La batalla dio su inicio, todos luchaban sin parar ante los poderosos enemigos, Seimei, como era de ellos, podía igualar su velocidad y medición de fuerza, pero no era tan simple, ya que su equipo pasaba por muchos problemas para percibir los movimientos de sus oponentes, llegando al punto de sentirse cansados por los fuertes golpes que recibían.
No se podía explicar mejor la situación de Aoi y Hinatari, ella usaba su espada y miraba a su alrededor, para buena suerte, sus reflejos aún le respondían.
El Raven que cayó herido, logra levantarse y se esconde detrás de un árbol mientras dejaba que sus compañeros hicieran batalla con los humanos, reconocía que la apuñalada de Hinatari era algo que no vio venir, siempre creía que los cazadores poseían una sola arma para toda la vida, con ver esa semejante acción, se sintió ahora un poco más interesado en la sabiduría de quién lo creó. De la herida salía un humo negro, le había dado casi al corazón, apenas si podía levantarse y hacer otro ataque, pero tenía que ser preciso.
Mientras tanto, Seimei podía responder ante los ataques de sus enemigos, tenía siempre el mismo patrón, atacar por detrás cada 2 segundos aproximadamente.
—¡Escuchen! ¡No se dejen llevar por el miedo! Vigilen siempre sus espaldas, es donde ellos quieren atacarles— es interumpido, logra defenderse a tiempo, la mujer resopla
—Nos descubrió— saca un abanico con púas negras y ornamentos rojos —¡Saquen sus armas!— alza el objeto y los ravens sacan sus dagas —Esta vez iremos en serio, espero que tus amigos estén preparados— ríe con malicia mientras los enemigos aterrizaban y se disponían a atacar de frente con total velocidad, incluso la señal se dio por la mujer para que el resto pudiera sacar sus armas
—Al fin—susurra el raven caído y saca su arma, a diferencia del resto, era un mandoble, era el momento perfecto para conseguir venganza de la chica que lo apuñaló a casi morir, eso que su líder era peor cuando entrenaban los dos en algunas ocasiones, ya que casi siempre terminaba gravemente herido. Su caso era distinto, cuando era atravesado , en modo cámara lenta, no sólo sentía el metal, sino algo que quemaba su cuerpo desde el arma hacia él, debido a ello, le ralentizaba el tiempo de regenerar su herida.
Enfadado, miraba con atención cómo sus compañeros atacaban al equipo de Aoi y Hinatari frente a frente, teniendo suerte ya de poder igualar la velocidad que de antes.
—No podremos seguir así por más tiempo— dijo el otro espadanchín
—Sigan resistiendo, nosotros podemos— dijo Hinatari mientras intentaba hacer frente a su enemigo, atacando y defendiéndose
—Para ser niñita, eres fuerte y veloz— sonríe su adversario, haciéndola enojar demasiado
—¡No me digas niñita!— alza su espada con toda su fuerza, pero éste se defiende, haciendo que escuchara el sonido de la espada y las dagas chocar.
Aoi mantenía su concentración en todo momento, la batalla era exactamente igual que los entrenamientos que tenía durante su infancia, incluyendo de las que estuvo en el castillo, todo eso rendía frutos, sintiéndose más tranquilo, por ahora.
La situación pintaba muy mal conforme pasaban los minutos, se podía presenciar muchas muertes, especialmente los arqueros, siendo cortados por la espalda, formando una enorme línea de sangre, los segundos en morir eran los escuderos de la misma manera.
Los novatos comenzaban a sentir miedo y desconfiar de sí mismos, su velocidad se reducía cada vez más a pesar de que el plan de los ravens sólo radicaba en dejarlos heridos, matar a los arqueros y cualquier otro que fuera molestia para ellos.
