Se lanzó hacia atrás luego de casi caer en la orilla del peñasco del Sur, tuvo suerte de que sus guantes maltrechos lo protegieran cuando salto para sujetarse a otra roca erosionada. No era su imaginación, después de caminar por las orillas peligrosas de la montaña, logro confirmarlo; el reino flotante al que había estado sirviendo toda su vida, estaba cayendo...
Su nombre era Green, uno de los caballeros que salvo a su reino con anterioridad y también el escudo de la familia real. Se suponía que era la defensa de su gente, de su "portador", aquel que recibía el daño sin importar nada. Años atrás, cuando era un joven orgulloso de su deber, no dudo ni un momento en dar su vida por el príncipe al que servía, después de todo, ese era su destino... Sin embargo, las circunstancias los llevaron a enfrentarse y mientras que él sobrevivió, su príncipe... Él...
— Red — Green decidió que era mejor no pensar en eso, tenían problemas mucho más graves en ese momento.
El caballero rubio al que llamo se giró, mirándolo acercarse, estaba a un lado de otra persona, específicamente, una mujer de piel bronceada. Ambos eran integrantes de la misma campaña y habían quedado de encontrarse en la cima.
— ¿Es tan malo?—Preguntó Red. No era fácil aceptar lo que pasaba. Se suponía que ya habían cumplido su destino, salvado a la ahora reina de su captor y con ella a toda su gente, pero aun así, su reino seguía descendiendo al punto que podían observar las tierras de abajo.
— Lo es—Contestó Green dando un paso hacia atrás cuando bajo su bota un pedazo de tierra se deslavó ante sus ojos—A este paso, Colors Write caerá junto con todos nosotros—
-***
Siete años atrás, los tres había logrado salvar a su reino de la locura de su antiguo rey. Red, el más joven y líder, se había convertido en la espada oficial de la actual reina. Pink, la "chica extranjera" se había integrado como una de las consejeras y Green, después de haber fallado en su labor de proteger al príncipe se vio obligado a convertirse en el escudo de Red.
— Green— Red lo llamó esta vez, empezando su retorno al castillo.
El muchacho que lo llamaba, no solo era su líder, era su amigo desde niños y también la persona a la que debía su segunda vida. Era apenas dos dedos más bajo que él y también un par de años más joven. Tenía la apariencia de un guerrero ágil y fuerte, pero también una presencia que le gritaba a la gente "pueden confiar en mí". Definitivamente alguien a quien cualquier persona en peligro recurriría de ser necesario.
— ¿Cómo te fue en el pueblo?— Preguntó acercándose con un gesto amigable, a punto de poner una mano sobre sus hombros, pero Green suspiró, empezando su andar sin esperarlo.
No le importaba cuantos años tenían de conocerse, no terminaba de acostumbrarse a la conexión mágica que se había formado entre ellos.
— Bien, Red, como siempre... bien—Un monótono y familiar tono de enfado. Green, pese a su amabilidad y cordialidad naturales, solía enfardarse mucho con el rubio, aumentando de por sí, su ya poca cooperación para conversar en el último año.
— ¡Green!—Otra voz, enérgica y característica, un poco mordaz y autoritaria provenía de su compañera de cabello rosado — Es tu turno de cargar— dijo ella arrodajándole un enorme saco que contenía su última comida para el regreso, casi se sentía como un castigo por su desdén al rubio.
Green acepto sin quejarse, pero luciendo visiblemente menos intimidante que con su otro compañero. Ella era Pink, una mujer de las tierras bajas que se volvió su aliada de mayor confianza, una maga educada por el príncipe y un miembro vital de su equipo.
— Trata de no tomarlo personal — ella le dijo a Red cuando el otro avanzó lo suficiente para no escucharlos— Han sido...meses duros para todos— Intentó amortiguar sus palabras, sin embargo el que ella hubiera dicho "meses" y no "días" o "semanas" indicaba que la situación de su amigo no mejoraba ni un poco, de hecho, parecía empeorar.
— Pensé que solo necesitaba tiempo— dijo soltando un suspiro— haré lo posible para dejarle un descanso al llegar al reino y después, tal vez por fin pueda conversar con él—Pink le regalo una sonrisa condescendiente al escucharlo, sabía bien que era ese cuál era el tema que Green se empeñaba en evadir.
***
El castillo era una estructura de techos altos y piedras color hueso construida sobre un enorme lago que lo alejaba de todo lo demás. Era hermoso, sí, nadie lo negaría, pero, pese a todo su esplendor, la ausencia de personas, de servidumbre y de grandes maestros, lo convertía en el abismalmente vacío hogar de apenas una veintena de personas.
— Majestad— Red se arrodilló al llegar a la sala de la reina, cuyo lucernario iluminaba directamente al trono.
Una mujer estaba en él, era joven, con el cabello largo hasta los tobillos y plateado como la luna, con un vestido de seda que parecía levitar de lo suave y ligero que era.
— Lo siento, debo darle malas noticias— Anunció el caballero.
***
Green, mientras tanto, estaba parado enfrente de su viaja casa, pensativo. Era un caballero de renombre, la mano derecha de aquel que derroto al rey obscuro y uno de los salvadores del reino, pero, a diferencia de Red, él no tenía ninguna recompensa, no obtuvo nada más que una mención honorífica y un puesto que ya de nada le servían.
La gran aventura que vivió y que se suponía debía darle gloría solo lo hacían sentir vacío "sin propósito", pero no se quejó, no esperó algo más, se disponía a vivir conforme lo pedido, servir fielmente a su reino, convertirse en el guardián de Red y, por ende, de la reina Iris hasta que la vejez lo alcanzara, seguiría siendo amigo de Pink y quien sabe, tal vez algún día podría dejar de recordar un pasado que no fue.
Se obligó a entrar en su vieja casa, tosiendo al dar el primer paso por el polvo acumulado en los muebles de madera, todo estaba tal cual lo dejo, la mesa pequeña en la cocina, los sillones para cuatro en la sala y las habitaciones vacías que alguna vez pertenecieron a su familia.No tenía caso prestar atención a nada de eso, así que siguió derecho, ignorando la oscuridad del camino, quería aprovechar los días para descansar y pensar un poco, sin embargo, eso estaba lejos de suceder, otra vez de la nada, una marca quemaba la piel de su brazo derecho...
— ¡Agh!, ¿Por qué de nuevo?— Se quejó sintiendo a su brazo arder como si hubiera sido cortado por un material delgado como hoja.
No tenía mucho tiempo desde que eso comenzó a recibir ese tipo de dolor, pero empezaba a preocuparle, el único daño que debía recibir sin necesidad de aceptarlo era el de Red, pero allí estaba, sintiendo las heridas de otra persona, no tenía idea si estaba perdiendo el control sobre sus habilidades o si el cansancio del trabajo finalmente estaba acabando con él. Sus dos teorías fueron desechadas al instante cuando observo la herida colorearse de rojo.
Green se quitó las casi cuatro capas de ropa que llevaba encima, destapando su brazo en su totalidad para observarlo completamente, descubriendo sobre su piel un símbolo conocido, uno que lo hizo caer sentado a la cama.
— ¿Príncipe?...—
***
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