Ha pasado 1 mes en total y los días seguían al paso de cumplirse 1 semana más luego que de Hinatari obtuvo su arma forjada por Aoi, el verano ya parecía querer llegar. La madre de Hinatari trabajaba con gran esfuerzo, pero totalmente triste y devastada por perder a su única hija y a Seimei, el único chico que podía confiar para que la cuidara mientras no estaba disponible.
Vendía menos ropa que cuando su hija estaba disponible, ya que era tejer o coser, luego hacer la entrega que le lleva todo el día sin mencionar los demás pedidos encima. Aunque no era la única devastada por perder a su familia, igual el resto del pueblo, ellos no lucían nada alegres, parecía como si el demomio los hubieran poseído, pero nada se podía hacer y los entendía, aún es duro haber perdido tus pequeños rayos de sol que te daban una sonrisa a todo.
Al menos, Hester, la madre de Hinatari, no se sentía sola, cada noche recibía una visita de la persona que le hace el día, que le da la fuerza para seguir adelante,al menos por ahora.
Por otro lado, Seimei comenzaba a tener pesadillas de nuevo de alguien hablándole entre las tinieblas mientras este vencía a sus enemigos en el lugar desconocido.
—¿Por qué me dejaste?— la voz susurrante volvió a hablar —Creí que estarías siempre con nosotros— una silueta negra aparece unos metros lejos —Traidor— se acerca rápidamente, apenas pudo reaccionar y ponerse en pocisión de defensa —Te mataré— la silueta desapareció.
Una voz lejana comenzó a llamar a Seimei
—Despierta— a tiempo, logró despertar de aquella pesadilla, mirando a Hinatari a su lado, preocupada —¿Qué pasó? Te movías demasiado— no tenía como responderle
—Hphm, y creía que era el único con malas pesadillas para que me despierten— dijo Aoi por detrás de ella, molestando a Seimei —(Aunque fue bueno presenciarlo)— pensó el peliazul, recordando la manera en que Hinatari lo despertó, estaban frente a frente sus miradas, tanto que él se sonrojó bastante y se levantó rápido con alegría
—Como sea— Seimei se levanta
—Espera— Hinatari lo detiene —Hoy dijeron que no habrá entrenamiento, tenemos día libre ¿recuerdas?—
—Ah,cierto— se sienta de nuevo en la cama —Lo había olvidado—
—Ya aclarado todo esto— Aoi toma del brazo a Hinatari —¿Qué tal si hacemos algunas bromas a esos guardias, necesitamos un momento de juegos de vez en cuando ^^— Seimei reacciona ante la loca idea que se le ocurrió al peliazul, pero era tarde, ya se había llevado a su amiga a toda velocidad
—¡Espera! ¡Primero desayunemos!— oyó su voz casi a lo lejos mientras éste comenzó a mirar al techo y suspira con pesadez, creía que sus pesadillas habían cesado al menos el mes que pasó dentro del castillo, pero estaba equivocado, seguían ahí, fortaleciéndose cada vez más.
No pasando mucho tiempo, Roselia, acompañada por su mayordomo, entra a la habitación donde se encontraba el chico, inmediatamente notó su cara larga y se le ocurrió una idea, ya pensada desde antes, para darle un poco de descanso y poder aprender más de él.
—Lamento interrumpir tus pensamientos, pero...¿Quieres ver algo interesante?— pone una mirada alegre, llena de vigor y decisión, Seimei no sabía que tramaba, sólo se limitó a seguirle la corriente.
Fueron a la gran biblioteca del castillo, éste quedó sorprendido por ver tantos libros acomodados en diferentes secciones: Leyendas, reinos, clase de etiqueta, armas, materiales de forja, etc... Dejaron al mayordomo en el primer piso por petición de Roselia para tener un poco de espacio, este accedió alegre y algo curioso de ver a su princesa con un chico apuesto como Seimei, a pesar de que no fuera de su misma clase, además, ella estaba feliz, algo que no pudo presenciar desde que Roselia perdió a su padre, el rey.