La risa de la mujer se oía entre la batalla de Seimei y Roselia, de su equipo habían muerto un arquero, el berserker y un escudero, mientras que el resto se encontraban heridos
—¿Eso es todo lo que pueden resistir? Imaginaba una batalla más larga— las respiraciones de Roselia y Seimei estaban agitadas —Me aburren— los labios de la mujer se tornan serias, alza su abanico —Adiós— agita el objeto hacia abajo y salen púas metálicas desde el cielo, comenzando a caer como lluvia, las probabilidades de esquivarlas eran nulas.
Seimei dio un gran salto y abre sus alas, no creyó volver a usarlas después de tanto tiempo. Las agitó con fuerza, formando una enorme ráfaga de viento que dispersó las púas lejos de sus compañeros
—Al fin decidiste revelar tus poderes, antiguo compañero— el equipo sobreviviente quedó sorprendido de lo que Seimei realmente era
—No soy como ustedes que se la pasan torturando la vida de las personas— mira a sus compañeros humanos —Además, ellos me enseñaron a trabajar unidos, a tener emociones, sentirme libre— mira a Roselia con una sonrisa —Yo seré tu oponente, así que déjalos en paz—
—Por mí está bien— la mujer esconde su sonrisa a través del abanico —Pero no olvides que tengo compañía para tus compañeros— salen más ravens desde sus escondites, había olvidado ese detalle
—¡Cuidado!— avisó lo más rápido que pudo, era tarde, apenas si Roselia podía con uno más
—Nunca desvíes tu mirada— susurró en el oído de Seimei mientras lo atravesaba con su filoso abanico —Te volviste más blando con esos humanos— sentía que su cuerpo se perforaba conforme enterraba más el arma en su cuerpo
—Y tú más ciega— se oye una voz por detrás de ella y una espada naranja la atraviesa —Ya vencí a tus amigos— el rostro cubierto a través de la capucha del líder se hizo presente
—¿Cómo?— dijo sorprendida
—Antes de que atacaras a él aproveché la oportunidad de atacar a todos al mismo tiempo y curar a los heridos— del arma se enciende fuego, quemando el cuerpo de la raven, soltando gritos desgarradores. Seimei aprovechó a quitarse el arma de su cuerpo y cae rendido también, humo negro comenzaba a salir de la herida
—¡Seimei!— Roselia corre hacia él —Resiste— presiona contra la herida, el cielo comenzaba a tornarse gris y se oían pequeños truenos
—No es nada, me curaré en un rato, con suerte no fue nada grave— se recarga en un árbol,dejando que su cuerpo haga su función —Todo acabó, por ahora, necesito descansar un rato— mira al resto de su equipo —Diles que guarden mi secreto, por favor— cierra sus ojos, cayendo en el profundo sueño.
Por otro lado, Hinatari y Aoi se encontraban muy agotados, cada vez más les costaba mantener la respiración y sólo habían logrado matar a la mitad de los enemigos. De su equipo, murió la otra arquera y los 2 escuderos, quedando totalmente sin protección.
Aoi míro de reojo a Hinatari y quedó sorprendido, su ropa se encontraba rasgada debido a las heridas, pero no había rastros de alguna ¿Cómo era posible?
Los igual tenían algunas heridas, se reflejaban a través del humo negro que salía de ellas, estaban sorprendidos de que algunos humanos estuvieran bien entrenados para percibir tanta velocidad como las de ellos. No tuvieron tiempo de seguir atacando cuando oyeron el llamado de su líder a través de un fuerte graznido, se retiraron sin dejar rastro.
