardar tanto rencor. El chico que luchó contra ese enmigo demostró que puede llegar a ser más fuerte que los demás, ser alguien humilde y amable que elige buen camino— Aoi se quedó sin palabras, de todas las chicas que conoció y le dejaron con una fuerte paliza, Hinatari fue la única que pudo ser capaz de darle una respuesta muy honesta y sincera, tanto que la abrazó sin pensarlo dos veces —¿Mmm? Um...—
—Lo siento, pero... quiero estar así un rato— por primera vez, desde que llegó al castillo, Aoi pudo sentir algo de paz a través de alguien.
Por otro lado, con Phillip, sonreía de manera burlona, mirando el techo de su habitación, pensando en la prueba que Aoi falló por algo tan insignificante. Se oyó el maullido del gato negro que se encontraba a su lado
—Ohhh, ¿También viste del espectáculo? Creí que lograría pasar esta pequeña prueba, pero aún debe aprender a ser más honorable como yo o no podrá ser un buen caballero— cierra sus ojos —Al menos estaré tranquilo por un tiempo de él—el gato se acurruca al lado de Phillip y se duerme.
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Luego de una fuerte batalla, un nuevo lazo de amistad y tal vez amor se crea.
¿Qué hará el encapuchado tras ver que Seimei fue herido?
¿Podrá Seimei afrontar a Hinatari antes de que la preocupación crezca?
Esperen el siguiente capítulo.
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