(Narrador: Jackson)
No sabía dónde estaba, estaba atado de manos y pies. Estaba amarrado a lo que parecía ser un poste, y con una venda cubriéndome los ojos.
- Oh, ¿despertaste? – dijo una voz desconocida.
- ¿Eh? ¿¡Quién está ahí!? – grité.
- ¿yo? Trátame de comandante Estela. – dijo la voz.
Entonces me destapó los ojos.
- entonces, ¿qué te trae por aquí?
- ¿qué me trae por aquí? ¡tus soldados me secuestraron!
- oh, sí, me enteré de eso. – me dijo con una sonrisa burlona.
- bueno, ya que estás tan burlona, ¿qué plan tienes para mí? – pregunté.
- ya te investigué cariño, no te preocupes. Pero no morirás, no todavía. Sigues siéndome útil. De todas formas, tengo a quien chantajear con solo el hecho de tenerte aquí. – se refería a Konan.
- Créeme cuando te lo digo, tú no eres rival para Konan. Él hará un plan, vendrá por mí, y acabará con tu imperio.
- ¿Y por qué tan apegado a tu imperio? Solo llevas dos días ahí.
- porque mi novio sigue ahí. Pero vendrá por mí. Y verás lo que te sucederá. – le espeté.
La maldita estúpida se atrevió a reírse.
- ya verás…
- no creo que tu novio pueda hacer algo, mi niño. No sabes cuantos años de mi vida invertí en este imperio. – dijo, mientras caminaba fuera del cuarto. – y, como última advertencia… - me dijo, - no tiene sentido resistirse o escapar. – soltó una carcajada y se fue.
5 minutos más tarde, la puerta se abrió de nuevo. Esta vez entraron un chico y una chica.
- OK, dinos todo lo que sabes sobre el plan de tu imperio. – dijo la chica.
- amiga, en caso de que no sepas llevo dos días ahí, secuestraron al chico equivocado. - le dije.
Antes de que terminara de hablar, el chico me metió un puñetazo en la cara.
- eso pasará si no hablas. – me mencionó la chica. – bueno, dime, ¿qué te impide quedarte aquí? Solo llevas un par de días allá, no creo que hayas formado un lazo con alguien allá.
- simple, es menos posible que muera allá. – le dije
En el tiempo que llevaba en ese cuarto oscuro, logré aflojar las cuerdas, estaba a un tirón de soltarla por completo.
- entonces, si te prometo la vida aquí, ¿te quedarás? – se notaba su desesperación por sonar persuasiva.
- no lo creo… - le dije en tono burlón, y solté la cuerda. Golpeé con todas mis fuerzas al chico, que parecía la mayor amenaza, y este cayó al suelo, pero la chica alcanzó a tocar la alarma antes de que la noqueara también.
En un par de minutos, todo el cuarto estaba lleno de guardias. Tuve suerte de escapar, ya que, afuera del cuarto en el que me tenían, había un cuarto contiguo exageradamente brillante, eran solo luces, y espejos, que lo hacían más brillante.
Estaba corriendo por los pasillos de la nave enemiga, pero era un total laberinto. ¿Cómo nunca nadie me lo dijo?
En un punto determinado de la nave, estaba casi llegando a robar una cápsula de escape, pero de un momento a otro, todo se volvió negro.
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