El equipo cayó al suelo, recargándose entre sus armas, aliviados de que todo acabó y que podían descansar un momento. Gotas de lluvia comenzaron a caer, mojando el césped y empapando a los sobrevivientes
—Dios, creí que iba a morir— dijo el otro espadanchín —Fue mucho más pesado que estos 2 meses de entrenamiento— se sienta en el césped
—Para que veas que sí era necesario venir aquí— intenta levantarse, pero cae de rodillas al suelo, le habían golpeado muy fuerte y sus pequeñas heridas en los brazos y piernas le ardían conforme el agua los iba tocando —Agh—
—¡Aoi!— Hinatari se acerca a ayudarlo
—Estaré bien, sólo necesitaré descanso— forza una sonrisa, se sentía tranquilo de que pudieron sobrevivir a duras penas —No tienes que preocuparte, ya todos se fueron—
—No estés tan seguro— se oyó una voz por detrás de Hinatari, ella quedo sorprendida, moviéndose todo a cámara lenta, el mandoble se alzaba, apuntando directo a su cuerpo, con la posibilidad de que sería partida en dos; no fue así, Aoi intervino en aquel ataque, poniéndose en medio de ambos con sus brazos extendidos...
Hinatari no pudo estar más petrificada, sentía que su mundo le venía encima, el cuerpo de Aoi cayó al suelo con un gran hilo de sangre salir del pecho
—A....¡Aoi!— gritó con todas sus fuerzas, combinando con un fuerte trueno, lágrimas cayeron por sus mejillas, empapando el rostro del chico —¡¿Por qué?! ¡¿Por qué tuviste que meterte?! ¡No debiste hacerlo!—
—No llores— habló Aoi con voz débil mientras alzaba su mano izquierda hacia su mejilla —Tenía que hacerlo, proteger....es...lo que un verdadero..caballero debe hacer— sus ojos parpadearon lentamente —Tú...hiciste mi deseo...realidad...— resiste a no cerrar sus ojos —Me aceptaste como soy... no huiste de mí a pesar que...intentaba coquetearte, eres el tipo de chica... que quise enamorarme— su brazo cayó sin fuerzas junto a sus párpados que se cerraron completamente, Hinatari ya no sabía como reaccionar, sus ojos ya no mostraban luz, sentía que caía en una profunda oscuridad
—Parece que falle— apunta el mandoble de nuevo hacia Hinatari —Esta vez conseguiré darte— corre a darle pero tu ataque es detenido con la llegada del líder, aún cubriendo su rostro con la capucha. El impacto fue tan fuerte que generó una ráfaga de aire que descubrió el rostro de él, cabello rojizo, sorprendiendo al raven —No puede ser— sentía miedo con ver sus ojos —T..Tú...— no pudo articular más palabras cuando la espada, prendida en llamas, cortó su cuerpo, haciendo que cayera de la misma manera que Aoi. Guarda su arma y sin darse la vuelta, ordenó a todos que fueran a reunirse con los demás, menos a Hinatari, quien no podía parar de llorar, aferrándose cada vez más al cuerpo del chico
—Lo siento, lo siento mucho— sin pensarlo dos veces, el líder se acercó quedando al lado opuesto de ella
—Aún está vivo, pero no le queda mucho tiempo— extiende su mano, Hinatari alza su mirada para verlo, se sorprendió mucho en ver su apariencia, no sólo por su cabello rojizo, sino por sus ojos, era un patrón que ella conocía —Hay un modo de salvarlo, toma mi mano— le sonríe con gentileza —Confía en mí— siguió mirándolo, sin saber por qué, tenía el presentimiento que su vida iba a cambiar y a traer nuevos secretos.
Al pasar 2 semanas, Hinatari, junto Seimei y los sobrevivientes llegaron al castillo, esta vez, entrenará mucho más duro para poder igualar las habilidades de sus enemigos y no permitir que dañen de nuevo a uno de sus seres queridos, porque esta vez, no habrá una segunda oportunidad para una vida que logró salvarse gracias a su fuerza de voluntad.
FIN
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Ufff, al fin terminé de escribir la primera temporada, créanme, es un gran logro de que haya logrado llegar hasta acá.
Pero tranquilos, este no es el fin, vendrá una segunda temporada con mucho más contenido y ya revelando muchos más secretos que antes y el por qué del todo.
Muchas gracias por leer mi obra ^^, compártanlo con sus amigos para saber sus opiniones.
Eso es todo, hasta la siguiente temporada, chau, chau.
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