Saqué Excalibur de la piedra, condenando a un reino entero a volver a someterse a una monarquía absoluta tras siglos de democracia. Condenándolos a una guerra de la que muchos no saldrían con vida; contra brujas, dragones y otras muchas criaturas, para algunas de las cuáles nuestro vocabulario todavía no tenía términos apropiados.
¿Por qué?
Bueno, era un día muy aburrido.
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