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Cuentos De Khuarhya

— Thar-Abbys—

— Thar-Abbys—

Sep 13, 2021

—Thar Abbys—
 Ya casi daban las 11 de la mañana y el Multicontinental seguía su marcha. El grupo se encontraba ligeramente aburrido, ya que estaban retrasados media hora: un pequeño desperfecto ralentizó el avance del enorme vehículo.
"Ya veo la torre central"—dijo Mina, asomándose por una ventana, entusiasmada.
"Por fin podré descansar, ustedes son mentalmente exhaustivos, amigos, no lo tomen a mal"—Íthil les dijo en tono amigable. Jacob y Mina solo asintieron con una sonrisa a Íthil mientras un hombre con uniforme de mayordomo anunciaba, de camarote en camarote, la llegada a Thar-Abbys.
"¿Por qué la estación no está dentro de la ciudad? Solo tratan de torturarme con transbordos infinitos y molestos"—exclamó Mina, siseando una pequeña flama, casi a punto de golpear a Jacob.
"Bueno, verás, ¿ves los muros de la ciudad? Nadie en el mundo, ni el Archipiélago de Comercio, ni las Órdenes Reclamacionistas, ni siquiera la Escuela de Magicers o el gran Gremio de Invocadores tienen la manera de causar siquiera un rasguño a las paredes originales de Thar-Abbys ni a sus puertas"—dijo Jacob, temblando atrás de Íthil, temiendo represalias por parte de Mina.
"Deja de quejarte, Mina, aún tenemos que recibir los medallones; con eso tendremos unas barracas asignadas por parte de la academia, sin olvidar tres comidas calientes en el campus. ¡Apenas puedo esperar!"—se adelantó Íthil, animado por la idea, mientras recibían su equipaje de los carros mágicos.
Los tres aventureros se dirigieron a la ciudadela.
Frente a ellos se erigían paredes imponentes que empequeñecían al antes gigantesco tren Multicontinental. Parduscas por el tiempo y con un tinte rosado, se vestían de musgo y tierra, donde cientos de aves se posaban en sus nidos dentro de las muescas hechas por armas inimaginables y antiguas. Thar-Abbys era una antigua ciudad cuyos orígenes desafiaban la lógica de cualquiera en Khuarhya. Tecnológicamente hablando, con 3 murallas concéntricas y una torre central de granito blanco tan gigantesca que se disolvía en el cielo, de la cual se extendían 3 torres más pequeñas coronando un altar entre las nubes. Los tres aventureros apenas podían contemplar la vasta magnitud de Thar-Abbys.
"¿Y entonces a qué anillo vamos, Jacob?"—preguntó Íthil.
"Pues en el primero están las barracas de los estudiantes"—contó con la mano Jacob mientras apuntaba al cielo, dando brincos imaginarios a cada anillo con gestos de su mano.
"Los sectores de comercio, bodegas y talleres; en el segundo están todos los maestros y sectores bancarios"—Mina e Íthil trataban de seguirle, pero parecía demasiado complicado sin un guía.
"En el tercero están las plazas de recreación y los sectores de escuela. La torre central es, por así decirlo, las oficinas escolares, y esas tres torres son los palacios de relaciones y los cuarteles de los especialistas y concejales. Supongo que vamos a la torre central, podemos tomar los teleféricos"—.
"Bien, teleférico será"—saturados con información, Mina e Íthil respondieron al mismo tiempo.
Desde la altura en el teleférico pudieron visualizar el tamaño colosal de cada anillo; las aves volando entre cada sector solo incrementaba la sensación de tamaño y vértigo.
"Oye, Jacob, ¿no dijiste que no podíamos alterar las estructuras originales de Thar-Abbys?"—preguntó Íthil al ver las cuadras de casas, parques y plazuelas finamente planeadas que desde arriba eran más evidentes.
"Y no podemos. Los fundadores originales de Thar-Abbys solo reactivaron la ciudad. Para construir dentro de esta, se introdujeron millones de toneladas de tierra. Las estructuras originales yacen 30 metros bajo tierra en bóvedas de acceso restringido. Nunca sabremos por qué estos gigantes anillos concéntricos se encontraban completamente vacíos. Nuestros ancestros estaban tan impresionados y sin idea alguna siquiera de qué material están hechos los Thares; estaban tan desconcertados como nosotros en la actualidad"—.
