Aoi dormía con calma estando al lado de Hinatari, sentía que estaba en las nubes, era mucho tiempo que no dormía al lado de una mujer, apenas recordaba esa sensación cuando su madre adoptiva estaba viva, sonriendo a la luz del día a pesar de su enfermedad terminal.
Despertó tras los primeros rayos del sol, se sentó entre el duro suelo y miró a su alrededor, nadie más estaba despierto, no era de extrañarse, tanta caminata del día anterior los dejó bien agotados, añadiendo que el cuerpo apenas puede moverse.
A lo lejos vio la silueta de un hombre de cabelleras rojas y rizadas mirando el horizonte, donde el sol apenas comenzaba a ascender para dar luz una vez más al día.
El chico se levanta y camina hacia él, teniendo cuidado de no despertar a los demás hasta quedar cerca del tipo.
—Me alegra que hayas sido el primero en levantarte— dijo el pelirrojo sin voltearse —Quisiera hablar una cosas contigo— Aoi sólo se quedó callado, comenzando a escuchar cada palabra del hombre y formar una conversación que le traería mucha información importante.
Tiempo después, cuando el sol ya casi se encontraba en el punto más alto, el resto despertó para seguir su viaje que tomó otros 5 días más de caminata entre las montañas, hubo tropezones y caídas no tan graves. Seimei y Roselia platicaban algunas cosas durante el viaje, así como todos los demás, como un método de distracción y entretenimiento, incluso Aoi tuvo sus veces de charlar con Hinatari, sin olvidar aquella charla que tuvo con el hombre pelirrojo, le sorprendía la razón de por qué no mostraba su identidad ante nadie, solamente algunas personas como el comandante, la reina y otros pocos más.
Para el 6to día, llegaron a la entrada del bosque, el líder comenzaba a sentir un mal presentimiento, no sólo por la cantidad de pérdidas o cadáveres rondando el bosque, sino por los enemigos que estén dentro, sabía perfectamente que estaba dentro de una trampa o plan de ellos, aún así, debía pensar bien su estrategia de contraatque.
—Muy bien, se dividirán en grupos de 2 arqueros, 2 espadanchínes, 2 escuderos y 1 berserker— junta sus manos, dando señal de que se vayan reuniendo como lo planeó, para buena suerte de Aoi, terminó con Hinatari y Seimei con Roselia —Arqueros, cuiden de sus amigos y no se dejen pillar, el enemigo es capaz de aparecer por sus espaldas— la voz del líder sonaba recto y tranquilo, mucho mejor que la del comandante, que era puros gritos e histeria, no permitiendo que los novatos se concentraran en cada detalle de los entrenamientos —Buenas suerte y dispercense— desaparece.
Los grupos se esparcieron alrededor del bosque, sin darse cuenta de que estaban siendo vistos por un cuervo espía en una rama no muy lejos de ellos. Rápidamente regresó con su grupo a darle la noticia al resto de los enemigos.
—Ohhh, al fin llegaron— sonríe el de cabellos castaños
—¿Qué hacemos Edwin?— pregunta su segundo al mando, impaciente de poder iniciar una batalla
—Sólo diviértanse un rato con ellos, determinen su modo de pelea— sus labios se encurvan de lado —Pero desaháganse de los arqueros, que no quede alguno con vida— el segundo al mando sonríe ante tal orden al igual que el resto
—Así será señor, vamos— el equipo enemigo se transforman en cuervos y vuelan hacia sus oponentes, dejando a Edwin sólo con su sonrisa llena de malicia
—Parece que tendré que quedarme a ver el espectáculo— piensa en el ser que deseaba luchar —Pero no te preocupes, tú y yo pronto tendremos nuestra batallas a solas, después todo, tenemos mucho tiempo para vernos de nuevo algún día— desaparece.
Mientras tanto, Hinatari saltaba de rama en rama, Aoi caminaba junto a sus compañeros, manteniendo la guardia activa, no podía depender de los arqueros, sabiendo que ellos también pueden ser atacados.
—En serio ¿Por qué nos tuvo que tocar supervisar en un bosque? Aquí no hay nada que perder— dijo el otro espadanchín (recordar que Aoi es uno)
—¿Quieres que los enemigos se esparzan?— preguntó Aoi de manera seria, dejando callado al chico que cuestionó —Recuerda que por falta de personal, más enemigos vienen a nosotros y nos atacan ¿Qué harías tú si atacan a tu familia desde este lugar? ¿Llorarías, verdad? ¿Sentirías impotencia?— no responde —Así que no cuestiones una misión, no importa lo inútil que sea, a fin de cuentas, son hechas por alguna buena razón— todos se quedaron callados, sus palabras reflejaban la verdad, el dolor que sentirían por fallar un objetivo tan importante.
Por otro lado, Seimei y Roselia caminaban juntos, uno al lado de la otra, fue buena coincidencia entre ambos, ya que el equipo planteó de que Seimei estuviera atrás junto con otro espadanchín para vigilar los ataques sorpresa, además de que es el mejor novato entre los entrenamientos y que el que tiene mejores reflejos.
—Mantén la guardia— dijo Roselia tras mirar a su alrededor
—Lo sé— dijo Seimei, por ahora, no sentía presencia alguna de sus compañeros o de cualquier otra especie cerca, no le era nada raro en lo absoluto, conociendo a los suyos, estarían camuflados en su forma de cuervo o vigilando desde larga distancia hasta hallar un punto para atacar —Eso te lo diría a ti ellos aparecen cuando menos te lo esperas—
—¿Así como tú?— Seimei pone mala cara
—Yo ataco siempre de frente, además, atacar siempre por detrás a un enemigo es algo que ya se debe estar previsto, siempre termina siendo el primer movimiento de todo ataque—
—Porque el objetivo es pillar a tu rival desprevenido y siempre a través de la espalda, donde más baja tienes de guardia—
—Ya veo— suspira pesadamente mientras sigue caminando, tratando de sentir la presencia de su especie.