Los jóvenes subieron a un pequeño 2do piso, yendo a la sección de Historia
—¿No te has preguntado alguna vez cómo se creó este mundo? ¿Cómo se crearon criaturas extrañas como tú?— Seimei alza una ceja ante sus preguntas
—No, nunca quise saberlo— Roselia se sorprende un poco ante tal respuesta, creía que tenía algunos secretos sobre su clan o el origen de los suyos
—Pues deberías, yo intento hacer mis teorías e investigaciones más allá de lo que dice este libro— saca el libro que buscaba de su estante, con el nombre: Origen de Asden —Algunos dicen que el nombre de este mundo fue dada por los dioses que crearon a la humanidad, otro es porque es una tierra de leyendas—
—¿Leyendas?—
—Sí, unas de las creaciones del dios Adán, pero según los libros, no hay mucha información de ellos, solamente que se encuentran dispersos en el mundo, protegiéndonos del mal—
—Me suena a una misión imposible y eterna, la humanidad ya tiene demasiado con la oscuridad que los asecha—
—Lo sé, pero hay algo que no me cuadra— Roselia lee más a profundidad el libro, mostrando el texto acerca de los dos dioses: Adán y Eva —Si estos son dioses de luz ¿Por qué no mencionan al de oscuridad? Dudo que ellos hayan sido capaces de crear seres demoníacos como...— mira a Seimei y se calla —Lo siento, no quise...— el chico suspira
—Está bien, es normal que me digan a mí o a los míos seres demoníacos o visitantes no deseados, estamos acostumbrados a que los humanos nos rechacen— se puso a recordar un poco su infancia
—Con el resto no puedo negarlo, pero contigo no debería ser así, estoy segura que no quisiste hacernos daño, era tu trabajo ¿o no?— él asiente
—Sí, no tenía opción, era orden de la lider de los Ravens— Seimei recordó algo importante al mencionar a su jefa —Hablando de eso, nuestra diosa nunca se presenta ante nosotros, excepto para el nombramiento de los líderes de cualquier clan nuestro, pero eso es cada cierto tiempo—
—Es algo lógico, los dioses, por más poderosos que sean, no pueden intervenir o romper el equilibrio entre el bien y el mal, por eso dejan que sus creaciones sean capaces de mantenerlo— Roselia cierra el libro y suspira —Necesitamos reunir más información, quizás pueda ayudarnos a hallar más pistas sobre cómo salir de todo este caos—
—Pues sigamos, tenemos mucho tiempo— siguieron buscando mientras el mayordomo se limitaba a descansar un rato, dejando a los jóvenes pasar su momento juntos, después de todo, podía ver una chispa de unión entre ambas almas.
Por otro lado, Aoi se llevaba a Hinatari a ver por todos lados, no bajándole a la alta velocidad que tenía el chico al correr, incluso ella ya estaba mareada por mucho paseo y no ser capaz de detenerlo.
Doblaron una esquina, chocando con alguien, ambos se cayeron del inmenso dolor del golpe
—Agh ¿Por qué tiene que aparecer tanta gente cuando estoy corriendo?— preguntó Aoi mientras Hinatari se levantaba para ver con quién había chocado, era Aurora con un montón de papeles en blanco
—¿Estás bien?— se acerca y le da la mano, Aurora se le queda viendo —Lamento la torpeza de mi amigo, se pone así cuando está lleno de energía— la chica rasca su cabeza nerviosa mientras Aurora acepta la mano de Hinatari
—No es nada— se sacude la ropa, ve sus papeles caídos y los recoge, Hinatari le ayuda —¿Por qué estaban corriendo? Eso no es permitido dentro de un palacio—
—La verdad, yo estaba siendo arrastrada, él corría— señala a Aoi mientras las chicas terminaron de recoger los papeles y los golpean un poco con el sueño para acomodarlos
—Ya veo— se levantan y Aurora mira a Aoi y agarrando la otra mitad de papeles que Hinatari le dio —Eres raro— el chico ladea la cabeza —Debes fijarte por donde vas, no querrás que ella salga herida por una de tus locuras— el comentario le molestó un poco —Y muchas gracias por ayudarme— esboza una pequeña sonrisa y se aferra a los papeles
—¿Acaso estás escribiendo una novela?— la pregunta la tomó por sorpresa
—No precisamente, envío cartas—
—Ya veo— Hinatari baja la mirada muy triste, era mucho tiempo de que no enviaba un mensaje a su madre desde que la trajeron al castillo ¿Cuánto tiempo habrá pasado? ¿Su madre estará bien? ¿Tiene lo necesario para seguir sola?