"Espera, ¿entonces hay más?"—preguntó Mina, genuinamente intrigada.
"Sí… mi padre me dijo que en los trabajos originales de construcción de Thar-Abbys se encontraron tablillas en la torre central que posiblemente indiquen la existencia de al menos 4 más"—gesticulando con las manos, Jacob planteaba varios lugares en un mapa imaginario frente a ellos, el cual Mina e Íthil miraban, apenas entendiendo.
"Pero hasta el momento no sabemos de otros. Además, esta ciudad es tan impresionante que tiene su propio sistema de agua fresca, así como sistemas automáticos de defensa. Fue una pieza clave en las guerras contra los archipiélagos de comercio. Afortunadamente, Thar-Abbys terminó siendo una escuela, pero no tenemos idea de qué es realmente, ni quién o cuándo se construyó. No existían casas ni escritos más que el nombre 'Thar-Abbys' por todos lados, y en realidad ni siquiera sabemos si es un nombre o un número; nosotros lo interpretamos por su aspecto parecido a los símbolos en nuestro alfabeto como 'Thar-Abbys'"—. Los tres miraban asombrados y en silencio el paisaje mientras se acercaban a la base de la torre central, y finalmente, después de unos minutos, el grupo arribó a esta.
Secciones bien talladas en bronce y relieves de madera fina suavizaban la arquitectura ajena original de Thar-Abbys, claramente no hecha para Khuaryanos. Los tres aventureros se dirigieron por los salones de entrada extrañamente nebulosos de la torre central para llegar finalmente a un corredor donde se encontraban también otros aventureros. Ahí, los aventureros principiantes tomaban la primera misión de prueba para obtener el grado de aventurero.
"Mira, todos están nerviosos"—Mina dijo en voz baja. En otras mesas, los sinodales les asignaban tareas a los grupos recién formados, justo como a ellos antes de partir a luchar con los Hurofalcos.
"Sí, regularmente el examen es tomado dentro de la academia y es escrito o por donaciones y pagos de escolaridad, pero he escuchado que este año implementaron exámenes en campo, por el bajo aprovechamiento de muchos elementos de familias con dinero que solo quieren títulos comprados para sus hijos"—le respondió Íthil a Mina mientras hacía un símbolo de moneda con su mano.
"¡Exacto, el año pasado tuvieron un problema!"—Jacob prosiguió con un tono sombrío y mirada cabizbaja.
"¡Los trillizos Klein! Sí, los recuerdo, arrogantes muchachos, pero no se merecían su suerte"—surgió una voz detrás de ellos.
Los tres voltearon sobresaltados al oír la respuesta.
"¡Instructor Samael!"—exclamó Jacob con tono aliviado.
"Samael Telantes para ti, pequeño amigo. Veo que los decepcioné. Apuesto que esperaban a un instructor famoso como Shalona o Coleopterus, del gremio de caballería. Lo siento, lo siento tanto que iré a ahogar mis penas y mi poca fama en una botella de Licor de Rebril"—lloró.
"No creo que su sueldo le alcance para uno de esos instruc…"— intentó decir Jacob cuando Mina e Íthil le detuvieron en voz baja.
"¡SHHHHHHHHHH!"—mientras gesticulaban con los brazos cruzados y un rotundo no con la cabeza.
"Sí, lo sé, mi cabello triste y gris, como si la vida se me hubiera ido estudiando, es para nada atractivo, mientras mis cuencas oculares y mirada vacía gritan por la falta de compañía. Mis ropajes grises azulados son un pecado contra la moda y mi cuerpo delgado y sin musculatura es completamente falto de notoriedad. Pero no es mi culpa que la magia sea tan ridículamente complicada y cara. ¡SI LO HUBIERA SABIDO ME HUBIERA HECHO JOYERO COMO ME LO DIJO MI DIFUNTA ABUELA! ¡OOOOOOH, ABUELA, TE HE FALLADO, NO TENDRÁS UN NIETO NUNCAAAA!"—
Los tres aventureros miraban al maestro llorar en una mesa mientras le reprochaban a Jacob.
