—¿Qué dices?
Después de tranquilizarse Ryvan decidió fingir inocencia. Taren le había dado una playera limpia, así que probablemente tenía la intención de dejarlo ir en algún momento.
—No intentes engañarme.
Su tono amenazador, sus ojos fríos; Ryvan sintió que estaba atrapado en una película de gangsters. Los rumores acerca del Cuervo eran ciertos y era demasiado tarde para escapar.
—¿Ivory te envió?
—¿Quién? ¿Qué vas a ha...?
Ryvan no pudo terminar la pregunta ya que tenía presionado contra su cuello un objeto de acero frío. Se trataba del lomo de una navaja de bolsillo que Taren empuñaba.
De forma instintiva quiso saltar hacia atrás, pero el brazo de Taren bloqueaba su camino. Aunque el Cuervo era de menor talla que él la diferencia en fuerza era obvia. Ryvan no podía moverse ni un centímetro. Taren estaba tan cerca y la forma en que lo tenía sujetado lo habría hecho pasar por su amante, de no ser por la mortífera navaja en medio de los dos. Aún así Ryvan sintió sus mejillas arder y su corazón latir con tanta fuerza que le preocupó que Taren pudiera escucharlo. A través de la ropa pudo sentir el brazo del otro estudiante rosando contra su espalda, los músculos tensos que formaban su prisión pero que también despertaron mariposas frenéticas en su estómago.
—Intentar hacerme tonto fue tu primer error, no cometas un segundo.
El puñetazo de Colton no lo había asustado, pero el tono de Taren hizo que un escalofrío le recorriera el cuerpo. Había una razón por la cual nadie se atrevía a desobedecerlo, su voz demandaba sometimiento absoluto y su gélida mirada pertenecía a alguien que no dudaría en matar para conseguir su objetivo.
—Te- Te lo diré.
Ryvan sucumbió ante el miedo y una atracción inapropiada. Incluso después de que Taren bajó la navaja se sintió paralizado. Entonces, lentamente, puso su mano sobre su pecho. Su corazón latía tan rápido que las comisuras de sus labios se torcieron formando una ligera sonrisa. La manera de actuar del Cuervo había sido tan brusca y honesta, algo anómalo en la vida resguardada de Ryvan en la que todos competían por su simpatía.
—¿Entonces?
Taren se sentó en la cama como si nada hubiera pasado, la navaja desapareció. Con un gesto invitó a Ryvan a sentarse en la única silla en el cuarto.
—¿Quién te envió aquí?
Finalmente Ryvan se permitió relajarse un poco. Taren no parecía estar trás su familia o su dinero, solo quería información. Quizás el Cuervo lo confundió con alguien más o simplemente tenía curiosidad.
—Nadie me envió. Fue mi decisión venir aquí.
Una decisión de la que estaba orgulloso.
—¿Por qué?
Taren preguntó achicando sus ojos.
—No quería hacer todo lo que mis padres me dijieran. Quería tomar mis propias decisiones y vivir mi vida. Cuando pasaba por Fairlight siempre veía a los estudiantes allá afuera, viviendo sus ordinarias vidas felices así que decidí estudiar aquí.
—¿Eso es todo?
—Eso es todo.
Ryvan confirmó amargamente. Taren no pareció apreciar el esfuerzo que había hecho para convencer a sus padres.
—Quiero ser ordinario.
Después de su respuesta los músculos de Taren se relajaron y la tensión en el aire desapareció.
—¿Y tus padres son?
Ryvan se dio cuenta de que no se había presentado.
—Qué descortés de mi parte. Soy Ryvan Nightingale, heredero del Corporativo Nightingale. Estoy seguro de que debes haber escuchado de mi familia; somos dueños de múltiples negocios y propiedades tanto en Inglaterra como en el extranjero. Por cierto... —agregó con vacilación. — ¿Cómo supiste? ¿Realmente sobresalgo tanto?
—No mucho.
Taren respondió.
—Pero he lidiado con suficientes idiotas mimados como para saber cuándo estoy frente a uno. Algunos de ellos están muertos.
Ryvan tragó saliva. La voz del Cuervo no tenía un tono amenazador, habló como si simplemente estuviera relatando un hecho, lo cual era más perturbador.
—Una vida ordinaria, ¿eh?
Taren contempló como si sus últimas palabras no existieran.
—También me gustaría una de esas.
—Tú llamas más la atención que yo.
Ryvan se sintió orgulloso por su réplica. Por una vez era el ganador de su pelea verbal que sólo existía en su imaginación. Pero no pudo disfrutar la sensación victoriosa por mucho. Taren claramente no pensaba en él como un rival en un juego de palabras.
—Como sea. Colton y Leander estarán de regreso pronto así que mejor vete.
Ryvan apretó sus dientes, aunque estaba aliviado de poder irse a salvo, quería quedarse y hablar con él Cuervo por más tiempo. No había obtenido nada a cambio de revelar su secreto. Taren seguía siendo el mismo enigma que antes.
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