En el castillo, el comandante recibió la noticia de que el líder llegó a la parte sur de la isla y que ya se encuentra investigando el área y haciendo tumbas para los caídos. Se sintió aliviado de saber que su compañero estaba bien y que la misión vaya según lo planeado.
Los novatos se quedaron vigilando todo el tiempo, a veces eran reemplazados por los caballeros de la clase más alta para ir a dormir y comer, donde a veces Phillip se quejaba, al mismo tiempo, alegre para poder presumir sus habilidades y demostrar que podía hacer muchas cosas, cuando realmente era mentira.
La gata negra de él comenzaba a sentir muy mal presentimiento, no porque fuera suceder en el momento, sino a futuro no muy lejano, podía ser días, semanas o en pocos meses, dependiendo de las decisiones de cada uno de los humanos y los enemigos. Sabía que su dueño no era de las buenas elecciones, tampoco la mejor personalidad y que no había modo para justificar lo contario a su persona, pero le agradaba que le diera cariño a pesar del color de su pelaje, sólo deseó que ese mal presentimiento no llegara ahora, porque aún tenía algo que decirle a su dueño.
La reina comenzaba a ponerse mucho más nerviosa e insegura, sentía cada vez más el miedo apoderarse de ella, no sólo por culpa del cuervo que siempre la visitaba, sino por el hecho de perder la vida por la falta de personal que la proteja, de que su palacio caiga y que todo su empoderío desaparezca
Regresando con Aoi y los demás, estuvieron caminando por más de 15 minutos y no hallaron rastro del enemigo, ni siquiera un ataque sorpresa o la sensación de sentirse vistos, todo era tranquilo y vacío, apenas el único ruido que se alcanzaba a oír eran los cantos de algunos pájaros y las pisadas del equipo.
Hinatari nunca bajó la guardia a pesar del tiempo transcurrido, dejaba que su intuición y un poco de miedo estuvieran de su lado para sentirse atenta, ya que ser arquero requería de mucho reflejo y responsabilidad, un fallo y todo sale mal.
Su equipo comenzaba a sentirse un poco cansados, los 3 días de viaje fueron casi sin descanso, algunas veces ni podían parar para comer, era avanzar o dejar que la situación se pusiera peor.
El silencio se rompió cuando oyeron un grito de uno de los miembros de los equipos esparcidos, resultó ser un cadáver de uno de los arqueros que los estaban escoltando
—¿Pero qué?— preguntó un Berserker mientras dio otro grito, alertando a los pájaros y que salieran volando
—Maldición, nos encontraron— dijo Seimei, ya sintiendo la presencia de su especie, dándose cuenta que estaban rodeados y con los arqueros siendo sujetados con fuerza del cuello —Oh no— estaba muy sorprendido de que apenas reaccionara que estaban tan cerca, inconscientemente se puso frente a Roselia, haciendo acto de querer protegerla
—Parece que ya podemos empezar con la fiesta— apareció una mujer de cabellos largos, flequillo por los lados, cejas largas y labios entintados de rojo con una vestimenta que consta de playera de tirantes roja y shorts grises con zapatos de tacón rojos.
El equipo de Aoi no era la excepción, igual fueron pillados desprevenidos, los arqueros eran sujetados del cuello. Aoi estaba muy sorprendido y asustado, ver a Hinatari siendo estrangulada le generaba una enorme ira
—Vaya, al fin nos ven— dijo el tipo segundo al mando o la mano derecha de Edwin, quien mira a su compañero para que siguiera matando lentamente a la otra arquera, haciendo que soltara un grito ahogado —Se tardaron mucho— aprieta más el agarre en Hinatari, ella comenzaba a sentir que su cuerpo comenzaba a fallar, luchaba por no desmayarse y menos soltar su arma —Veamos qué tan fuertes son sin sus arqueros— Aoi, lleno de furia saca su espada para salvar a Hinatari
—Yo.....no...— dijo ella apenas con el poco aire que le quedaba, cambió su arco a espada —soy...arquera— atravesó el arma hacia el cuerpo del enemigo, logrando soltarse del agarre y sacar su arma del cuerpo del contrario, cayendo al suelo mientras que Hinatari aún tenía sus pies sobre la rama tosiendo con fuerza. Intentó recuperar el aire perdido mientras que el otro espadanchín y el berserker trataban de salvar a su otra arquera
—Hinatari— Aoi se dirige hacia la rama, donde ella se encontraba —Tranquila, respira lento— hizo caso y se relajó, mientras que el resto apenas lograron salvar a su otra arquera a duras penas
—Estuvo cerca— se levanta, apoyándose del hombro del chico y mira el arma manchada de sangre —Gracias, tu diseño de arma me salvó—
—Te dije que era necesario, ser arquero te trae desventajas, por eso quería darte el lujo de poder atacar de frente, sabiendo que sucedería esto— le abraza —Me alegro de que hayas podido conseguir salvarte—
—Todo gracias a ti y tu talento en la herrería— corresponde al abrazo.
Estuvieron así por corto tiempo, volteando a ver a la batalla que estaba a punto de iniciar, notando que había más miradas rojizas entre las ramas de los árboles.
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Ya este es el penúltimo capítulo de temporada.
La batalla está a punto de iniciar
¿Quién ganará?
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