"¿Qué? Solo dije que ese licor era caro"—gimió Jacob sin saber cuál fue su error.
"¡Por cierto, tienen trabajo!"—exclamó Samael en total compostura.
"¡EEH! ¡Eso fue rápido!"—reclamaron los aventureros.
"Como les decía, sus exámenes ya fueron calificados, sus desempeños examinados y sus pertenencias esculcadas. Tal vez no debí decir lo último. Bien, chicos, les traigo y presento ante ustedes sus medallones de división madera, grado E, de aventureros"—con una sonrisa honesta, Samael extendió en la mesa 3 medallones rústicos de madera de pobre tallado.
Los tres jóvenes miraron descorazonados los medallones presentados ante ellos en la mesa.
"¿Qué? ¿Tienen alguna pregunta?"—Samael parpadeó como preguntando si tenían algún problema.
"Pues la verdad…"—titubeó Mina, no queriendo ser grosera.
Jacob miraba vacío el medallón en decepción y tristeza, con la boca abierta mientras sus manos temblorosas dudaban en tocar aquella rodaja de madera.
"¡SON HORRIBLES!"—dijo Íthil.
"Pues… ¡qué esperaban, chicos, son lo más básico de lo básico! Son reemplazables, además, el metal para medallones y la manufactura es difícil de costear… ¡deberían agradecer que no son de cartón!"—exclamó Samael mientras gesticulaba un sí con la cabeza, tomando su barbilla.
"Los medallones… ¿los hizo usted, cierto?"—preguntó Jacob, aún impactado por la mala obra que se retorcía frente a él.
"¿No se supone que la academia otorga presupuesto para las necesidades indispensables de los alumnos?"—dijo Íthil mientras se despedía mentalmente de sus barracas y sus tres comidas calientes al día.
"Bueno, verán, chicos, es que…"—disminuía la voz de Samael mientras sudor frío caía por su frente y su mano se aferraba temblorosa a la orilla de la mesa.
"Instructor, ¿por pura casualidad no será que nos envió a esa prueba sabiendo del Strigiursa, y determinó que fallaríamos, cierto?"—Mina observaba intensamente al instructor Samael con ojos redondos y vacíos, salidos de un cuento de terror.
"¡PSSS, no, cómo creen! En cuanto los vi, dije: 'Esos chicos tienen potencial'. Sí, imaginen mi sorpresa cuando sobrev… digo, cuando obviamente conquistaron ese problema tan fácilmente. Me dije, 'obviamente estos chicos merecen lo mejor', así que busqué el tablón más cercano de mad… el más fino bloque de madera de nuestras tiendas, y aquí están"—el sudor no dejaba de correr mientras la mirada del instructor buscaba escape entre los demás instructores, que lo miraban de regreso, recriminándole la situación.
"Instructor Samael, yo crearé los medallones y usted los certificará"—dijo Jacob mientras sacaba sus herramientas.
"Por favor, tome más en serio su posición de Instructor y no se gaste irresponsablemente los presupuestos"—dijo Mina.
"¿Por cierto, esa botella en su manto es de licor de Rebril, verdad?"—preguntó Íthil.
"No, no, no, no, nonono, no, nonononono, cómo creen, esto es niii…" "¿Niii…?"—preguntaban los aventureros.
"Niiii…… Nina, otra estudiante nueva"—con sudor frío y ojos evasivos les respondió Samael.
"¿Qué?"—dijeron monótonamente los tres aventureros mientras la botella cobraba la forma de una estudiante con cara de garabato, influenciada claramente y sin ningún recato por la magia de Samael.
"Instructor, usted es tan guapo y lindo que no lo dudé dos veces antes de saltar dentro de sus ropas. ¡Qué pena, ahora que he sido descubierta tendré que escapar!"—dijo con una voz mal fingida Samael mientras la botella transformada corría por el corredor, dando tumbos con los demás instructores y estudiantes, resbalaba y se rompía afuera del salón de misiones.