Derrama una lágrima y se la limpia rápidamente
—Lo siento, es que...— Aurora sonríe y toca el hombro de Hinatari
—¿Quieres enviarle una carta a un ser querido?—
—¿Eh?— alza su cabeza
—Tengo mucho papel, puedo ir por más cuando quiero, no me gusta ver a alguien llorar— Hinatari niega, no quería que se tomaran muchas molestias por ella, con Aoi era suficiente por la creación de su arma a pesar de que tiene detalles especiales, no quería mostrar esa tristeza frente a todos para que no pensaran que ella es aún una niña pequeña
—Hinatari— Aoi se le acerca —Hazlo—toma su mano —Extrañas a tu madre ¿no?— sin pensarlo dos veces, asiente
—Sí, me preocupa su estado, nunca quise dejarla sola, me obligaron a estar aquí, me obligaron a luchar, a entrenar— suelta más lágrimas —¿Por qué tuvieron que apartarme de ella? Yo sólo quería ser normal, vivir una vida normal— Aoi la rodea en brazos, Aurora baja levemente la mirada
—Sé lo que sientes— susurra Aoi —Yo tampoco tuve una vida alegre y normal como tú— acaricia su mejilla —¿Pero sabes algo? En todo hay una solución, tú eres fuerte, tu alma brilla como tu sonrisa, no temas en decirme lo que más te hace triste o lo que más te duele, me tienes a mí, nunca dudaré de ti— esas palabras hicieron llegar al corazón de la chica, incluso para Aurora, quien jamás había escuchado palabras tan nobles como las de él a pesar de ser un novato, no había pizca de titubeo, ni ironía, todo vino desde lo más profundo de su corazón, algo que hizo despertar dentro de Hinatari, sin saber de lo que se trataba, pero se sentía más ligera por alguna razón. Aoi le abraza —Adelante, eres libre de llorar frente a mí, yo seré quien secará esas lágrimas tuyas— sin duda Aurora estaba muy sorprendida y con ganas de llorar, era ver la mismísima nobleza en vida.
Hinatari no lo aguantó más y se soltó a llorar en el hombro de Aoi, soltando algunos diminutos gritos y toda la desesperación que había acumulado alrededor del tiempo que estuvo encerrada, haciendo la misma rutina diaria, soportando los gritos, la presión de fortalecerse lo más pronto posible, de nunca hallar la manera de hablar con su madre. Aoi sólo se quedó abrazándola con una sonrisa en el rostro y haciéndose su pregunta mentalmente: "¿Acaso tus lágrimas son tan cálidas como tú?". Aurora sólo se quedó mirando aquella escena con una triste sonrisa, pero dándose cuenta que halló una pequeña persona a quién ayudar.
En la noche, en la casa de Hinatari su madre escuchó un pequeño sonido de ave, era una blanca entregando una carta para ella, quedó sorprendida, ya que nunca la había visto antes. Agarra el sobre y lo abre, dispuesta a leer todo el contenido, pues no duró mucho para que soltara lágrimas y se aferrara al papel.
—Igual los extraño mucho—
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Santo dios, el capítulo más emotivo que he escrito hasta ahora T—T.
¿Qué les pareció? ¿Les gustó las palabras de Aoi?
¿Cuál es su pareja favorita?
Avisen si encuentran algún error.
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