Su nombre siempre ha sido Evergreen. O al menos, así le recuerdan. Tal vez es una deformación. Tal vez es "Ever Green". Tal vez es algo más. Pero, es difícil de saber con certeza, puesto que nuestro querido Alcalde siempre ha mantenido su vida personal en misterio. Enigmático, excéntrico. Querido, cálido.
El protector de los jóvenes, el defensor por excelencia del pueblo. Incluso cuando la sombra se cernió sobre ellos, él tenía en sus ojos un brillo particular. Y sonreía, vaya que lo hacía. Hablaba con gusto con todas las personas, y era de los pocos que podía romper su rutina sin incomodarlos. Era, entonces, ajeno a la monotonía.
Pero la monotonía no era ajena a él, que encontraba tremendamente aburrido y predecible el manerismo y las costumbres de sus ciudadanos. Era el joven de más edad en Vanaluz. Y en virtud de su edad, le nombraron Alcalde. Solo en virtud de su edad. Eso es lo que él creía.
La verdad es que había otros motivos, más profundos, más personales, por los que ellos querrían que él les liderase. Era un joven decidido, capaz, y sobre todo, influyente. No había sitio donde no pudiera dar una mano, y no había persona que no agradeciera su compañía. Todos estaban un poco menos solos en Vanaluz, desde que él asumiera el cargo.
Y tal vez, ese era su único consuelo, el consuelo del pueblo. Luego de ser nombrado, por varios días el joven Alcalde pasaría pensando y rumiando la situación. No parecía haber encontrado salida más que seguir adelante con la rutina y la realidad tan bizarra que les rodeaba. Y es que Vanaluz ya no era parte de lo común, sino de algún espacio entre aquí y allá.
Entre aquí y allá, entonces, es que el Alcalde decidió el día de la fecha llamar a una reunión del pueblo, siguiendo la noticia de la muerte de dos niños y la desaparición del joven Careta. La gente estaba expectante, sin saber qué sería lo que podría traerse entre manos. Una vez más, la monotonía se rompía. Pero, no estaba tan mal si era él quien lo hacía.
El joven, alto, pelicastaño, se encontraba al final de la Iglesia, que ahora hacía las veces de sala de reuniones. Parado sobre el altar, recitó en silencio una oración, a alguna religión que no nos compete, pero que a él parecía moverle profundamente.
La gente fue entrando, una a una. Las personas iban sentándose. Myrla, sollozante, estaba allí. Gauss, ensimismado, estaba allí. Agravialle, enigmática, estaba allí. Mateu, sonriente, estaba allí. Caitlyn, risueña, también lo estaba.
"Yo Nací en Vanaluz.", comenzó él. "Como todos ustedes, yo nací en este pueblo. El sitio me dió la vida. Me dió de comer. Me cobijó, me acompañó. Pero, así como la ciudad alguna vez nos dió, lleva tiempo quitándonos."
La sombra se hizo visible, para todos, un momento. Nadie se sorprendió en absoluto, como si, más que ignorarla, fuese para ellos otra faceta de la vida misma.
"Una vida como esta, no es vida."
"Un momento como este, no es realmente momento."
"Nosotros no vivimos en el presente que nos fue dado."
"Vivimos en el pasado que nos arrebataron."
"Nuestros padres partieron..."
"Y todas las ilusiones se volvieron pesadillas."
"Y todo lo que queríamos era repetir la misma cosa, una y otra vez."
"Y todo lo que queríamos era cubrirnos los ojos y pretender que jamás creceríamos."
"Pero mírennos. Crecemos."
"Somos más grandes hoy de lo que fuimos ayer."
"Somos más grandes hoy que cuando la guerra comenzó."
"Yo Nací en Vanaluz."
"Mi corazón es brillante, pero mis manos flaquean."
"Todas las virtudes que me atribuyeron, no consigo hacer nada de ellas."
"Yo nací en vana luz."
"Todas las sonrisas, fueron nimias, porque mi tristeza siguió siendo más fuerte."
"Yo nací..."
"Todos nuestros corazones latieron al unísono, el día que nuestros padres partieron."
"Y decidimos nunca separarnos."
"Nosotros nacimos."
"Y es por eso..."
"Que las sombras nos rodean."
"Que la luz del cielo nunca toca nuestros suelos."
"Que nuestro pulso es comparable al de la tierra."
"Porque en este espacio, no entra nada más que la pena."
"Vanaluz, es el reducto del olvido."
"Ustedes me hicieron Alcalde."
"Y yo, desde que he asumido el puesto. No he hecho más que investigar. Este fenómeno. Esta realidad."
"Nuestra realidad."
"Mis hermanos y hermanas."
"Nosotros nacimos en vano."
"Somos una generación perdida."
"Un punto muerto en los árboles genealógicos."
"Una rama, cortada."
"Es por eso que volveremos al polvo."
"Volveremos al polvo, para no regresar."
"Les digo yo: ¡Adiós!"
"Adiós a Vanaluz."
"Adiós a esta tierra."
"Pero..."
"Un día nos encontrarán."
"Encontrarán al montón de huérfanos que dejaron solos."
"Y cada uno de sus cadáveres dirá lo mismo."
"Yo nací en Vanaluz."
Cuando el Alcalde terminó su discurso, la sombra lo había engullido todo.
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