El silencio tomó el lugar, mientras las miradas desconcertadas de todos se dirigían al instructor. Con una mirada de tristeza y pena, Mina puso su mano en el hombro de Samael, que estaba ocultando su cara enrojecida con sus manos—"Instructor, usted es un hombre muy triste"—.
"¡Bien, como les dije hace un rato, tienen trabajo! ¡Jóvenes aventureros, esta misión es importante, hay vidas en juego! Se dirigirán a una región algo aislada"—los tres jóvenes inmediatamente sintieron el cambio en la voz de Samael, que aún conservaba el tono rojizo en el rostro.
"Como sabrán, la academia forma grupos entre los alumnos; yo estoy encargado de ustedes 3. Posiblemente se les añadan más integrantes con el tiempo. Trato de balancear todos mis grupos, pero me gusta sorprender a mis alumnos. Estoy seguro de que no se conocen bien entre ustedes, por favor, preséntense adecuadamente, después de todo, solo llevan 2 días trabajando juntos"—los 3 estudiantes se miraron entre sí, recordando que solo se conocieron hasta llegar al pueblo de los Hurofalcos.
"¡Adelante, preséntense, no tengan pena, serán compañeros hasta que salgan de la academia!"—Samael se sentaba en el cubículo mediano en donde estaban, dejando que hablaran entre ellos.
"Ok… pues… soy Jacob Mahogany, soy de la raza Sifrit. No soy muy bueno entendiendo a la gente, pero puedo balancear eso con conocimientos generales. Además, soy un Evocador y herrero; podré ayudarlos a mantener su equipo en forma"—dijo Jacob un poco apenado mientras hacía una pequeña reverencia suave, denotando su formalidad y educación social.
"¡Ooh, un evocador! Tu habilidad para formar pactos con fantasmas y espíritus les ayudará mucho"—dijo Samael.
"Es mi turno. Mi nombre es Íthil…… soy un Drakoorias de la especie Skelety Horros. También soy un mago negro y tengo experiencia en hablar con la gente y manejo de ejércitos pequeños"—Íthil prosiguió mostrando un poco más de confianza.
"Un mago negro que es un dragón esquelético, bien. Aunque la parte de la milicia es intrigante. ¡Hombre directo y al grano!"—asintió Samael.
"Solo falto yo. Mina Reebs es mi nombre, soy un Drakoorias tipo Torrenta Ataradon. Me encanta dormir y odio los lugares pequeños. Suelo enfadarme muy rápido, pero soy una excelente guerrera y sé tanto infundir dolor como aliviarlo, ya que también tengo experiencia médica tanto con remedios naturales como mágicos y modernos"—Mina, con un puño arriba, dijo animada y sonriente.
"¡Excelente! Parece que todo va tomando forma. Bien, como les dije, irán a un pueblo al norte del desierto de Dumas. La academia les proveerá transporte. Irán de aquí a La ciudad de Eophock y de esta tomarán una carreta al gran pantano de Dragas. Allí llegarán a Theos, es un pueblo pequeño. En ese lugar les pondrán al tanto. Tienen doble misión: la solicitud del pueblo, y aparte una de Thar-Abbys. Deberán descubrir lo ocurrido a los Trillizos Klein, que mandamos con anterioridad. Tienen 3 días de descanso antes de partir"—Samael dijo firme.
"¡SÍ, INSTRUCTOR!"—alzaron sus voces mientras Samael se despedía y les otorgaba su pago, diez lingotes de Oro por la subyugación del Strigiursa. Después de una breve charla sobre qué harían con su dinero, los tres aventureros decidieron separar caminos por el momento.
Mientras el grupo se separaba para tomar su descanso, no podían más que preguntarse en qué clase de trabajos se encontrarían de ahora en adelante. Los colores, sonidos y bullicio de la gran ciudad academia llenaban sus sentidos mientras encontraban más y más gente como ellos, aventureros, almas audaces y llenas de vigor que esperaban su oportunidad para la grandeza, la fama y el renombre, todos reunidos aquí en Thar-Abbys.

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